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Tendencias del futuro: ¿qué es lo próximo en posgrados?

Lo que por mucho tiempo se vaticinó como la educación del futuro es ahora el presente, pero entonces qué está por venir en la formación posgradual.

Tendencias del futuro: ¿qué es lo próximo en posgrados?

Maestrías y doctorados más cortos y alternados con el ejercicio profesional son algunas de las tendencias que se prevén para los posgrados en los próximos años. // 123RF.

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Los posgrados del futuro ya están aquí. Las que por años se anunciaron como las tendencias que marcarían la formación posgradual, ligadas al desarrollo de la ciencia y la tecnología, modelos flexibles y en ambientes virtuales son ahora la realidad, que se adelantaron debido al contexto que impuso la pandemia, hace cuatro años.

Pero entonces, ¿qué es lo próximo?, ¿qué nos espera en el futuro en cuanto a posgrados, si todo parece estar sobre la mesa? Son cuestionamientos inevitables, especialmente al analizar que las próximas generaciones de profesionales no solo serán nativos digitales, sino que habrán vivido toda su experiencia académica en medio de la revolución tecnológica, por lo que no encajarían en la formación de posgrados tradicional.

Teniendo en cuenta lo que está pasando en otras regiones del mundo, como Europa y Estados Unidos, donde las cambios en la educación superior suelen presentarse antes que en América Latina, además de las proyecciones de expertos en cuanto a los avances y ajustes que se deben hacer, de acuerdo con las necesidades y retos en la educación posgradual, nos atrevemos a ‘predecir’ lo que pasará en este nivel educativo durante los próximos años.

Menos tiempo en el aula

Si bien entre los posgrados se incluyen las especializaciones, cuyo período de estudio suele ser de un año, las maestrías y los doctorados conllevan mucho más tiempo (alrededor de cuatro semestres), se espera que en los próximos años estos dos último niveles de formación se ajusten al ritmo cambiante y acelerado del mercado laboral .

“Las nuevas vertientes de los doctorados y maestrías surgen de la demanda del mercado que espera procesos de formación más cortos, centrados en temáticas más específicas y que permitan al estudiante no solo concentrarse en desarrollar capacidades en investigación, sino en un entrenamiento para lograr mejores desempeños laborales”, se explica en el artículo ‘Tendencias emergentes de los postgrados en el mundo’, publicado en la revista científica Espacios.

Lo anterior no solo debe incluir el aspecto científico, que caracteriza a las maestrías y doctorados, sino también las habilidades TIC, la interculturalidad, el trabajo en equipo y otras competencias que se requieren en el contexto de la revolución tecnológica y la innovación.

Flexibilidad y destrucción del modelo tradicional

Indudablemente, las metodologías de los posgrados deben evolucionar, especialmente en cuanto al acceso a recursos educativos, espacios virtuales y asincrónicos de encuentro entre tutores y estudiantes así como los enfoques de investigación.

Aunque la oferta de posgrados virtuales es cada vez mayor, en Colombia aún prevalece la formación tradicional en el aula, (en el país hay 11.783 posgrados presenciales y solo 968 virtuales, de acuerdo con datos del Sistema Nacional de Información para la Educación Superior en Colombia) con horarios y metodologías de estudio tradicionales, que comienzan a estar desalineados con la gran oferta internacional que facilita a los profesionales oportunidades de inmersión en ambientes 100% virtuales, más adaptados a la realidad de global.

Más producción científica

La producción científica es un indicador cada vez más importante en la formación posgradual, partiendo de la premisa de las universidades como epicentros de la transformación de la ciencia y la tecnología, a partir de la investigación seria y responsable de los problemas de contexto local, nacional y global.

Para promover esta misión en la formación posgradual debe existir “la posibilidad de que el estudiante pueda alternar su proceso de formación con sus responsabilidades laborales, no solo por un asunto económico, sino por la orientación práctica y aplicada que puede dar a sus trabajos e investigaciones o incluso, poder graduarse con la suma de artículos publicados en revistas indexadas de alto nivel”.

No es posible seguir manteniendo la dinámica en la formación que pretende ser innovadora, manteniendo a los estudiantes en el aula para que luego salgan a poner en práctica lo aprendido, es necesario alternar el escenario académico y laboral.

Más allá de las universidades

Otra tendencia que ya comienza a ser marcada es la oferta de posgrados por universidades aliadas con otras instituciones de educación superior o con organizaciones expertas en el enfoque del programa. Esto va más allá de las tradicionales movilizaciones o pasantías, se trata de verdad de una experiencia de formación compartida que aporte valor a los estudiantes en el mercado laboral convulsionado.

“Las universidades de América Latina deben consolidar un portafolio de postgrados que se apalanque en las dos tendencias emergentes de articulación y nuevas modalidades de titulación (por ejemplo, doctorados y maestrías en temáticas novedosas, en alianza con empresas u otras universidades) si pretenden tener un crecimiento en el número, diversidad y calidad de estudiantes y consecuentemente en las repercusiones favorables para su producción científica, los desarrollos tecnológicos y la visibilidad”, explica el artículo de la revista Entorno.

Integración y migración

La movilización humana que se experimenta a nivel global es un fenómeno que sin duda debe estudiarse desde la formación posgradual, porque impacta a la sociedad desde múltiples áreas: desde lo económico, lo político, lo cultural y hasta en la salud mental.

Pero no solo eso, también es necesario que los sistemas educativos, en todos los niveles, aseguren la efectiva integración de los estudiantes migrantes, facilitando aspectos como la validación y homologación de títulos, además de sensibilizar a la población de acogida para evitar la discriminación.

“La migración masiva se configura como una fuerza que transformará progresivamente la composición de las aulas (…) Las instituciones de educación superior, en cooperación con otros actores, deberán garantizar el derecho a la educación para todos y todas, sin distingo étnico, cultural o lingüístico. Además, tendrán que promover ambientes incluyentes y respetuosos de los derechos humanos”, destaca la publicación “El futuro de la educación: tendencias y mercado de la Universidad Eafit.

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