Un grupo de investigadores ha hallado una mayor tendencia a creer noticias falsas y conspiraciones en personas que son o muy crédulas o excesivamente desconfiadas, según un estudio dirigido por investigadores del University College de Londres (Reino Unido). Se centró en un concepto denominado confianza epistémica, que es la capacidad de identificar con precisión a otras personas como dignas de confianza y, por tanto, de confiar en la información que transmiten, y que fue definido por otro investigador de psicología de este mismo centro académico, Peter Fonagy.
La alteración de la capacidad de confianza epistémica puede socavar el funcionamiento social saludable de una persona, que requiere de una comprobación y actualización rápidas y eficaces del conocimiento, y derivar en trastornos psicológicos. Lea: ¿Cuáles son los principales mitos acerca de las vacunas?
Los científicos de University College se han centrado en analizar cómo la vulnerabilidad generada por la alteración de la confianza epistémica puede afectar a la resiliencia psicológica de una persona, y, de forma más general, al adecuado funcionamiento de una sociedad. Así que, examinaron el papel de la confianza epistémica a la hora de reconocer las noticias falsas frente a temas de salud, y la susceptibilidad de las personas al pensamiento conspirativo.

Han medido dos tipos diferentes de perturbación de la confianza epistémica: la desconfianza, que implica la tendencia a rechazar o evitar cualquier información que se recibe, y la credulidad, en la que la información se recibe con una discriminación insuficiente, lo que hace que el receptor sea muy vulnerable a la desinformación. Estudiaron un total de 705 y 502 adultos residentes en el Reino Unido, en los dos estudios con informaciones referidas a las vacunas frente al covid. Lea: Desarrollan una vacuna eficaz para la próxima pandemia de coronavirus
Resultados de la investigación
Se reveló que las personas con un alto grado de credulidad diferencian poco o directamente no diferencian entre noticias falsas y reales, y son propensas a percibir bulos (noticia falsa divulgada con algún fin.) como si fueran ciertas. Por su parte, los investigadores han visto que las personas desconfiadas son más tendentes al pensamiento conspirativo y a dudar de todo, en este caso de la temática abordada: las vacunas.
“La alarmante propagación de noticias falsas y la quiebra de la confianza colectiva en las fuentes de información es uno de los problemas más alarmantes y urgentes de la salud pública mundial en la era digital”, han subrayado los autores en el artículo, y buscan trabajar en intervenciones más eficaces de salud pública que aborden directamente la desconfianza y la credulidad de las personas e intenten revertirlas.