Colombia tiene 52 millones de habitantes y cerca de un millón de personas padecen de insuficiencia cardíaca, un 5% de esta población no mejora con medicamentos ni tratamientos y un 2% requiere de un trasplante, según estudios realizados por la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.
De acuerdo con la Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista, Colombia es uno de los países líderes en investigaciones cardíacas, pero las leyes que regulan los trasplantes de órganos, específicamente, de corazón, son muy ambiguas y no atiende a las necesidades de los casos que se presentan en el país.
Así, los pacientes que requieren de trasplantes se enfrentan a esperas eternas generadas por la insuficiencia de donantes que los ayuden a salir adelante con su vida, con el impacto físico y sicológico que esto implica. También te podría interesar: Salud mental y edad: así se relacionan.
La cifra de trasplantes de corazón exitosos en Colombia es de tan solo 214 casos en 17 años de trabajo, de acuerdo con datos de la Fundación Cardiovascular de Colombia, lo que marca un panorama poco alentador para todo aquel que necesita de este procedimiento.
En medio de la desesperación y ante el riesgo de perder la vida, algunos pacientes consideran como única solución el mercado ilegal o tráfico de órganos, un negocio que cada día crece en las sombras.
El tráfico de órganos
Aunque oficialmente no se ha demostrado la existencia del tráfico de órganos en Colombia, es común que los Gobiernos ignoren u omitan la situación para evitar el rechazo internacional, pero en el pensamiento colectivo se mantiene muy presente, llegando al punto de hablar del tema sin limitaciones a través de redes sociales, e incluso, de dar testimonios de personas que han recurrido al mismo, sea para generar dinero o para salvar sus vidas rápidamente.
Detrás del trasplante
Al trasplantar un corazón, los pacientes no solo deben enfrentarse a las consecuencias físicas de la intervención, como inmunodeficiencia, dolores de pecho, posibles infecciones, hemorragias internas y coágulos de sangre, sino que experimentan dificultades psicológicas asociadas a las emociones, amor, vitalidad, alma y rasgos de personalidad.
Teniendo en cuenta que estos aspectos son poco difundidos, la decisión de acceder a medidas desesperadas como los trasplantes ilegales sin tener en cuenta los riesgos que esto conlleva, arriesga a los pacientes a cirugías sin las medidas sanitarias y hospitalarias adecuadas y a problemas psicológicos con graves consecuencias que pueden llevar, incluso, a la muerte.
Lo que dice la norma ante el trafico de órganos
Aunque en Colombia no se ha comprobado la existencia del trafico de órganos, se expidió la Ley 919 del 2004, la cual prohibe la venta de órganos o “cualquier forma de compensación en dinero o en especie por los componentes anatómicos”.
Además, recalca que “quien done o suministre un órgano tejido o fluido corporal deberá hacerlo a título gratuito, sin recibir ningún tipo de remuneración por el componente anatómico’’ y, en caso de presentarse y/o descubrirse negocios de venta o trafico de órganos en Colombia, los implicados podrán ser condenados a una pena de entre tres a seis años de cárcel.
El tráfico de órganos es una problemática que se mantiene en las sombras y, al presentarse casos de trasplantes de corazón ilegales, se pueden ocasionar riesgos a la salud de los pacientes, por lo tanto, no es recomendable realizar este tipo de procedimientos. Lee también: El estrés y otros 5 factores que lo exponen ante las cardiopatías.