A sus 32 años, Daniela Ospina ha aprendido tanto de la vida que no le queda de otra que agradecer por los momentos buenos y los no tan buenos. Con una empresa a sus espaldas, una hija fruto de su antigua relación con James Rodríguez, el nacimiento de su último hijo y un esposo que la adora y le ayuda a sacar lo mejor de sí misma, Daniela es hoy, como ella misma lo dice, una “mujer que se aplaude”.
Nació en Itaguí (Antioquia), hija de una pareja ejemplar y hermana de David Ospina, uno de los arqueros más queridos por los colombianos y quien le profesa un cariño especial de hermano mayor. En entrevista con El Universal, recordó los días de su infancia, en los que se recuerda alegre, jugando en la calle con los amigos del barrio y disfrutando una vida alejada de la tecnología: “Recuerdo una niñez muy linda llena de juegos en un barrio, con dos papás llenos de muchos valores”, expresa.
Por eso, cuando mira hacia el pasado, Daniela Ospina no solo se ve a sí misma, sino a quienes la sostuvieron y le dieron lo necesario para enfrentarse a la vida: sus papás. De ellos aprendió una lista larga de valores que trata de heredarles a su hija Salomé y a Lorenzo, su primer hijo varón que vino al mundo en noviembre del 2023. ‘Salo’, como le nombra cariñosamente, la hizo mamá a los 18 años, siendo aún joven, pero con la convicción de que el ser madre le cambiaría la vida para bien. Lea también: Salomé, hija de James Rodríguez, debutó como bailarina en televisión
La maternidad vino a darme mi toque final, tenía muy claro desde chiquita el deseo por ser mamá”.
Daniela Ospina.
“La maternidad vino a darme mi toque final, tenía muy claro desde chiquita el deseo por ser mamá”. Traer a Salomé al mundo, para Daniela, fue como potenciar cada una de las facetas en las que se desenvuelve diariamente como mujer, empresaria, esposa, hija y amiga, pero fue además el impulso que le dio para perseguir nuevos sueños e ir tras las cosas que le hacen sentirse feliz: “Es la motivación para dar el cien por ciento”, agrega.

En el 2019 tuvo que enfrentarse a una de las noticias más desgarradoras, la muerte de su padre, Hernán Ospina, a quien recuerda con total admiración y respeto. A pesar de que su partida la hizo atravesar un episodio doloroso, hoy en día se aferra a los recuerdos de un padre amoroso que sostuvo a una familia y que le regaló los mejores años de su vida.
“Hoy en día miro hacia atrás y asumo con felicidad todo lo que sucedió. No quiere decir que yo toda mi vida he sido feliz pero si he podido seguir buscando mi felicidad porque nunca he dicho como ‘Okey me resigno a esta situación’ no, yo sigo buscando todos los componentes que me lleven a lo más cercano de lo que para mí es la felicidad”, dice convencida.
Gaby me ha enseñado a tener amor propio y de cierta manera a darle valor y fuerza a Daniela”.
Daniela Ospina.
Su rol como madre lo vive desde la gratitud pero también desde la conciencia de saber que está educando a dos personas para el mañana, por eso trata de inculcar valores y enseñar desde la humanidad, entendiendo que todos somos diferentes y que cada uno vive circunstancias completamente distintas al otro. Lea también: Él es Gabriel Coronel, el nuevo novio de Daniela Ospina

Un amor que enseña
Daniela Ospina decidió darle un nuevo sí al amor de pareja al lado de Gabriel Coronel, un modelo y cantante venezolano al que conoció en Miami, ciudad en la que reside actualmente. Junto a él ha construido una familia de la que se siente muy agradecida, sobre todo porque ha logrado encontrar en cada uno el balance que necesitaba en su vida.
“Gaby me ha llevado a ser una Daniela más consciente. Normalmente iba pensando mucho en lo que sucedía alrededor pero me descuidaba a mí. Él me ha enseñado a tener amor propio y de cierta manera a darle valor y fuerza a Daniela”. A su lado ha encontrado un amor maduro con el que espera envejecer, no desde el ideal romántico tradicional sino desde la convicción de elegirse cada día con cariño y respeto: “Más que un sueño es la construcción diaria de levantarnos todos los días con el amor y la aceptación posible porque al final yo siento que el amor es eso, una construcción diaria de paciencia, de respeto, de todo un poco”.
Daniela sabe que su presente es el reflejo de las decisiones de su pasado, por eso agradece el haber decidido ser fiel a sí misma. “Creo que los momentos que no he sido tan feliz son los que me han llevado a lograr quién soy hoy, entonces cuando te das cuenta que al final tenía que pasar eso, claro en su momento dirías ‘¿por qué me pasó esto?, ¿por qué hice esto?’ pero ahora que ya uno tiene más madurez dice ‘había un propósito detrás de eso’”.

Vivir desde la humanidad
A pesar que desde afuera Daniela parece ser una mujer seria y de carácter, por dentro es una persona sensible que se acongoja por circunstancias difíciles que atraviesan otros, personas que ni siquiera conoce. Por eso cuando un seguidor le envía un mensaje diciéndole que la vio en la calle y que su trato no fue el mejor, se preocupa por hacerle entender que así no es ella. “Todos los días intento luchar por ser más humana, una mujer que sea capaz de ponerse en los zapatos de la otra persona”, confiesa que temas como el abuso y el maltrato infantil le quitan le sueño por las noches.
Con el paso de los años, la modelo y empresaria detrás de la marca de ropa deportiva Danfive, ha aprendido a aplaudirse a sí misma, a sus logros y luchas: “Siento que esto es importante, ser una mujer que se aplaude, creo que muchas veces en mi vida olvidé aplaudirme. Por eso creo que la Daniela en la que me he convertido es una mujer muy agradecida, una mujer que vive intensamente cada día”. Lea también: Daniela Ospina se tatúa en honor a su padre
Con esta convicción en mente, Daniela se declara una mujer fiel a sus ideales y a quién es como persona. “Uno de los problemas más grandes que tenemos -quizá por encajar- es que somos infieles a nosotros y eso es un grave error porque tú puedes engañar a los otros pero tú no te puedes engañar a ti mismo. Yo siempre digo, vamos a creer en nosotros y a ser lo menos infieles con nosotros mismos”, concluye con certeza.