En esta nueva generación donde la rutina y el estrés a menudo suelen dominar la vida diaria, un pequeño ejército de dulces querubines ha irrumpido en la vida de las jóvenes adultas como un fenómeno cautivador. Estos encantadores figurines con sus sonrisas traviesas y únicos diseños han trascendido más allá de un papel de meros juguetes para convertirse en símbolo de nostalgia, de compañía y un ‘must- have’ en las carteras de miles de mujeres alrededor del mundo.
Los ‘Sonny Angels’ son pequeños coleccionables de ángeles temáticos que nacieron en el año 2004. Su creador es el japonés Toru Soeya “Sonny”, quién inspirado en la ternura del personaje de la mayonesa ‘Kewpie’ creó a estos adorables bebés de 8 cm bajo el concepto de un “pequeño novio” que pudiera acompañar y consolar a las mujeres trabajadoras en sus 20′s que se encuentran lidiando con el estrés y la soledad de comenzar su adultez.

“Él siempre estará a tu lado para hacerte sonreír, ‘Sonny Angel’ nació para traernos un poco de felicidad a nuestras vidas, desde un rincón del cuarto hasta la exhibición más prominente, él ha entregado felicidad y sanación alrededor del mundo”, afirma la página oficial de la marca.
La promesa del producto es “He may bring you happiness” (en español, “Él podría traerte felicidad”), y realmente lo logran mediante una eficaz estrategia de marketing psicológico y emocional. Para las nuevas generaciones de jóvenes nativas digitales, que suelen sentirse abrumadas en su día a día, estos pequeños objetos representan un verdadero alivio emocional.
¿Por qué son tan irresistibles?
Los Sonny Angels se venden en un formato de “caja misteriosa”. Actualmente, existen cientos de series disponibles en más de 33 países, con temáticas variadas que incluyen animales salvajes, domésticos, comidas, flores, vegetales, dinosaurios e incluso figuras tradicionales de la cultura japonesa. La sorpresa es parte de su atractivo, ya que nunca se sabe con certeza cuál figura vendrá dentro de la caja.
La emoción es tal que ya existe una comunidad que disfruta del ‘Unboxing’ o ‘desempaque’ y el intercambio de estas figuras en redes sociales como TikTok e Instagram.

“Al igual que los ‘Beanie Babies’ en los 90′s, los ‘Sonny Angels’ se agotan rápido y como buen objeto de culto, algunos llegan a revenderse hasta por diez veces su valor original, este sentido de exclusividad alimenta más su atractivo”, cuenta Soad Marún, experta en Branding y Marketing Digital, fundadora de ‘Imparcial Agencia’.
La nostalgia en el neuromarketing
Desde el lado del neuromarketing, el doctor Adolfo Castilla Sánchez, especialista en psicología clínica y magíster en psicopatología clínica y forense, explica que estos muñequitos adorables, más allá de ser unos tiernos acompañantes, son un claro ejemplo de cómo en esta ciencia se llegan a tocar las fibras más profundas del consumidor, creando así una relación de estímulo y satisfacción inmediata que habitualmente activa los neurotransmisores del cerebro, segregando sustancias neuroquímicas como la dopamina, la serotonina y la oxitocina, que generan una sensación de placer y bienestar en el individuo; creándoles una adicción por mantener los efectos que el producto les ofrece.

El ‘Sonny Angel’ dentro de la vida de esta veinteañera que ya no es una niña sino una adulta, que se siente sola, desorientada y agobiada: “Se convierte en un recordatorio de esos días despreocupados de la infancia. Para muchos, estos juguetes son un ancla a esos momentos felices, una pequeña dosis de felicidad que les hace sentir que no todo es tan serio en la vida adulta”. Asimismo, “en generaciones como la ‘Z’ que aún están aprendiendo a manejar su dinero, este tipo de figuras coleccionables tan atractivas juegan con el vacío emocional que muchas sienten al despedirse de su niñez, llenándolo con compras impulsivas”, añade Marún.
Un infaltable accesorio
Los ‘Sonny Angels’, por todo esto y más, se han convertido también en unos de los accesorios de moda más deseados entre estas ‘pequeñas adultas’ que se mueven a través del inmenso universo de las redes sociales.

Estos ‘amiguitos’ que vienen en variados diseños y colores, además de añadir un toque de alegría a cualquier look, también permiten a las chicas más “modernas” conectar y pertenecer, haciéndolas sentir que están en tendencia, en otro mundo a parte del cotidiano y monótono, donde la creatividad y la autoexpresión las convierten en las protagonistas de sus propias historias. Con su innegable atractivo, estos adorables figurines coleccionables desde algún tiempo estallaron en popularidad en redes sociales, convirtiéndose en un verdadero ‘boom’ y en embajadores mundiales de la originalidad y alegría, sobre todo, en las mujeres de la Generación Z y las Millennials. Así, aprovechando este fenómeno, la marca ha lanzado diversas variaciones de productos como fundas para teléfonos, bolsos e incluso ‘charms’ o pequeños adornos para decorar la vestimenta, que toman mayor relevancia al ser utilizados por reconocidas celebridades e íconos de la moda como Rosalía, Victoria Beckham y Dua Lipa, representando el estilo de vida fashionista y ‘cool’ de la actual cultura pop.
Estos pequeños que traen felicidad son un fenómeno que llegó para quedarse y que, a medida que se expanden en el mercado con productos atractivos, incluso ganando la atención de las celebridades más famosas, son un perfecto ejemplo de cómo el neuromarketing puede apelar a las emociones más escondidas para transformar un simple objeto en un negocio millonario capaz de crear un fenómeno cultural que hoy en día reafirma el deseo de originalidad y autoexpresión de todas estas jóvenes exhaustas de la negatividad de sus entornos diarios.