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Niños latinoamericanos: afectados invisibles de la violencia de género

Ansiedad, depresión, culpa y hasta pensamientos suicidas son los efectos que pueden padecer los niños y niñas que viven en hogares donde hay violencia de género.

Niños latinoamericanos: afectados invisibles de la violencia de género

Los niños pueden experimentar sentimientos de vergüenza.

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La violencia de género en Latinoamérica sigue preocupado. El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de CEPAL reportó que en 022 alrededor de 4,050 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 26 países de la región. Esto sin contar a aquellas mujeres que sufren violencia física o psicológica en el hogar, un fenómeno peligrosamente cotidiano que impacta no solo a ellas, sino también a los niños del entorno familiar.

En 2011, el Comité de los Derechos del Niño emitió un reconocimiento contundente: la mera exposición de los hijos e hijas a la violencia de género en el hogar constituye una forma de maltrato psicológico.

Efectos psicológicos y emocionales de la violencia de género en los niños

Para Helena Aparicio Sanmartín, docente del Máster Universitario en Intervención Interdisciplinar en Violencia de Género de la Universidad Internacional de Valencia – VIU, este reconocimiento arroja luz sobre una realidad devastadora: los niños y niñas que son testigos de la violencia de género en su entorno familiar sufren efectos psicológicos profundos y duraderos.

“Los efectos más comunes del trauma psicológico en los pequeños expuestos a violencia de género son el miedo, la ansiedad, la confusión y sentimientos de inseguridad”, explica la experta. “También pueden desarrollar problemas emocionales como tristeza profunda, desánimo, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, cambios en el apetito y el sueño, pensamientos negativos sobre sí mismos y el mundo que los rodea y, en casos muy graves, incluso pensamientos suicidas”. (1 de cada 3 jóvenes ha sido víctima de ciberbullying”: UNICEF).

Existen conductas evidentes que reflejan el impacto emocional en un niño enfrentado a estos episodios de violencia. El temor a estar solos, a la oscuridad o a ruidos fuertes; rehuir a los desconocidos; sufrir ansiedad, ataques de pánico, nerviosismo, insomnio, dolores de cabeza o estomacales, y una dificultad para comprender lo que sucede en su entorno. Además, cargan una responsabilidad emocional injusta.

“Los niños pueden experimentar sentimientos de culpa por no haber podido detener la violencia o por no haber hecho algo para proteger a la víctima, y sentimientos de vergüenza”, detalla la doctora Aparicio. “Además, problemas de salud mental como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), reexperimentando el trauma, pesadillas, flashbacks, evitación de lugares o situaciones que les recuerden lo sufrido, hipervigilancia y alteraciones del sueño y del estado de ánimo”.

La violencia de género afecta la vida de los niños en todos sus entornos

La violencia de género en el hogar no se queda confinada entre sus paredes; se extiende a otros entornos, como la escuela y la comunidad.

En la escuela, los niños expuestos pueden enfrentar dificultades para concentrarse debido al estrés emocional y la preocupación por la seguridad de sus madres. Esto puede traducirse en un bajo rendimiento académico y comportamientos disruptivos, afectando tanto su aprendizaje como sus relaciones con los demás.

El aislamiento social es otro efecto común. Los niños pueden retirarse de las interacciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, culpa o miedo relacionados con la violencia presenciada en el hogar. Este aislamiento dificulta el desarrollo de relaciones saludables y puede contribuir a una baja autoestima.

El apoyo que deben brindar las escuelas a los niños de hogares violentos

“Es importante que las escuelas y las comunidades proporcionen apoyo y recursos adecuados a los niños y niñas expuestos a la violencia de género en el hogar”, recomienda Helena Aparicio. “Es necesario incluir servicios de asesoramiento escolar, grupos de apoyo, formación y capacitación para el profesorado y personal escolar sobre cómo identificar y apoyar a los niños y niñas en riesgo, y programas de educación para prevenir la violencia de género y fomentar relaciones saludables”.

La exposición a la violencia de género deja una huella profunda en la infancia, afectando no solo su presente, sino también su futuro. Es responsabilidad de nuestra sociedad trabajar en conjunto para brindar el apoyo necesario y crear un mundo donde todos los niños puedan crecer libres de la sombra de la violencia.

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