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Farándula

Luna Sofía Miranda: la stripper de Anora con alma cartagenera

El arte es autobiográfico, y funciona como columna vertebral para conectar la historia de Luna Miranda con el cine de Sean Baker.

Luna Sofía Miranda: la stripper de Anora con alma cartagenera

Mikey Madison y Luna Miranda (cabello rosado) en una de las escenas. // tomada de la película ANORa (2024): Sean Baker. A24.

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El arte, en cualquiera de sus expresiones es un acto autobiográfico, una necesidad de: crear, decir, confrontarse, confrontar, dejar en ella, aunque sea de manera confusa, un rastro de nuestra verdadera naturaleza. En simples o enredadas palabras; el arte dice de quien lo hace, más de lo que se pueda imaginar.

Sean Baker, director de cine independiente es el vivo ejemplo de inconformidad con el mundo. Empezó con las uñas, buscando historias en la calle. Eso sí, sin sacar partido de sus personajes al punto de victimizar o romantizar.

La tragedia americana la vuelve comedia, hablando sobre personajes que fácilmente cualquiera juzgaría, pero sin caer en el golpe bajo que causa reproches en algunos clips musicales de reguetón que rayan en lo sexista. “Tangerine”, una de sus cintas, grabada en 2015 con iPhones 5s, transcurre durante una navidad marginal, pero que a la vez nos saca carcajadas. Es la vida de dos trabajadoras sexuales transexuales en Los Ángeles. Lea: Sigue la polémica en intercambio de LCDLF: Yina Calderón ahora peleó con Adame

Otra de sus obras es “El Proyecto Florida”, que habla sobre la gentrificación y sigue la vida de una niña de seis años y su madre joven. Viven en un motel a las afueras de Disney World; un contraste brutal entre la inocencia infantil y la realidad que no son capaces de ver.

La apuesta más reciente de Baker es Anora, la historia de una estripper que arrasó en los Oscar 2025 llevándose cinco estatuillas; entre ellas, la de mejor película.

El “sueño americano” es un componente presente en las obras de Baker. Cómo este sueño le pasa por el lado a sus protagonistas sin tocarlo siquiera, resignándose a la vida que les tocó. Baker tiene maestría en encontrar talentos dentro de las locaciones, contratando a quienes conocen el lugar de los hechos.

“Mi entrada al cine fue casi un accidente. En 2022 estaba trabajando en un club de striptease en Brooklyn. Una noche me acerqué a una pareja para ofrecerles una sala privada y una botella de champaña y recibí comisión por eso. Ellos me dijeron que estaban investigando para un proyecto creativo. Yo, entrometida como soy, seguí preguntando hasta que me confesaron que estaban haciendo un casting para una película. Les dije que era actriz y así empezó todo”, contó Luna Miranda, actriz, stripper y trabajadora sexual a El Universal.

Su cotidianidad, y también su talento, la llevaron a interpretar a “Lulú” en la película Anora. De ascendencia venezolana e italiana, Luna nació en Nueva York en una familia de clase media. Su tío es el cineasta colombiano Vladimir Durán, y sus padres unos cinéfilos empedernidos que viajan de vez en cuando a Cartagena para disfrutar del FICCI. Pero Luna, a pesar de soñar con una carrera como escritora y directora, debido al alto costo de la universidad en Estados Unidos, decidió trabajar en las noches para financiar sus estudios, realidad que le permitió conectar con el personaje.

“Estudiar en este país es un lujo. La universidad puede costar más de 30 mil dólares al año, incluso si es pública. El trabajo sexual no fue algo que soñé de niña, pero fue lo que me permitió seguir adelante. Me mueve ese cine social que habla sobre la pobreza con una estética neorrealista, está en mi sangre, en mis referencias. Por eso no me resulta ajeno hablar de realidades duras, porque yo también las he vivido”.

El anonimato de un club vs. la alfombra roja de los Óscar

Cuenta que durante el rodaje se le permitió hacer improvisación, y que las escenas más divertidas fueron aquellas donde Lulú y Anora estaban afuera chismeando sobre los clientes.

“Mi escena favorita fue la de Año Nuevo. Filmamos toda la noche en una mansión lujosa frente al mar, un lugar tan alejado de mi vida en Brooklyn. Disfruté todo lo que pude, porque no se viven cosas todos los días. No siempre actúas en una película que luego gana cinco Óscar. Con Baker y Mikey Madison tuve química y mucha libertad creativa. Veía cómo grababan y pensaba “esta es mi historia”, es lo que pasa en mi trabajo a diario”.

Luna Miranda (vestido dorado) junto al elenco de ‘Anora’, reciben el premio de “mejor película” en Los Ángeles, California (EE.UU.) EFE
Luna Miranda (vestido dorado) junto al elenco de ‘Anora’, reciben el premio de “mejor película” en Los Ángeles, California (EE.UU.) EFE

Alma cartagenera

Durante su adolescencia, Luna visitó Cartagena y conserva recuerdos vívidos de Barú, Playa Blanca y la ciudad amurallada. También expresó solidaridad con las trabajadoras sexuales de la ciudad.

“Tengo familia en Cartagena, la última vez que la visité fue en mi adolescencia, también Santa Marta. Pero Cartagena fue mi lugar favorito. Comí ceviche y patacón. Aunque en ese entonces no era tan consciente, y no sabía que me dedicaría al trabajo sexual, hoy siento una gran solidaridad con quienes lo ejercen en Cartagena, porque tengo clientes hombres que van allá porque les sale más barato”, señaló la actríz.

Y agregó: “Muchos piensan que el trabajo sexual es explotador, pero puede ocurrir en cualquier otra profesión, hay empresas que explotan, todo depende de si tienes control sobre tu cuerpo y tu vida. Para mí, el verdadero problema es cuando hay alguien más quedándose con el 50% u 80% de tus ganancias. Ojalá las chicas en Cartagena pudieran cobrar lo que realmente vale su trabajo”.

Abrazar lo cotidiano

Luna sueña con contar historias sobre el trabajo sexual desde la perspectiva de quienes lo viven. No obstante, me contó que desde que grabó Anora, no ha tenido oportunidad de participar en otra película: “Hollywood sigue siendo un espacio muy excluyente. Yo soy latina, mujer y trabajadora sexual, y eso me pone en una posición difícil, pero no soy una víctima, sé que voy a llegar lejos”.

Actualmente abraza su cotidianidad. En su casa se la pasa en sudaderas de algodón y desmaquillada. Está obsesionada con los libros de Harry Potter, su telenovela favorita es “Yo soy Betty, la fea”, y trabaja cuatro días a la semana, pero cuando no está en el club, se dedica a entrenar el cuerpo, meditar y hacer yoga; “necesito tiempo para calmar mi sistema nervioso entre jornadas y restaurar mis energías, porque al estar con otra persona uno se carga”.

La charla finalizó cuando le pregunté: “¿quién eres cuando nadie te ve”, a lo que me respondió riéndose: “Una bola de estrés, soy neurótica. Pero, aún así, aquí estoy, contándote mi historia, una digna del cine independiente”.

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