Cuando el orgullo embriaga el alma es imposible ocultar las virtudes de la región en la que naces, porque son parte del ser, la identidad misma y ese es el sello diferenciador entre miles de millones de personas.
En el Caribe sobrevivimos desde el humor y vivimos para contarlo”.
Aída Bossa.
“El Caribe siempre ha estado conmigo y mis padres jugaron un papel fundamental para que yo me enamorara perdidamente de él, porque en mi casa lo que se escuchaba era folclor, boleros, salsa, porro y el acordeón”, expresa evocando los tiempos en los que su padre, bajista de la Niña Emilia, Lisandro Meza y de Los Soneros de Gamero, le enseñaba todo lo referente a su cultura musical, y añade que: “el sueño de representar nuestro folclor, nació antes de querer ser actriz”. Lea aquí: Lorna Cepeda, la cartagenera que revive a ‘La Peliteñida’ en ‘Betty, la fea’

Con el sonar de la tambora, Aída arrulla a todo aquel que la escucha, desde el colegio, en su siempre fantástica ciudad, hasta la fría Bogotá, donde nunca se ha sentido diferente, sino propia.
“Cuando estudiaba Arte Dramático decidí que mi proyecto de grado fuera un trabajo musical en el que lograra explicar cómo conecta la madre y su hijo a través del arrullo, que es un canto tan profundo”. Ese fue el primer paso para lo que años, muchos años después, en 2019, se gestará su primer trabajo discográfico que abandera el poder de la tradición del Caribe. Lea aquí: Catherine Ricaurte, la cartagenera que vende arte en las redes sociales
Su talento para darle vida a la ficción, absorbió el sueño de la música, pero esta siempre surgía en cada personaje que interpretó. Sin importar los ‘no’, ni los “tanganazos”, siguió trabajando por darle al canto y a su tambora la importancia que merecían en su vida. Fue allí donde llegó la Niña Emilia, el impulsó que necesitó para retomar el anhelo de su corazón, lo que le había enseñado su tierra.
“La Niña Emilia fue un personaje que me permitió renacer, volver a explorar mi voz y sumergirme en mi proyecto musical. Volver a cantar lo que me gusta que son los ritmos de mi región”, cuenta Aída. Lea aquí: TONADA: la agrupación que sueña con vivir del bullerengue
Al encarnar a la Niña Emilia no solo se reencontró con su arte musical sino con la herencia que le dejó su padre. Fue una producción de alegrías y sacrificios por lograr reencarnar a un personaje del Caribe, con una personalidad tan arrolladora como la de ella. Hasta el punto de perder su voz por hacer la de ella. Personificarla cada vez que se subía a la tarima. Ser Emilia más que Aída.
La música es vivencia y por eso nuestros cánticos son de gozo ante las tragedias y tristeza ante las victorias”.
Aída Bossa.
Aun cuando la vida parecía que la estaba adentrando más y más en el maravilloso mundo de la actuación que reina en su vida, entendió que la música es propia de todos los escenarios y que es algo que ha hecho durante toda su carrera. Lea aquí: ¡Que viva la cumbia de Adriana Lucía!
“Utilicé toda la experiencia que gané con la Niña Emilia para poner mi música a andar y a visibilizarla”. Por eso, como concursante en MasterChef Celebrity aprovechó cada día en la cocina más grande de Colombia para expresarse y enseñarle a los televidentes que en el país hay diversas formas de llamarle a los utensilios de cocina, a las preparaciones y a los alimentos. En este territorio la diversidad es riqueza pero es el factor común de lo que somos como nación.
“La música es vivencia y por eso nuestros cánticos son de gozo ante las tragedias y tristeza ante las victorias. En el Caribe sobrevivimos desde el humor y vivimos para contarlo”, expresa la enamorada del Caribe. Lea aquí: Daniel Lema, la voz detrás del éxito musical de Rigo
La gente del pueblo, para ella “La gente ´l pueblo”
“Lo que era un video íntimo y familiar terminó siendo un regalo de papa Dios, porque entendí que estaba representando lo que somos, nuestra auténtica forma de ser. Venimos del pueblo, la historia de todas las familias vienen del pueblo y llegaron a la ciudad para expandir el linaje”, comenta la cantadora del Caribe.
Para ella, no hay ninguna cultura que recuperar, sino una que hay que reconocer desde todos los lugares de Colombia y cada uno de los nacidos en el país. Por eso, aplaude a ese grupo de las nuevas generaciones que se ha encargado de buscar las herramientas para salvaguardar y reconocer la tradición a través de los diferentes canales que hay, desde los tradicionales hasta las nuevas tecnologías. Lea aquí: Yeison Landero, el heredero del rey de la cumbia
Fiel a sus raíces, Aída seguirá arrullando a quienes la escuchan, armando el desorden a través del bullerengue, la cumbia, lo tropical. Siendo Caribe por donde va, puesto que su hablar la delata y sus dichos llenan de risas los espacios por donde va. “Yo no impongo mi Caribe, vivo mi cultura y la multiculturalidad de mi hogar”.