Paola Betancur participó en el reality A otro nivel de Caracol Televisión, y gracias a su puesta en escena, logró reencontrarse con su familia biológica.
La cantante decidió compartir su historia de vida porque, tras sanar sus heridas, busca inspirar a otros y demostrar que es posible encontrarse y perdonar.
“Mi familia biológica me dejó en un hotel. La vida no es bonita para los niños que estamos en el bienestar”, relató entre lágrimas. Asegura que pasó por tres madres sustitutas, pero una en particular marcó su vida de manera negativa.
“Di con malas madres sustitutas. Perversas”, confesó. “A la última con la que estuve le gustaba atormentarnos con un cangrejo grande. Vaciaba la pileta del patio, nos metía junto al cangrejo y luego se ponía a hacer el almuerzo. Me preguntaba ‘¿tiene hambre?’ y me daba carne cruda”.
Entre sus revelaciones, también contó que la mujer llamaba a un hombre que se ponía una máscara para asustarlas. En ese momento, Tatiana Franco, conductora del pódcast Vos Podés, le preguntó si había sido abusada sexualmente en esa casa.
“Sí, por el señor de la máscara, con el consentimiento de esa señora porque ella lo permitía”, afirmó.
Siendo adulta, decidió buscar a la mujer que la maltrató y la encontró. Para Paola, no hay explicación de cómo alguien que fue tan cruel con ella en su infancia tenga fotos con referentes religiosos y se muestre como una persona buena.
A los seis años, fue adoptada y su vida cambió por completo. “Mi familia adoptiva es hermosa. El simple hecho de adoptar a un niño habla muy bien de ellos. No tengo que darles más flores, porque lo que hace una familia adoptante es brindarle amor y protección a alguien que no lo tiene”.
Describe su infancia con ellos como feliz, rodeada de hermanos, tíos, primos, paseos y viajes. “Somos una familia tradicional colombiana y muy unidos”, expresó.
El reencuentro con su hermana biológica
El proceso de sanación de Paola incluyó un plan para encontrar a su familia biológica. “Pensé que si llegaba a ser famosa o reconocida, los iba a encontrar”, dijo.
Cuando llegó la oportunidad de participar en el reality musical A otro nivel, Paola se presentó con unas palabras que cambiarían su vida:

“Soy Paola Betancur, tengo 28 años, canto desde niña y esta noche en especial se la quiero dedicar a esa niña que, siendo bebé, dejaron abandonada en un hotel de la galería de Buga. A los cinco años fui rescatada por mis padres adoptivos, pero a los 11 fui rescatada por la música. Ha sido mi sanación, mi salvación y mi vida entera”.
Quince días después, revisó Instagram y encontró un mensaje que sería el comienzo de otra historia: “Somos tu familia, por favor dame tu número”.
Tatiana Franco detuvo la conversación para darle paso a Camila, la hermana biológica de Paola. Antes de que Camila empezará el relato, la cantante reveló la frase que esta le dijo en el teléfono y que lo cambió todo: “La conclusión es que mi mamá la vendió”.
Pensé que si llegaba a ser famosa o reconocida, los iba a encontrar”.
Camila, por su parte, contó que estuvo presente el día del abandono de su hermana. “Años más tarde me enteré por boca de mi mamá que era a mí a quien iban a dejar abandonada en esa residencia. Nunca negó a Paola y siempre decía: ‘¿Qué será de la vida de Paula? Ojalá haya dado con buenas personas’”. Paula fue el nombre que le dieron al nacer.
Durante años, la buscó en Facebook sin éxito, hasta que un día vio su presentación en el reality. “Cuando me mostraron su perfil de Instagram, supe que era ella por sus manos y su forma de hablar”, dijo.
La verdad del abandono de Paola salió a la luz
“El momento más duro fue contarle a Paola que venía de una mamá drogadicta en condición de calle”, reveló Camila. Hasta la fecha, Paola no ha tenido un reencuentro con su madre biológica debido a las difíciles condiciones en las que ella vive.
Camila relató cómo fue el día del abandono. “Mi mamá tuvo muchas parejas y muchos hijos con diferentes hombres. Nacimos en Bogotá y, tras muchas vueltas, llegamos a Buga, a una residencia”.
Recordó que su madre les dijo: “Nos vamos”. Aunque tiene pocos recuerdos de su infancia, tiene claro que había épocas en las que su madre trabajaba en casas de familia y otras en las que se dedicaba a la mendicidad.
“Nunca fuimos realmente pobres. La cantidad de dinero que mi mamá recogía era impresionante, pero nunca había comida, ni ropa. Compraba una sola bolsa de leche y listo”.
El día del abandono, llegaron a la Basílica de Buga, pero en algún momento su madre regresó a la residencia con ellas. “Mi mamá habló con la dueña del lugar y, de repente, me dijo que soltara a Paola. Vi cómo las rejas se cerraron y ella quedó gritando ‘Mamá, no me dejes’”, narró con la voz entrecortada.
Su madre le ordenó: “No preguntes y no mires para atrás”, pero Camila miró. “La vi pegada a la reja, llorando”, recuerda.
Después de ese día, cada una vivió con el recuerdo marcado hasta que, por la determinación de Paola, lograron reencontrarse. Siempre habló de su hermana, pero no sabía por dónde comenzar la búsqueda. Gracias a las cámaras de A otro nivel, esta historia tuvo un nuevo desenlace.