El avance de la medicina, de la industria farmacológica y la mejora de los sistemas de salud en países en desarrollo, entre otros aspectos, han favorecido que la esperanza de vida sea cada vez mayor. Por ejemplo, en Colombia aumentó considerablemente entre 1990 y 2020, pasando de 73 a 80 años en el caso de las mujeres y de 66 a 74 años, en los hombres, según información de Nuestro Mundo en Datos.
Aunque la expectativa de vida es un indicador es positivo, a primera vista, la ‘otra cara de la moneda’ representa un reto para la sociedad: vivir más implica una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades y condiciones propias del envejecimiento, que impiden a los adultos mayores valerse por sí mismos, requiriendo soporte familiar y asistencia médica.
“El aumento en la esperanza de vida es una de las grandes ganancias de las últimas décadas (...) pero para muchos esto viene acompañado por enfermedades crónicas y discapacidad, lo que dificulta que las personas sean autosuficientes”, explicó la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne.
En las Américas, el número de años que los ciudadanos viven con discapacidad ha aumentado en el 12,6 % desde 2009 y se estima que el número de adultos de 60 años o más que requieren atención a largo plazo se triplicará en las próximas tres décadas, pasando de 8 millones a entre 27 millones y 30 millones para 2050, según indican los datos de la OPS.
Más allá de la enfermedad
Jorge Correa Rosales, anestesiólogo y especialista en medicina paliativa, señala que los pacientes que requieren atención a largo plazo, por lo general, son aquellos con enfermedades crónicas como las neurológicas y respiratorias o con diagnósticos oncológicos.
Apunta que estas condiciones no solo afectan la salud física del paciente sino que influyen en su estado de ánimo, por lo que implica sentir que no se es autosuficiente y se depende de otros para las actividades cotidianas más simples, como ir al baño. Lea también: La demencia: una condición que cualquiera puede desarrollar.
“Para estos pacientes es necesario un cuidado integral en los aspectos físicos, mental y espiritual que no solo lo incluyen a él sino a sus familiares, quienes son los cuidadores y requieren desde formación para suplir los cuidados del enfermo hasta apoyo emocional”, señala Correa.
De esta manera, las personas mayores con diagnósticos que dificulten su independencia reciben asistencia médica ambulatoria como medicina interna, nutrición, trabajo social, sicología, terapia física y respiratoria, entre otras, de acuerdo con cada caso.
Para quienes no tienen un pronóstico alentador y ya se ha determinado que su enfermedad es incurable, también es necesaria este tipo de atención. “Se les brindan los cuidado paliativos para disminuir el sufrimiento, manejar el dolor, controlar heridas; en general, para mejorar su calidad de vida y que conserven su dignidad hasta el último momento”, explica el experto en medicina paliativa y gerente de la IPS Salud y Bienestar del Caribe.
Este tipo de atención está incluida en el Plan de Beneficios en Salud, es decir, que los afiliados tanto del régimen contributivo como del subsidiado tienen derecho a estos servicios. Le puede interesar: El 84% de los mayores de 60 años padece al menos una enfermedad crónica.
Factores sociales, un obstáculo
Correa explica que, específicamente en Cartagena, hay ciertos factores sociales que dificultan la atención y recuperación de los adultos mayores en estas condiciones, entre ellos, viviendas que carecen de saneamiento básico y la mala alimentación.
“En ocasiones, pacientes hospitalizados en nuestra sede decaen cuando regresan a sus casas porque no están en un ambiente que les permita mantener sus condiciones de salud; la nutrición inadecuada también los perjudica porque los hace más frágiles”, anota el médico.
Señala que la falta de disponibilidad de cuidadores también es un inconveniente: “Algunos de los familiares de estos pacientes deben salir a trabajar durante todo el día y es probable que la carga del cuidado le quede a una sola persona, lo que es perjudicial pues un cuidador exclusivo, 24/7 terminará enfermo por el estrés, agotamiento y ansiedad que provoca la situación”.
Correa Rosales recomienda a las familias de adultos mayores dependientes, tener en cuenta estos aspectos para el bienestar, tanto del paciente como de los cuidadores:
- Distribuir la carga: es importante que la responsabilidad del cuidado de los adultos mayores dependientes no sea exclusiva de una sola persona, aunque esta tenga la disposición de hacerlo
- Buscar información: formarse en temas de cuidados básicos, de acuerdo con las necesidades del adulto mayor que tiene en casa, le facilitará su labor de cuidador y además, garantiza el bienestar del paciente, haciendo que la atención sea más eficiente.
- Soporte mental y emocional: aunque el paciente mayor sea prioridad para la atención integral, es vital que los cuidadores no descuiden su salud mental que podría resultar afectada por el agotamiento, ver a su familiar en estado de dependencia o incluso, el temor a la muerte, especialmente de aquellos con enfermedades crónicas.