Para aprovechar todo el estiércol que se produce en las pesebreras de Chambacú y Marbella, que no tenía una destinación útil, a George Salgado Yepes se le ocurrió convertirlo en compost o abono orgánico que sirviera de materia prima para las siembras de zonas verdes y de huertas comunitarias de Cartagena.
La idea de George, quien tiene estudios en Administración de Empresas y en Recursos Naturales, se convirtió en una propuesta seria, tras una investigación que el mismo financió. Pese a esto, no logró tener el apoyo que esperaba en los estamentos públicos y privados en los que la presentó.
El emprendedor no se rindió y comenzó a postular su idea en diversas convocatorias. Obtuvo el segundo lugar en ‘Ideas para una Cartagena Mejor’ en 2015, convocada por la Cámara de Comercio de Cartagena, que lo premió con un galardón y capacitaciones sobre emprendimiento.
“Después la presentamos en una convocatoria de agroempresarial del Sena. Quedamos en los primeros puestos y luego viajamos a Cali, donde competimos con ideas de todo el país. También logramos estar en los primeros lugares. Por esto, nos ganamos un cupo a México, donde nos reconocieron como una de las 10 ideas más aplicables en Latinoamérica”, cuenta Salgado.
En ese momento, Abonos Sostenible comenzó a ‘alzar el vuelo’. “Fue gracias al Sena, que nos apoyó con los viajes, estadías y demás”.
A pesar del reconocimiento de Abonos Sostenibles como una gran idea a favor del medio ambiente. La empresa de George no tenía fuente de financiamiento. Por lo que este negocio verde inició su actividad con asesorías a hoteles sobre jardinería y zonas verdes.
“Si se quiere emprender, hay que tener claro que en la ciudad no hay plata para proyectos. Sí, tienes una idea bonita, pero es tu tarea volverla realidad”, indica el emprendedor verde.
A partir de las asesorías, pero sobre todo de las donaciones de abono y semillas que hicieron a comunidades para huertas de hortalizas, fueron destacándose en la ciudad.
Luego George, presentó su idea ante el Consejo Distrital, que si bien no destinó recursos para un proyecto específico, promovió la participación de este negocio verde en actividades con entidades distritales como Corpoturismo, Espacio Público y el EPA.
Abonos Sostenibles siguió con los servicios a restaurantes y hoteles, que van desde asesorías y capacitaciones de jardineros hasta elaboración de huertas verticales.
“Nos convertimos en una plataforma de innovación social donde todos pueden participar a favor de la comunidad, que se apalanca con un financiamiento por servicios que se prestan a privados”, destaca el joven.
Así como Abonos Sostenibles logró ampliar su visibilización y participación en temas de medio ambiente en Cartagena, también agrandó su radio de acción social con las comunidades.
Entre los programas que prestan están los talleres gratuitos en agricultura urbana para niños y adultos mayores y la donación de huertas a colegios y vecinos de Tierrabomba, Membrillal, El Pozón, Olaya y San José de los Campanos. Esto último con el fin de reducir el hambre en sectores deprimidos y para que los ciudadanos puedan comercializar su siembras.
“En Abonos Sostenibles estamos seguros de que a partir de la producción alimentaria es posible reducir la pobreza en Cartagena. Muchos cartageneros que solo perciben el mínimo se pueden gastar hasta cinco mil pesos en pepino, tomate y cebolla que se podrían ahorrar si crean unas huertas comunitarias, que además le puedan vender a establecimientos comerciales para ser sostenibles”, reflexiona George.
Agregó que también hacen el enlace con comerciantes de la ciudad para que se interesen en la producción local. “Los establecimientos comerciales de Cartagena compran sus insumos afuera, en Barranquilla o Bogotá porque muchos no confían en lo que se produce en su propia tierra (...) si destinaran por lo menos el 10% de su compras a la producción local, favorecerían mucho a Cartagena”.
George reconoce que en este terreno aún falta mucho por avanzar en Cartagena, pero no pierde la esperanza de que sea posible por lo que está dispuesto a trabajar hasta conseguirlo.
Entre sus planes a corto plazo están desarrollar una aplicación móvil para que los cartageneros puedan ubicar los centros de producción de cultivos orgánicos; implementar un mercado campesino estacionario, promover la agricultura en los Montes de María con la donación de 50 mil semillas y el acompañamiento a los campesinos durante la producción.

El Ministerio de Ambiente define a los negocios verdes como aquellos que “contemplan las actividades económicas en las que se ofertan bienes o servicios que generan impactos ambientales positivos y además incorporan buenas prácticas ambientales, sociales y económicas con enfoque de ciclo de vida, contribuyendo a la conservación del ambiente como capital natural que soporta el desarrollo del territorio”.
Según cifras recientes del Minambiente, en el país hay alrededor de 800 negocios verdes, que incluyen ecoturismo, turismo agrícola, producción agrícola, energías renovables, entre otros. Las nacientes empresas, cuya razón social está ligada con el medio ambiente, generan alrededor de 5 mil empleos directos anuales.