Los estudios en las áreas denominadas STEM, sigla que hace referencia a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés, han ganado muchísima relevancia en las últimas décadas por su potencial para el desarrollo global, a partir de la innovación tecnológica y científica.
Esta tendencia se reforzará en los próximos años y se estima que para 2030, el 80% de los empleos actuales serán reemplazados por ocupaciones relacionadas con las carreras STEM, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Asimismo, un informe de ONU Mujeres destaca que los profesionales de carreras STEM, ganan dos tercios más que quienes se desempeñan en otros campos.
Uno de los inconvenientes de estas proyecciones es el rezago de las mujeres en las áreas relacionadas con STEM, pues de acuerdo con la Unesco, “la tasa mundial promedio de mujeres investigadoras era de solo 29,3% y apenas el 35% de los estudiantes de STEM en la educación superior eran mujeres, en 2019”.
“La brecha de género se amplía cuanto más se avanza en los niveles educativos, lo cual explica, en cierto modo, que históricamente solo 22 mujeres hayan ganado el Premio Nobel en alguna rama de las ciencias”, destaca Unesco.
Prejuicios y roles de género
La desigualdad en la participación de las mujeres en las áreas STEM, en comparación con los hombres, es histórica y está vinculada con creencias sociales que suelen relacionar más al género masculino con campos como la ingeniería y la ciencia, que al femenino.
“Desde edades muy tempranas, las niñas experimentan un sesgo hacia las asignaturas STEM percibiéndolas como difíciles y pensando que sus capacidades para estas son inferiores a las de sus compañeros, a pesar de que las calificaciones que obtienen son superiores a las de los niños”, detalla una publicación de BBVA.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) determinó, mediante una encuesta, que ocho de cada diez jóvenes creen que sufrirían discriminación si siguieran una carrera STEM y que la brecha de género es de casi 30 puntos porcentuales en el deseo de seguir profesiones en estas áreas.
Cifras en Colombia
Un informe estadístico del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, señala que en Colombia, solo el 46 % de los egresados en maestrías de áreas STEM fueron mujeres, entre los años 2019 – 2022 y que la brecha de género en este nivel de estudios ha crecido a partir de 2021.
La mayoría de las mujeres (61%) con título de maestría en el país estudiaron en universidades privadas y los programas más recurrentes fueron en salud pública, ingeniería civil e ingeniería industrial.
En el caso de los doctorados en áreas de STEM, el porcentaje de mujeres tituladas fue de 45,8%, entre 2019 y 2022, levemente menor, comparado con las cifras de las maestrías, pero con una tendencia a la disminución en la brecha de género, pues aumentó el número de mujeres egresadas de doctorados al tiempo que disminuyó el número de hombres titulados en 2022.
Otro dato en el que también difiere la formación de mujeres en maestrías y doctorados STEM es el tipo de institución, pues en este último nivel de formación, las egresadas son de universidad públicas en su mayoría. Las áreas con más mujeres graduadas de doctorados son ingeniería, ciencias biomédicas, biotecnología y ciencias.
“Los estudios muestran que algunos de los diversos prejuicios de género y barreras institucionales que afectan la integración de las mujeres en el mundo académico son los estereotipos y roles de género, las políticas de contratación, promoción y evaluación, las actividades de cuidado / trabajo doméstico y la falta de modelos a seguir en puestos de liderazgo y toma de decisiones”, se destaca en el informe de LEE.
Para tener en cuenta
Aunque la brecha de género en las áreas STEM no se cerrará antes del año 2.100, según estimaciones de la Unesco, el Laboratorio de Economía de la Educación de la Pontificia Universidad Javeriana entrega unas recomendaciones que son vitales para lograr una participación efectiva de las mujeres en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
- Inculcar, desde temprana edad, la idea de que el talento se construye mediante el aprendizaje y el esfuerzo, mediante pruebas y errores, y que no es innato, inmutable o inherente al género.
- Fortalecer el desarrollo de las habilidades en matemáticas y ciencias desde el colegio, mejorando la calidad educativa en las instituciones, así como despertar en las niñas el interés sobre las áreas STEM.
- Diseñar políticas públicas que busquen aumentar la participación de mujeres en campos STEM, evitando estereotipos o factores culturales que pueden estar limitando innecesariamente las opciones profesionales que consideran los niños y las niñas.
- Promover la exposición de niñas a modelos femeninos exitosos en el campo científico.
- Ofrecer oportunidades de financiación y becas para la educación superior, desde el sector oficial y privado, en las que se focalicen las matrículas femeninas en áreas STEM.
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