Wet Leg es la banda de rock que más ruido hace en este 2022. Su disco homónimo es un éxito comercial y de crítica, las leyendas Iggy Pop y Dave Grohl se declararon fans del dúo de Wight. Su hit Chaise Longue fue un virus poderoso en Youtube en épocas de virus y pandemia. Reseña del disco y algo de la historia de las teddy girls.

Rhian Teasdale y Hester Chambers nacieron en la Isla de Wight, la más grande de Inglaterra, separada de esta por el estrecho de Solent. Se conocieron en la universidad local, ambas estudiaban artes y hacían música en proyectos distintos: Teasdale era solista a lo Regina Spektor, Chambers hacía la guitarra y la voz en Red Squirrel & Hester Chambers; ninguna logró el éxito deseado. Tenían que ganarse la vida, Rhian empezó a trabajar como vestuarista de televisión en Londres, Hester se quedó en la isla haciendo joyería artesanal, y no les iba mal. Llegó la pandemia del covid 19, y lo que para muchos fue una pesadilla para ellas la realización de sus sueños. Teasdale se mudó a la casa de su amiga y de allí salió el disco revelación de 2022, un cóctel del mejor rock de los 90 e inicios del 2000; una bomba de guitarras distorsionadas y viajeras, de voces armónicas y también burlonas; letras con humor, pero con un agudo fondo crítico.

Ellas tienen aire de mujeres sencillas, de vecinas que un día agarraron instrumentos para demostrar que son geniales, pero no se toman muy en serio; no nacieron en lugares privilegiados, les ha tocado trabajar con las manos. Nosotros sí debemos tomarlas en serio, lo que hacen no es tontería, es rock and roll de verdad; es notorio que conocen la tradición, que son melómanas enfermas. Su buen arte está soportado en el pasado, sus piernas en faldas de porristas cabalgan en hombros de gigantes, y qué gigantes los que han construido las canciones populares en Gran Bretaña y Norteamérica.
Empezaron a hacer música para divertirse, sin muchas pretensiones, convocaron al novio de Hester y otro par de compañeros de la escuela de arte. Compusieron Chaise Longue, hicieron un video casero y todo fue magia, la canción se viralizó en YouTube con su letra pícara y su coro y ritmo pegajosos. Lo mejor, la actitud de las chicas: la roca Teasdale con su mirada de entenderlo todo, de no tomarse nada en serio; la grácil Chambers con su timidez y su bailecito libre, sus saltos que nos ponen felices. Poco tiempo después firmaron con algunos de los mejores: Michael Hall les propuso ser su manager —conocido por ser el de la legendaria Manic Street Peachers—, el sello Domino les hizo una buena oferta para grabar el disco, Alan Moulder (U2, Depeche Mode) recibió la mezcla de Chaise Longue. El productor del álbum fue Dan Carey, uno de los hombres de moda en la escena. Wet Leg fue grabado en el primer semestre de 2021, los sencillos aparecieron de a poco y tuvieron mucho éxito; el disco, que fue lanzado en abril de este año, ha vendido más copias que los de estrellas pop como Ed Sheeran o leyendas rockeras como Jack White. Está en los más alto de las listas de ventas en Australia y Reino Unido, y entre los diez primeros en Alemania, Bélgica, Irlanda, Países Bajos y Nueva Zelanda.

De trabajos rutinarios pasaron a girar por Europa y Estados Unidos, lo que las sorprendió mucho, no es habitual para una banda que recién empieza. Pero es consecuencia de su talento, de su calidad, de su buen trabajo. En la época en que se ha anunciado tantas veces la muerte del rock, las chicas (chiques) de Wet Leg traen un viento fresco, nos muestran que el rock sigue vivo y bailando, que la rebeldía juvenil no fabricada sabe esperar; que ante tanta música hecha en computador siempre es necesario una buena dosis de guitarra, de batería, de voces genuinas; que músicos arriesgados se enfrenten al público con el virtuosismo (o el no virtuosismo) de sus cuerpos, sobre todo de sus dedos y caderas. Y el dúo femenino y feminista tiene lo necesario, también el bajista Michael Champion, el tecladista John MacMullen, y el enérgico baterista Henry Holmes. El sonido de la banda recuerda a muchos de los mejores: Blur, Elástica, Dinosaur Jr., The Breeders, Sleater Kinney, The Strokes. Y su estilo es heredero del punk y el post punk, del Spoken word (algo muy inglés), del humor, la parodia, y el ingenio en las letras, la cercanía con la literatura. Y claro, la música sencilla y directa, sin rodeos, una crudeza que nos pone a saltar y bailar, que nos alegra la vida.
Y es que el neoliberalismo —e Inglaterra es alma y nervio de este sistema económico— nos exige ser exitosos, entrar a la competencia laboral con fiereza, pero claro, no hay espacio para todos. Y la autoexigencia termina generando depresión, ganas de estar todo el día en un viejo sofá. «On the chaise longue (tumbona), on the chaise longue, on the chaise longue, all day long, on the chaise longue», dice el coro pegadizo; la letra también hace juegos de palabras, dobles sentidos. En mi opinión, las otras canciones destacadas del disco son Angelica, Wet Dream, Supermarket, Too Late Now, aunque todas tienen lo suyo. El punto más bajo para mí es Convincing, la única en la que Chambers es cantante principal, desafortunado porque tiene una gran voz, que en las otras canciones es un gran complemento de la de Teasdale. El britpop (además de bandas mencionadas, también son muy lúdicas como Pulp o Supergrass), el surf rock, la atmósfera post punk, son los ritmos y estéticas que caracterizan el álbum. Para mí lo más original de la banda (y cómo cuesta que una tenga mínimos de originalidad en esta época), es el humor en las letras y música, es el espíritu divertidísimo de su excelente obra.
Algunas perlas de las letras: «Intenté meditar pero solo me consigo medicar / dame otra bebida, no quiero tener que pensar», dice en Being Love, la canción que abre el disco. Y es que la meditación oriental o pseudoriental, la nueva era, la autosuperación, han sido el complemento “místico” del sistema capitalista neoliberal, apuntalan el individualismo. «No necesito que ninguna app me diga que luzco como una mierda / si estoy gorda o delgada (...) Solo necesito un baño de espuma para ponerme a tono», dice en Too Late Now, la canciosota que cierra el disco. En él hay constantes críticas al machismo, cómo no, también a la adicción al teléfono, y al cansancio en general de la generación de los diagnósticos psiquiátricos: la ansiedad, la depresión, la bipolaridad y demás “enfermedades”, y la lluvia de pastillas para contenerlas. «Voy a conducir mi carro hasta el océano, voy a conducir al centro mientras me veo bastante ordinaria / Ahora es demasiado tarde, perdí el camino de alguna forma/ estoy tipo, oh dios mío, el mundo es bastante desgarrador ... solo necesito un baño de burbujas para ponerme en un camino superior». Con esto termina el álbum, una invitación a la libertad, a no vivir del qué dirán, a encontrar felicidad en el amor cotidiano y los pequeños placeres. Las Wet Leg también se burlan de la búsqueda de éxito de las bandas, de lo engañoso de la fama.
Música alegre con letras melancólicas, pero también divertidas, hay buenos contrastes en Wet Leg, que la hacen una banda poderosa, y qué bien suenan en vivo. Ojalá lo de ellas no sea una moda pasajera, que no sean otra banda más con un par de hits que terminan olvidadas, en la marea de tantos grupos, de Spotify Y Youtube. Las “Riot Girls” de la Isla de Wight nos muestran que el rock está muy vivo, que es eterno como los mejores monstruos, que no lo matará fácil la industria basura. Yo espero que Wet Leg siga siendo un gran exponente del gran arte de finales del siglo XX, espero seguir viendo los rostros burlones de Chambers y Teasdale, y escuchando el poder de sus voces y guitarras.
*Juan Sebastián Lozano es periodista y escritor colombiano. Sus textos han aparecido en Cáñamo, Bacánika, Cartel Urbano, Contexto Media, entre otros. Su libro de cuentos “La vida sin dioses” fue publicado en 2021 por Calixta Editores.