De acuerdo con la Asociación Americana de Musicoterapia (AMTA), esta disciplina se distingue por el uso clínico, y basado en evidencia, de intervenciones musicales para lograr objetivos individualizados dentro de una relación terapéutica por parte de un profesional acreditado que ha completado un programa de musicoterapia aprobado.
Si bien los beneficios de la música son reconocidos para contribuir a la relajación o a la motivación, este tipo de terapias buscan ofrecer un alivio más profundo y duradero en pacientes con condiciones mentales determinadas, que no encuentran soluciones con tratamientos convencionales.
Antecedentes
De acuerdo con AMTA, la idea de la música como una herramienta curativa que podría beneficiar la salud y el comportamiento de los seres humanos se remonta a los escritos antiguos de Aristóteles y Platón.
Sin embargo, la disciplina, tal como la concebimos actualmente, se desarrolló luego de la Primera y Segunda Guerra Mundial, cuando músicos aficionados y profesionales acudían a los hospitales a diario para tocar sus instrumentos en beneficio de los miles de soldados que padecían diversos traumas, físicos y emocionales, por cuenta de los conflictos bélicos. Le puede interesar: 7 efectos positivos que provoca la música en el cerebro.
Ante los beneficios que encontraron los profesionales médicos, quienes observaron de primera mano las respuestas emocionales, e incluso físicas, positivas de la música en los pacientes, se decidió contratar oficialmente a los intérpretes, quienes más adelante recibirían un entrenamiento especial para acceder a las instalaciones, dando así inicio a un plan de estudios enfocado en este tipo de terapias.
El primer programa de grado en musicoterapia del mundo es el de la Universidad Estatal de Michigan, fundado en 1944.
Asesoría experta
Por medio de respuestas musicales, los musicoterapeutas evalúan, entre otras cosas, el bienestar emocional y la salud física, así como las habilidades de comunicación y cognitivas de los pacientes.
Teniendo esto en cuenta, los especialistas diseñan sesiones de música, tanto individuales, como colectivas, dirigidas a satisfacer las necesidades de los usuarios mediante técnicas de improvisación musical, la escucha receptiva de música, escritura de canciones, discusión de las letras, entre otras actividades de interpretación musical y aprendizaje que facilitan un tratamiento interdisciplinario.
Este tipo de terapias se puede ofrecer tanto en hospitales psiquiátricos y centros de rehabilitación, como de manera ambulatoria en centros de tratamiento públicos o privados. Lea también: Hábitos claves para prevenir la ansiedad y la depresión.
Beneficiarios
Entre los pacientes a quienes este tipo de tratamientos ha servido mejor, se destacan niños, adolescentes, adultos y adultos mayores con dificultades de desarrollo y aprendizaje, Alzheimer y otras afecciones vinculadas con el envejecimiento, problemas de abuso de sustancias, lesiones cerebrales, discapacidades físicas y dolor agudo y crónico, incluidas las madres en trabajo de parto.
Tipos de música
Al no tratarse de una ciencia exacta y que trabaja de la mano con las emociones de las personas, tanto el género como el tipo de instrumento deben ser adaptados a cada uno de los pacientes o grupos, luego de un acercamiento exploratorio con el profesional, por lo que no se puede decir que hay un tipo de música específico o preferido.
Según AMTA, aunque todos los estilos de música tienen el potencial de ser útiles para efectuar cambios en la vida de un paciente, el musicoterapeuta debe tener en cuenta las preferencias del individuo, las circunstancias y la necesidad de tratamiento, así como las metas establecidas.
Mitos
Entre los conceptos equivocados alrededor de este tipo de terapias, algunos de los que sobresalen tienen que ver con que el paciente supuestamente debe tener alguna habilidad musical para obtener beneficios, o que existe un estilo particular de música que es más terapéutico que los otros, algo que es completamente falso.