Desde la primera casa levantada, hasta los cohetes, los computadores y los rascacielos, el ser humano se ha valido de la ingeniería para satisfacer sus necesidades y enfrentarse al mundo que le rodea. En su libro Fundamentos, Métodos e Historia de la Ingeniería (2010), Javier Aracil Santoja, miembro de la Real Academia de Ingeniería de España, la ingeniería es una “actividad transformadora del mundo natural y una parte integral e indisociable” de la cultura humana.
Según la Ley 842 expedida por el Congreso de la República en 2003, la ingeniería se define como “toda aplicación de las ciencias físicas, químicas y matemáticas; de la técnica industrial y en general, del ingenio humano, a la utilización e invención sobre la materia”.
A esta definición se suma la del Consejo Americano de Ingenieros para el Desarrollo Profesional, que afirma que la ingeniería también vela por el desarrollo de “estructuras, máquinas, aparatos o proceso de manufactura (...) para construirlos u operarlos con conocimiento completo de su diseño, o para predecir su comportamiento bajo condiciones específicas; todo ello según se corresponda con una función deseada, la rentabilidad de los procedimientos y la seguridad de los seres humanos y las instalaciones”.
Si el trabajo del científico es recopilar información sobre el mundo natural de forma sistemática y precisa, el ingeniero se vale de ese conocimiento para resolver problemas concretos de manera eficiente. Si la ciencia nos da conocimientos sobre la dinámica de fluidos, la geología y las propiedades de los elementos que existen sobre la tierra, la ingeniería nos da la capacidad de hacer acueductos y cambiar el curso de los ríos, como ha ocurrido desde los comienzos de la humanidad.
Hoy en día, existen decenas de ramas de la ingeniería. Así, existen aquellas que son muy conocidas como la ingeniería mecánica, química, ambiental y electrónica, junto con otras más específicas como la naval, de petróleos, biomédica y de alimentos.
A pesar de que, en términos generales, la ingeniería ha sido de gran utilidad para los seres humanos, también ha tenido impactos negativos importantes. Como lo hace notar José Luis Villa Ramírez, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica de Bolívar: “La ingeniería ha posibilitado un mejoramiento permanente en la calidad de vida de las personas, pero también ha posibilitado el perfeccionamiento de las maquinarias de guerra, que tuvieron su mayor impacto negativo en la segunda guerra mundial”.
Breve historia
A pesar de que la ingeniería comienza desde la prehistoria cuando el ser humano empieza a forjar herramientas y levantar edificaciones, el primer ingeniero en concreto del que se tiene noticia no aparece sino hasta el Antiguo Egipto: Imhotep (siglo 27 a.C.), a quien se le atribuyen el diseño y la construcción de la pirámide escalonada de Zoser. Antes de los egipcios, los sumerios ya habían construido zigurats: enormes edificaciones de piedra que albergaban templos y aún sobreviven hasta nuestros días.
Todas las culturas del mundo mundo antiguo fueron responsables de obras de ingeniería para satisfacer sus necesidades de vivienda, agricultura, saneamiento, culto y defensa militar. Los griegos, babilonios, asirios, romanos, mongoles, persas, malíes, chinos, anglosajones, aztecas, incas, indios y muchos otros crearon construcciones masivas que han sobrevivido al paso del tiempo e introdujeron diferentes técnicas, herramientas y máquinas que se convirtieron en la base de nuestras ideas sobre desarrollo urbanístico, grandes proyectos y demás.
La ingeniería como campo de estudios formalizado en Occidente tiene sus orígenes en el siglo XVIII, cuando surgen en Europa las primeras academias dedicadas exclusivamente a la Ingeniería Civil y, consecuentemente, la urbanización de grandes ciudades como Londres o París. Con el tiempo, surgieron nuevos adelantos que darían origen a las otras ingenierías clásicas: la Revolución Industrial trae consigo la Ingeniería Mecánica, el control de la electricidad deriva en la Ingeniería Eléctrica y la Electrónica, del interés en el procesamiento de sustancias nace la Ingeniería Química y, por último, la Ingeniería de Sistemas llega con las computadoras.
En nuestro país, culturas como los taironas y San Agustín construyeron cámaras funerarias, sistemas de caminos elevados, puentes, monumentos en piedra y ciudades en territorio montañoso, todo lo cual sigue en pie y puede ser visitado. Con la Conquista, la arquitectura colonial y las fortificaciones militares se impusieron, pero la comunicación entre las regiones del país representó un gran problema, gracias a la geografía accidentada.
Años después de la Independencia, hubo un intento fallido de crear la primera Sociedad de Ingenieros de Colombia en 1873. La idea fue retomada en 1887, con sede en Bogotá, por "Abelardo Ramos, Diódoro Sánchez, Andrés Arroyo y Miguel Triana", y sigue funcionando hasta nuestros días bajo el nombre de Sociedad Colombiana de Ingenieros. En 1904, se le reconoció como órgano consultivo del Gobierno.
