El solo diseño de un inmueble tiene un gran impacto en la cantidad de recursos ambientales que utiliza. Un edificio puede estar orientado para aprovechar mejor las corrientes de aire, optimizado para recibir los rayos del sol con más o menos intensidad, poseer herramientas para reutilizar el agua y estar hecho con materiales que se adapten a las necesidades que plantea la región. Toda esta filosofía de adaptar la estructura y la composición de una obra para afrontar retos específicos planteados por el clima de una región se le conoce con el nombre de arquitectura bioclimática.
Tras estos esfuerzos hay un intento por mantener una construcción tan fresca o tan cálida como sea necesario. Así, por ejemplo, las casas bioclimáticas de la costa Caribe deben implementar estrategias para combatir el bochorno, mientras que las de la cordillera deben hacer frente a las bajas temperaturas y las lluvias. Muchas personas intentan solucionar estas cuestiones únicamente con electrodomésticos, pero lo ideal es depender de ellos lo menos posible. Le puede interesar: Arquitectura bioclimática: ahorro y confort en su vivienda.
De acuerdo con el Consejo Colombiano de la Construcción Sostenible (CCCS), los estándares para este modelo fueron establecidos a través del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) 3919 en el año 2018, a través del cual se definieron las metas para el país en materia de reducción de emisiones de carbono, consumo energético y nuevos lineamientos generales para el sector edificador. Con base en esa legislación, el CCCS publicó una serie de guías para regular todo lo relacionado con la electricidad, el agua, la contaminación atmosférica, los niveles de ruido y demás.
Ahorro de energía
La guía del CCCS establece que antes de comenzar a edificar se deben tener en cuenta factores como la latitud del sitio, la probabilidad de luz solar, de lluvias y otras condiciones atmosféricas; la elevación, la topografía y la presencia de vegetación de la zona. Todos los resquicios deben permanecer sellados para evitar el intercambio de calor entre la edificación y el medio exterior. La ventilación natural a través de la colocación de las ventanas es muy importante, sin perder de vista que su ubicación y el uso de cortinas, toldos y otras barreras sirve para regular el flujo de aire y la entrada de los rayos del sol. Es mediante este tipo de estrategias que usted puede minimizar el uso de calefacción o de aire acondicionado, según sea el caso. Puede leer: 5 claves para una casa fresca sin aire acondicionado.
Ahorro de agua
En cuestiones de diseño, el CCCS recomienda crear zonas para almacenar el agua lluvia y tratar las aguas residuales (haciendo énfasis en el hecho de que deben estar separadas). Todas las habitaciones que utilizan el agua intensivamente (como los baños y la cocina) deben estar cerca los unos de las otros para reducir los costos en plomería. Por último, en todos los lugares que sea posible se deben instalar instrumentos que disminuyan el gasto de agua, como los inodoros de sistema de descarga doble.
Materiales de construcción
Lo preferible es utilizar aislantes térmicos como el concreto, la madera, el corcho, la celulosa, la lana de roca y la lana de vidrio. Cerciórese de que todo esté bien sellado y aislado, no solo para evitar el intercambio de calor, sino también para prevenir que la humedad se acumule. También es preferible asegurarse que estos materiales sean reciclados y el proceso de transporte sea lo menos dispendioso posible, para así disminuir el impacto ambiental de la construcción.
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