Mayté, con tilde, es una mujer alegre. De lejos, quienes la observan, ven en ella una mujer apasionada, que es capaz de ponerlos a bailar a todos con el sonido de su gaita. Ella lo sabe y lo disfruta, porque en ese preciso momento en que toca el instrumento en la tarima, junto a Carlos Vives, está cumpliendo un sueño del cual nunca cree despertarse.
Mayté Montero nació en Cartagena de Indias. Como buena cartagenera, su voz es fuerte y dominante. No teme decir lo que piensa en voz alta ni reírse a carcajadas en medio de una entrevista. La música llegó a su vida en la época del colegio; aquellos años en los que las jovencitas de su edad tenían sus primeras citas amorosas, pero Mayté solo quería ensayar con la banda de músicos que se desintegró al poco tiempo de iniciada, porque los otros adolescentes estaban concentrados en otros asuntos. De esos años recuerda su paso por el Colegio Instituto Pedagógico del Caribe, lugar donde tuvo el primer encuentro con la música, a través de la banda de guerra en la que siempre tocaba algún instrumento de percusión.
Cuando le llegó el momento de elegir carrera universitaria, optó por Negocios Internacionales en la Universidad Jorge Tadeo Lozano Seccional Caribe. Sin embargo, como era de esperarse, Mayté saltaba las clases y se iba a los ensayos: “Lo primero hice fue preguntar si podía tocar en la universidad, me dijeron que sí pero que lo que hacía falta era gaiteros, así que toqué una gaita y a la primera me sonó bonito”. A partir de ese momento, Mayté no tuvo cabeza para otra cosa más que para la gaita, lo que tarde que temprano le pasó factura porque su padre se enteró de su ausencia en la universidad.

Preocupado por su hija, que no hacía sino hablar de música mientras estaba en casa, intentaba hacerla entrar en razón porque “él no podía concebir eso, porque ¿quién en la historia ha podido vivir dignamente de esto?” recordó. Lea aquí: Daniel Lema, la voz detrás del éxito musical de Rigo
No obstante, ni los consejos de un padre ni las voces externas detuvieron la pasión frenética de Mayté por la gaita y tan pronto se retiró de la carrera se acercó a la Casa de la Cultura con el genuino interés de seguir formándose y aprendiendo de música.
Definir la relación de Mayté con la gaita sería intentar esbozar con palabras lo que solo ella puede sentir con su corazón, pero sí se puede decir que el amor desmesurado que siente cuando el aire recorre el cuerpo de la gaita y se convierte en una melodía, es una cuestión que supera muchos otros amores.
Por eso empezó a asistir a fiestas y eventos en los que pudiera complacer a personas con su sonar a pesar de que esto no fuese bien visto en su casa. “Yo me aguantaba el regaño, me podían hacer todas las amenazas del mundo pero yo no iba a faltar a las personas que querían escucharme”, contó entre risas.

A pesar de que su papá y su madrastra le advertían las consecuencias que le traería el llegar a su casa a altas horas de la noche, Mayté, como la canción de Shakira, era ciega, sorda y muda. Y de esa manera se abrió la primera puerta. Lea aquí: Juan Cruz está cumpliendo el sueño de la pantalla grande
“Un día mientras yo estaba tocando en un lugar abierto con algunas personas, veo que hay un carro cerca, luego alguien baja una ventana y alcanzo a ver al Joe Arroyo”. El motivo de la visita del salsero se debía a que alguien conocido le había dicho ‘mira a la pelaita de allá, es Mayté’, lo que lo llevó a contactarla y a grabar por primera vez una canción con gaita. Conforme pasaron los años, Mayté fue madurando no solo su espíritu sino también su sonido, lo que la llevó a ser invitada a grabar un segundo disco con el compositor Pedro Pablo Peña en Barranquilla y luego con Totó La Momposina, a quien llegó también a través de una recomendación.
Luego de dos años de trabajar juntas, a Mayté le llegó la oportunidad de estar en la banda de Carlos Vives, quien se enamoró de su sonido, que engranaba muy bien con el proyecto musical del artista samario. Mayté sabía que ser mujer y gaitera no era una dualidad común en el medio pero eso poco le importó para lograr abrirse un camino y ser reconocida; sabe que algunos dudaban de su capacidad pero, de nuevo, poco le importó.

“Mira, en el caso del gremio gaitero, para ellos yo no soy la mejor gaitera, e incluso en la calle algunas personas me han dicho que daño el folclor, pero yo toco la gaita diferente para brindarle al mundo otro sonido”, sentenció. Eso que llama “diferente” y que se traduce en su propia esencia- la misma que le ha brindado a la música colombiana- es lo que ha llevado a completar 30 años de trabajo entre ensayos y giras al lado de Carlos Vives. Lea aquí: Gusi se fue ‘Monte adentro’ para entregar su nuevo álbum
De esta manera, la artista de ‘La Provincia’, la banda del artista, encontró no solo el sonido que la caracteriza sino que supo entregarle al mundo su talento convertido en música. Tanto así que el propio Carlos Vives incluyó la canción ‘Pa Mayté’, dentro del álbum ‘La tierra del olvido’. “Carlos es así, es muy especial y tiene siempre esos detalles con nosotros. A él le interesa que todo el mundo nos vea y nos reconozca”, contó al preguntarle qué significó para ella que un artista tan premiado le dedicase una canción.
Mayté resumió el éxito de más de tres décadas de carrera con la frase: “Yo me dediqué a ser feliz y la felicidad me llevó a esto”, porque a pesar de que algunos digan que su sonar irrumpe con el sonido tradicional del folclor, ella es la representación de la gaita ante el mundo.
No sé qué tiene Mayté…