Gabriel García Márquez es el escritor colombiano más querido del país y con su escritura conquistó corazones a nivel mundial. Ante el furor que ha causado la adaptación de su novela ‘Cien años de soledad’ en Netflix, los seguidores del escritor buscan conocer más detalles de la intimidad familiar que desafió los deseos del colombiano en contra de otro producto de la obra que conquistó el Nobel de Literatura.
Uno de los archivos más apetecidos por el público es el de Harry Ransom Center, con gran cantidad de fotografías que hacen memoria del hombre detrás del título de escritor. Lea: El Gabo humano, un loco caribeño

De la descendencia de Gabriel García Márquez con su esposa Mercedes Barcha, y herederos de lo hecho en vida por su padre, están Rodrigo y Gonzalo García Barcha, quienes han tomado caminos en el mundo editorial y cinematográfico, pero encargados de proteger el legado y nombre del autor de Cien años de soledad.
En esta ocasión, quien toma relevancia es Emilia García Elizondo, hija de Gonzalo y directora de Casa de la Literatura Gabriel García Márquez en México. Ella, además de ser actriz, ha dedicado su vida a hablar de su abuelo, a quien amó y ama profundamente. Uno de sus proyectos más recientes es ‘Gabo a 40 años del Nobel: El escritor sí tiene quien le escriba’. Lea: Aracataca: el pueblo de la eterna siesta
A través de publicaciones en el Instagram de ‘Casa de la Literatura Gabriel García Márquez’, Emilia revive no solo partes del escritor, sino vivencias muy personales de su abuelo, con sus nietos, con ella y con su hermano Mateo García Elizondo.
En la revista L’Beauté, Emilia habló de cómo eran Gabriel García Márquez y Mercedes Barcha en su papel de abuelos y aseguró que el escritor colombiano era “increíblemente amable”. Lea: Gabo en el boom de las cartas
“Mi abuelo Gabo, entre otras cosas, la amabilidad. Siempre fue increíblemente amable. El sentido del humor necesario para sobrepasar cualquier emoción negativa. Lo importante que son los amigos y disfrutar de la vida. Sin olvidar el valor de la fiesta, por supuesto. Mi abuela, Mercedes, dejó en mí demasiadas cosas por nombrar. Mi abuela fue un referente importantísimo en mi vida. Me enseñó la elegancia, la discreción, el sacrificio de su propia vida por los demás y la fortaleza. Además, me enseñó lo poderoso que es ser mujer”, contó la joven en entrevista con el medio.
Asimismo, reveló que, aunque a García Márquez no le gustaba el título de ‘abuelo’, era la definición de aquella palabra: “El que te consiente todo el día, te hace reír, te cuida, te lleva y te trae, te cuenta y nunca te regaña”. Lea: “Cuidado con ‘preguntas raras’ sobre el señor Gabriel”
Para muchos seguidores, la pregunta de cómo era Gabo en su intimidad, con su familia, es tema de conversación y debate, pero siguiendo con aquella definición que da la joven actriz, se puede decir que daba la vida por sus seres queridos.
“Una vez llegué a casa de mis abuelos llorando, no recuerdo por qué. Gabo y Mercedes estaban en una comida con mucha gente. Gabo me vio y se sentó conmigo en el sofá y me preguntó: ¿Qué necesitas para ser feliz? Lo que quieras, lo consigo", contó para L’Beauté. Lea: Nadia Celis, la autora que se atrevió a cuestionar una obra de Gabo
Gabo tuvo cinco nietos y Emilia es la encargada de administrar la casa del escritor en Ciudad de México, donde busca, con su trabajo, que sea un espacio que impulse la cultura y el desarrollo social.
En conversación con Centro Gabo, Emilia compartió que “Gabo y Mercedes hicieron un papel extraordinario para que en mi infancia ellos fueran simplemente mis abuelos. Luego, con la edad, fui enterándome de su relevancia cultural. Era muy ‘padre’ convivir con Gabo porque todas las historias que escribía y las ideas que tenía en la cabeza las compartía hasta en la hora de la comida. Siempre era una aventura impresionante escucharlo hablar. Siempre tenía mucho que decir e inventaba cuentos, algo que heredó mi papá”.
Emilia García Elizondo es nieta de Gabriel García Márquez y aunque es su propia persona, con sueños y aspiraciones, busca, incansablemente, proteger el legado cultural que dejó el escritor querido por todo el mundo.