El cáncer de mama se ha convertido en el enemigo impredecible de todas las mujeres: llega a cualquier edad (a partir de la pubertad), en pacientes que no tienen factores de riesgo ni antecedentes familiares y de cualquier parte del mundo, pues es el tipo principal de cáncer en el género femenino, en 157 de los 185 países del mundo, de acuerdo con la OMS.
Se estima que el cáncer de seno representa el 12,5% de todos los casos nuevos de cáncer cada año a nivel mundial, lo que lo convierte en la enfermedad de este tipo de mayor incidencia, según reseña la organización Breast Cancer. Solo en 2022 se presentaron 2,3 millones de casos de cáncer de mama y 670 mil muertes por este mismo diagnóstico.
En Colombia, se reportaron 9.716 casos nuevos de cáncer de seno entre enero de 2022 y el mismo mes de 2023, siendo el más frecuente entre 11 tipos de cáncer, de acuerdo con las cifras de la Cuenta de Alto Costo.
¿Qué podemos hacer frente a estas cifras críticas? Los hábitos de vida saludables, la prevención y el seguimiento a través de exámenes de control continúan siendo las recomendaciones para el diagnóstico temprano de la enfermedad y su caracterización para elaborar un protocolo de tratamiento efectivo, personalizado para cada paciente, toda vez que aún no hay forma de prevenirla. Lea también: Tócate los senos: cuatro pasos para lograr un autoexamen eficiente.
Estos son los exámenes claves en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama.
Mamografía
El chequeo con la mamografía es considerado en la comunidad médica como determinante para identificar a tiempo masas sospechosas en los senos, porque en este se pueden identificar calcificaciones y tumores antes de que sean palpables.
Este examen está indicado una vez al año para mujeres entre los 45 y 54 años y cada dos años para aquellas mayores de 55 años, según recomienda la Sociedad Americana contra el Cáncer.
Vale la pena destacar que las pacientes con cualquier indicador de alerta, deben hacerse este examen de rayos X cada año para hacer seguimiento.
Ecografía mamaria
Consiste en un examen de imagen por ultrasonido y suele complementar a la mamografía, especialmente cuando hay cambios en los senos que no se alcanzan a identificar en este primer examen, diferenciando entre quistes llenos de líquido y masas sólidas. Le puede interesar: Las famosas que le han ganado la batalla al cáncer de seno.
También está indicada para mujeres menores de 40 años que presentan cambios o molestias en los senos, como primer paso en el diagnóstico de patologías en los senos y, en ocasiones, se usa como instrumento para ubicar masas al realizar biopsias.
Biopsia
Se trata de un procedimiento en el que se extrae tejido de la masa sospechosa, que previamente se visualizó en una mamografía o ecografía. Por lo general, se realiza mediante una aguja tru-cut (aguja gruesa) en los casos sospechosos de cáncer de seno, para analizar en el laboratorio. Luego del análisis patológico de la muestra, el informe indicará si hay células cancerosas y, si es afirmativo, qué tipo de cáncer es.
Resonancia magnética de mamas
Es un examen en el que se toman imágenes detalladas al interior del seno para identificar que tan extendido está el cáncer o si está presente en la otra mama, en caso de que el diagnóstico ya esté comprobado mediante la biopsia. También se usa para complementar la mamografía, particularmente en mujeres que tienen un alto riesgo de padecer esta enfermedad por antecedentes familiares y presenten cambios en el tejido mamario.
Inmunohistoquímica
Es una análisis que se realiza sobre tejido, por lo general, de la misma muestra obtenida para la biopsia y define si el tumor tiene, en su superficie, receptores de las hormonal estrógeno y progesterona, y si hay presencia del gen oncológico HER2 que favorece el avance de la enfermedad. Con estos datos se evalúa el pronóstico de la paciente, información que es vital para orientar el tratamiento que recibirá la paciente.
Análisis FISH
También se lleva a cabo en el tejido obtenido en la biopsia o luego de una cirugía y su objetivo es analizar a profundidad si el tumor tiene una amplificación o sobreexpresión del gen HER2, que produce una proteína que favorece la rápida proliferación de las células malignas, lo que se traduciría en un tipo de cáncer más agresivo y por ende, requiere de cierto protocolo para tratarlo.
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