Encontrarla nuevamente en los escenarios es un verdadero placer. Su creatividad sin límites vuelve a echar mano de esas situaciones cotidianas para hacerlas digeribles a partir de la gracia que la caracteriza y de esta manera de confrontar lo que puede estar incomodándole. La actriz y comediante Alejandra Azcárate tiene la habilidad para hacer magia frente al público y en esta oportunidad presenta “Lo que se permite, se repite”, su nuevo monólogo que, si bien empezó el año anterior, ahora se apresta a cautivar a los cartageneros.
Teniendo como base lo que en algún momento ha permitido y que luego se le ha repetido, la también periodista se remite a vivencias propias para expresar su punto de vista en esta presentación, donde también logra identificarse con otras personas.
“Este monólogo es un ejercicio muy reflexivo y confrontador que invita a replantearnos frente a diversos temas que tienen que ver con mi plano emocional; lo exteriorizo sarcásticamente divertido, que es mi sello y esencia, donde a través del bálsamo de la ironía, presento mucha realidad”, manifiesta. Lea aquí: Flavia Dos Santos enfrenta uno de sus mayores temores
Al crear “Lo que se permite, se repite”, Alejandra estuvo motivada por una introspección frente a circunstancias muy profundas y retadoras de su vida, que, al convertirse en obstáculos, decidió transformar en una manifestación artística. Advierte que en el formato se manejan experiencias personales, que son la base fundamental que le permite plantear la temática, sin embargo, su capacidad de observación es muy aguda y como actriz, procura poner sobre el escenario narrativas que generen una identificación colectiva.
La creación del monólogo se llevó a cabo el año anterior, y una vez estuvo listo, el estreno mereció una gira por Europa, presentándose en Madrid, Barcelona, Valencia, Berlín, Londres y París. Ese inicio dio paso a un recorrido amplio por Latinoamérica que incluyó Santo Domingo, Caracas, Buenos Aires y Santiago de Chile. Se puede afirmar que este proyecto se ha cumplido de afuera hacia adentro, toda vez que ahora terminará en Colombia las ciudades que aún no visita.
Acostumbrada a colmar icónicos escenarios, aún está en la recordación general la impecable rutina que la colombiana llevó a Viña del Mar, fue en 2018 cuando se propuso dominar al llamado “monstruo” y con su exitosa presentación se abrió camino en otros mercados.

Ante este triunfo, surge la inquietud sobre la conexión que logra con diversidad de públicos, que, si bien manejan un mismo idioma, la presentación podría no ser interpretada adecuadamente. “Al momento de escribir busco que el guion sea de una comprensión total, uso expresiones muy cotidianas y cuando me presento en otros países, no tengo que modificar más de dos o tres modismos muy puntuales, del resto, como mi temática gira en torno a la exploración humana, sobre todo en pareja, uno advierte que en esos ámbitos todos actuamos de manera similar sin importar el origen”, aclara. Lea aquí: La Chilindrina se hizo adulta y se prepara para decir adiós
Alejandra Azcárate es muy dedicada a sus proyectos, es productora y guionista de los mismos, y el tiempo que se toma va sustentado en presentar un producto de calidad. En la creación de “Lo que se permite, se repite”, afirma que experimentó una situación particular, toda vez que la escritura del guion se le dio en mes y medio, mientras que en el anterior tardó nueve meses. Lo anterior se atribuye al estado de vulnerabilidad y sensibilidad que para entonces estaba atravesando y al estar en ‘carne viva’, escribir fue el método para drenar y hacer catarsis frente a todo lo que sucedía. “Está escrito con mi corazón y mis vísceras”, afirma.
Con lo que llama una virtud heredada de su padre que es la adaptabilidad, ha sabido ser flexible y se acomoda a las situaciones y trata de buscar el mejor ángulo para abordar circunstancias. En la pandemia, obligada a estar encerrada, creó un formato virtual que hasta el momento no había explorado y de esta manera salió “La Azcárate a la orden”, pero cuando pasa esta contingencia, afirma, se vino un vendaval en su vida que la llevó directamente a este monólogo, muy distante de lo que había hecho.
Alejandra asegura que este proyecto está creado desde el punto de vista de la reflexión y es un punto interesante entre el humor y el cuestionamiento, es decir, más allá de que la gente se ría, está segura de que saldrán replanteándose muchas de las decisiones que ha tomado o ha dejado de hacer. “A mí me ha tocado aprender a reírme de las vicisitudes y las dificultades, entonces encontré en la risa un factor sanador, porque he entendido que toda crisis o herida tiene unas fases identificables; primero viene la negación, después la rabia, seguidamente una aceptación que también tiene resignación y por último se ríe, que es cuando se ha sanado, pienso que la risa es el hilo de sutura para cerrar dolores, por eso le doy valor a la risa”, agrega. Lea aquí: Goyo, la pantera que muestra su ‘tumbao’
La Azcárate mantiene los sentidos despiertos a la realidad y eso le favorece para desenvolverse con habilidades en diferentes espacios, bien sea la actuación en el teatro, la televisión, o en redes sociales, porque son terrenos dónde se siente cómoda para expresarse con libertad y eso lo convirtió en un oficio, de allí lo elevó a profesión y ésta es realmente su pasión.