Pianista, arreglista, productor, compositor, pero ante todo el ser humano transparente que supo ganarse el cariño de sus colegas, amigos y cartageneros, ese era Víctor “El Nene” Del Real, quien hace un año partió víctima del Covid-19, y que hoy, a manera de homenaje, muchos recuerdan experiencias vividas junto a él.
La temprana partida del músico ha dejado un vacío difícil de llenar en su familia. Como bien dicen su esposa e hijos, “la casa giraba en torno a él”, y cada espacio guarda recuerdos, nostalgia y necesidades que sólo se cubrían con su presencia.
Al charlar con los Del Real Barreto, es muy común pasar del llanto a las risas, se le extraña mucho, pero también hay espacio para anécdotas que demuestran su amor desmedido por la familia, lo que cada uno de ellos representó en su vida y la manera como los involucró en la música.
Para Lili, su esposa, hubo composiciones, Katia y Lili, sus hijas, si bien él prefirió mantenerlas alejadas de escenarios y la noche, propia de los músicos, les enseñó esos pormenores propios de una producción, tanto, que saben como cualquier profesional del oficio; y Cristian, su niño genio, fue esa fuente permanente de talento que él se encargó de pulir y después soltar para que entrara a su propio mundo.
Todo lo que ellos guardan en su corazón, se respalda con el aprecio de particulares, a quienes muchas veces anónimamente “El Nene” ayudaba, y lo primero que llega a la mente es una situación acaecida con la instalación errónea de un electrodoméstico que alteró la garantía del mismo. El técnico especializado les comentó la anomalía y cuando se disponía a informar a la empresa, por casualidad vio un video que proyectaban para unos familiares, su reacción fue llorar y comentarle a los presentes que una noche en medio de una vía, fue recogido por Víctor, quien sin conocerlo lo llevó hasta la puerta de su casa, algo que jamás olvidará.
Como esa historia, muchas semejantes llegaron a oídos de la familia y que eran desconocidas para ellos, toda vez que “El Nene” siempre aplicó el versículo del evangelio de San Mateo “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”, y así fue hasta sus últimos días.
Desprendido con sus cosas, a más de una persona llegaron a ver ataviada con su ropa, y su respuesta era que Dios le había dado tanto, que podía compartir. Ahora ha llegado gente a buscar lo que les prometió.

El vacío
“El Nene” fue el mejor cómplice que pudieron encontrar sus hijos. Desde hace un tiempo Lili y Katia compartían más con él por estar en la ciudad, a diario iban a visitar la casa paterna y las nietas el mejor pretexto para tener la casa como en los tiempos en que se estrenaba como padre.
Cristian afirma que el impulso musical que recibía de su padre, le reafirma su ausencia. Las charlas eran constantes y los consejos de un experimentado músico se hacían cada vez más necesarios cuando de avanzar se trataba.
Desde hace un año no se ha vuelto a presentar, la música ha tenido un alto de su parte y sólo se limita a las cátedras que dicta en Bogotá. Retomar la rutina no ha sido total, tampoco fácil y con respecto a la Orquesta, la familia no está al frente, aunque sí han hecho dos presentaciones bajo la guía de Emiliano, un familiar de Víctor.
Lili, su hija, estuvo todo el tiempo con él durante su estancia hospitalaria, y fue quien se encargó de mantenerlo en contacto con los más allegados, allí recibió recomendaciones que hoy pone en práctica y guarda con celo las notas que su papá le hacía para peticiones diarias.
Por su parte Katia extraña la llamada diaria, que se acostumbró a recibir de “El Nene” desde el teléfono fijo de su residencia. Era ese contacto diario entre padre e hija que le daba confianza y que ahora le resulta triste al advertir que el teléfono no ha vuelto a sonar, nadie tiene ese número.
Fueron 45 años de matrimonio indica su esposa, quien ostenta con orgullo las letras más bellas que le pudo dedicar. “Esposa y amante”, es una composición que le dedicó cuando estaba a punto de nacer Cristian y como esa, muchas otras.
Miles de anécdotas rodean una reunión familiar, todas divertidas, llenas de esa facilidad para comunicarse que tenía Víctor, aunque también lo sabían tímido y muy humilde con su trabajo, al punto que no era capaz de pedirle a quien hacía las mezclas de las canciones, que le subiera un poco más el volumen a su piano, siempre lo recomendaba alguno de sus hijos si lo acompañaba en el proceso.
Las canciones
Cartagena y Colombia recibieron un legado importante con la música que Víctor “El Nene” Del Real creó a lo largo de su vida. Ese chico de las faldas de La Popa fue el prodigioso acompañante de otros artistas y hoy, en piezas que se convirtieron en clásicos está su sello indeleble.
Cristian afirma que de las canciones que más le gustan de su papá, está “El ventanal”, sin embargo en Bogotá suenan mucho las de Joe Arroyo y eso lo remonta a lo vivido en su infancia, una de ellas es “Noche de arreboles”.
Su esposa afirma que todas son sus preferidas, “El Nene” hacía los arreglos en la cama, con ella durmiendo a su lado, entonces las conocía desde antes que cualquier persona. Lili, su hija, ya no escucha a menudo la música, aún no tiene el valor, aunque todas las mañanas escuchando la emisora camino a su trabajo, encuentra “Dale gracias a Dios” y siente la presencia de su papá.
Ellos saben exactamente en qué acordes está la música o voz de su padre y uno de esos temas es “Tal para cual”, el sentimiento se apodera de su corazón, recuerdos que les llevan al amor inagotable de Víctor “El Nene” Del Real por su familia y su música.
Los homenajes
Luego de su partida, algunos lugares de la ciudad han creado espacios con su nombre para homenajearlo, uno de ellos es “La tertulia de Getsemaní”, donde actuó por última vez en los primeros días de abril de 2021, creó “El ventanal del Nene”, una tarima que honra su trabajo musical.
De la misma forma, el restaurante “Vieja Guardia” ha dedicado uno de los platos más cartageneros del menú a este insigne artista, y no se quedan cortos, porque si la música se tradujera en comida, así sería la propuesta de “El Nene”.

