Con programas que atienden las necesidades de las diferentes etapas del ser humano, la Fundación Puerto de Cartagena ha beneficiado a más de 59 mil ciudadanos de los barrios Ceballos, San Isidro, Nuevo Oriente, El Zapatero, Urbanización Santa Clara, Albornoz y el sector Las Colonias, en Manga, desde su creación en 2005.
La formación musical es uno de sus programas más importantes, pues en la organización creen en la transformación social a través de la música.
Ejemplo de ello es Helen Olier Guerrero, una joven del barrio El Zapatero, que a los 9 años inició su camino en la música en el Centro de Formación Orquestal Puerto Azul de la Fundación Puerto de Cartagena.
Helen cuenta que comenzó tocando la flauta dulce. “Viajé por primera vez a Bogotá gracias a la fundación. Nos presentamos en Corferias y nos llevaron a varios parques de atracciones. Fue una experiencia única, nunca antes había salido de mi ciudad y mi comunidad de El Zapatero es muy pequeña. En ese momento me di cuenta que a través de la música podría lograr grandes cosas.
Y así fue. A los 14 años comenzó a tocar el violín y al graduarse del colegio se propuso estudiar música, decisión que fue apoyada por la fundación que financió toda su carrera.
“No me ofrecieron alimentos, sino conocimiento que me es útil para conseguir el pan durante toda la vida”, asegura la joven violinista, quien ganó una beca para cursar un campamento de verano del programa de Música de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, para lo que también recibió apoyo de la fundación con tiquetes y demás gastos de su viaje.
“La Fundación Puerto de Cartagena cambió toda la perspectiva que tenía sobre la vida más allá de mi entorno, gracias a ellos puedo vivir de la música, he visitado lugares y culturas que me han dejado experiencias inolvidables. La música abre muchas puertas”, dice Helen.
La nombraron directora
A sus 23 años, Helen es la directora del Centro Orquestal Puerto Azul Zapatero y es miembro emprendimiento cultural Nuestra Orquesta, impulsado por la Fundación Puerto de Cartagena, cuyo objetivo es vincular al mundo laboral a los músicos de los barrios vulnerables que se formaron a través de la fundación.
“Ser directora fue una gran responsabilidad pero es el granito de arena que aporto a mi comunidad, es la oportunidad para devolver en una pequeña parte de lo mucho que he recibido. Compartir mis conocimientos y mis experiencias con niños y niñas como lo fui yo, expuestos a ciertos riesgos, es satisfactorio”, finaliza Helen.