Nunca antes Colombia y el mundo se habían enfrentado a una pandemia de tales magnitudes. Y, como nunca antes, este periódico, creado en 1948 por Domingo López Escauriaza, había sorteado situaciones de este tipo para llevar la información local, regional, nacional e internacional, como siempre lo ha hecho en estos 73 años de existencia.
Un verdadero reto tuvo que asumir la planta compuesta por administrativos, redactores, editores y técnicos para hacer frente a semejante escollo.
Quizá por intuición en el oficio, sabíamos que a Cartagena llegarían los primeros casos, pues la ciudad, a pesar de ser el bastión turístico del país, era la más expuesta. Y en efecto, se dio el primer fallecimiento. La víctima fue un hombre de 58 años, quien trabajaba como taxista; y el 4 de marzo del año pasado transportó a unos turistas italianos. Dos días después comenzó a experimentar los primeros síntomas.
De inmediato las directivas de El Universal tomaron cartas en el asunto, con el fin de proteger a sus trabajadores, pero al mismo tiempo asegurándose de que a Cartagena le siguiera llegando la información cierta sobre lo que estaba ocurriendo en el país y el mundo.
Fue un desafío ineludible. Hacer que funcione la sala de redacción, como tradicionalmente venía funcionando, nos exigió un cambio de paradigma.
Por eso hoy, a un año de la pandemia, los expertos no se equivocan al asegurar que el periodismo es una de las profesiones a las cuales la emergencia sanitaria ha modificado sustancialmente.

Ocurrió en un momento cúspide de grandes discusiones sobre el periodismo y su función social. En ese momento, ya la profesión venía evidenciando dificultades sobre el derecho a una información libre, independiente y plural.
Es decir: al lado de la necesidad de los lectores de informarse adecuadamente sobre lo que ocurría en la ciudad y en la región, estaba la gran dificultad de combatir las lluvias de fake, que se padecieron durante las primeras semanas de la pandemia. Esos fake llenaban a la población de temor y ponían en riesgo la vida de miles.
Sin duda, no solo entrábamos a rotundos cambios. También percibíamos que se iba a afectar el futuro de la prensa. Como, en efecto, lo constatamos después de un año.
La pandemia nos mostró muchos aspectos negativos, pero al tiempo nos ofreció un sinnúmero de posibilidades de crecer como órgano de información para miles de cartageneros en el país y el exterior.
Constatamos que miles de lectores accedían cada día a nuestro portal, donde encontraban, de manera constante, información continuamente actualizada sobre la pandemia y sus contingencias.
De alguna manera, nuestro periódico ha podido mantener y sustentar su plantilla de reporteros necesarios, para ofrecer una cobertura global y de calidad sobre hechos relacionados con la crisis del coronavirus. Hoy podemos decir que cumplimos un año más en medio ya no de la incertidumbre sino de la confianza en que seguiremos en pie.
El Universal jamás tuvo tantos lectores en internet como ahora. Hemos tenido records históricos en audiencia.
Si bien más de la mitad de los contenidos que los periodistas publican cada día tienen que ver con la enfermedad, es de elogiar que cada día los lectores ya no tragan entero y exigen información fiable, lo que ha crecido como nunca, enriquece y ennoblece nuestra labor como medio periodístico.
Supimos de inmediato que El Universal tenía un gran respaldo en sus lectores, por la alta calidad de su información. Ese derecho comunitario se constató en plena pandemia. Y al tiempo se convirtió en un multiplicador de buenas noticias.
Crónicas brillantes, reportajes en profundidad, perfiles y notas de todos los tipos de periodismo robustecieron tanto nuestro vínculo con los lectores, que hoy podemos darnos el lujo de ser un puerto de credibilidad en medio del mar de noticias falsas que se presentó en plena pandemia.
Pero no solo entregamos información fehaciente y veraz. También, a lo largo de este primer periodo de la pandemia, El Universal fue sinónimo de pluralismo, libertad de expresión e inmediatez.

En todo el mundo se experimentó algo adverso, pero no tan difícil de entender. La calma de la pandemia, al parecer, contribuyó al deterioro de la libertad de información, sobre todo, en cuanto a la información política. Se sabe de muchas fuerzas que mantienen cruzadas contra los medios libres. Algunos simpatizantes incitan públicamente al linchamiento de periodistas en las redes sociales, o los acosan en la práctica del oficio. En el mundo, miles de periodistas han sido acusados del delito de revelación de secretos.
Muchos regímenes incrementaron la censura en plena pandemia. Otros, mejoraron sus modelos de control de la información relativa al coronavirus y la represión de disidentes.
En medio de la parálisis y el abatimiento de la población, El Universal informó sin dejar que la balanza se inclinara.
Lo que viene será decisivo para la prensa. Y dentro de todo eso, se espera que no haya empobrecimiento del periodismo de calidad. Por eso, El Universal le apuesta a reinventarse en todos los niveles.
Nos reinventamos como empresa, y somos empresa digital. Así mismo, nos reinventamos como actores de una nueva forma de hacer periodismo, un periodista con funciones y aptitudes multipropósito.

Para nadie es un secreto que las prensas locales en América Latina lo están pasando mal. Antes de la pandemia, atravesaban una mala situación económica. La publicidad es monopolizada por unos pocos (Facebook, Google y Amazon) y al periodismo digital le queda muy poco.
Este diario ha sabido afrontar las exigencias de la pandemia y, a la vez, garantizar su persistencia como el principal órgano informativo de Cartagena. No es otra cosa, pues se trata de un modelo soportado en lo más importante: los lectores. Un modelo que está amparado en el único activo que tiene el periodismo: la credibilidad. Esto le ha ayudado a El universal a no depender de las sacudidas que, año tras año, dan a este sector la economía y la publicidad.
Muchos periódicos con cientos de años de existencia ya han cerrado sus ediciones en papel y se dedican exclusivamente a ediciones digitales. No obstante, El Universal se mantiene, porque cree que su labor, aparte de informar de manera equilibrada y veraz, es ser uno de los actores de la ciudad. En este periódico creemos en la apuesta de región. Una apuesta que ha brindado frutos constantes y a largo plazo.
Por eso tendremos diario para rato.