A las 8 de la noche de mañana en el Centro de Convenciones Cartagena de Indias (CCCI), la bellísima Isabel Cristina Estrada y la talentosa Jacqueline Henríquez, serán las encargadas de transportar a los cartageneros al caos de una oficina tradicional.
‘Se le tiene pero se le demora’, es una mordaz comedia escrita por Adriana Romero, producida por Rodrigo Candamil y dirigida por Rafael Sánchez, que aborda las complicaciones, papeleos, y “tejemanejes” de una dependencia pública.
Las escenas ocurren en la Oficina de Asuntos Pendientes del Estado donde trabaja Delfina Colmenares (Henríquez), funcionaria que a punta de favores y “palancas” ha logrado mantenerse en su puesto por treinta años, y cuya máxima aspiración es pensionarse para disfrutar del descanso y la recompensa de tantos años de trabajo.
Sin embargo, la tranquilidad de este lugar se altera el día que nombran a ‘Pili’ (Estrada), una hermosa abogada recién graduada que gracias a sus encantos ha logrado escalar rápidamente, para hacerle compañía a Delfina.
Este encuentro tiene lugar con un ambiente de tango y reggaeton, géneros que proyectan cada una de las personalidades de este par de mujeres que descubren un mapamundi de éxitos y fracasos.
Entre celos, papeleos, tires y aflojes, cada una le dará lecciones a su compañera sobre lo que cree ser maestra, la una en el campo de la burocracia y la otra en el arte de la seducción.
Burocracia
Es entonces una mezcla de gracia, burocracia y seducción.
La obra es la más solicitada por las empresas, sobre todo ahora que el Gobierno Nacional impulsa la Ley Antitrámites, para recrear y mostrar a los empleados de forma divertida lo que en muchos casos suele suceder al interior de las entidades y cómo con un poco de conciencia se puede mejorar.
Llega tras una larga y exitosa temporada en Bogotá, y después de presentaciones muy concurridas y aplaudidas en diferentes ciudades del país y del exterior.
Ambas actrices principales enseñan el verdadero significado de la famosa frase nacional: “se le tiene pero se le demora”.
El que está convencido que vive en un país de trámites donde desde pedir una autenticación hasta comprar un par de minutos de celular en la calle puede tomar una eternidad, no se puede perder la oportunidad de reír a carcajadas sin tener que tomar un turno para pasar un buen rato y no morir en el intento.
