El anuncio de la llegada de la exministra de Minas y Energía, Irene Vélez, a la dirección de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, generó “preocupaciones” entre inversionistas nacionales del sector de las energías renovables, entre ellos el empresario y exviceministro de Infraestructura cartagenero, Iván Martínez Ibarra.
En una carta abierta dirigida a la exministra Irene Vélez, Martínez Ibarra expresa sus inquietudes frente a la llegada de la exfuncionaria a esa posición y en diálogo con El Universal precisó sus dos grandes preocupaciones.
“A diferencia de lo que muchas personas creen, todo este desarrollo de las energías renovables tiene que hacerse de la mano con el desarrollo de los combustibles fósiles porque ese desarrollo necesita de mucho apoyo financiero para salir adelante. Es como un bebé que está creciendo. Ya más adelante andará solo... y quien está dando la plata, de donde salen los recursos es de donde salen la mayoría de los recursos de cosas en Colombia, que es de la venta de petróleo, gas, y carbón. Quienes estamos en el desarrollo de las energías renovables nos preocupan dos cosas con la llegada de la exministra Irene Vélez a la ANLA”: (Lea aquí: ¿Sabes de dónde proviene el gas que mueve a tres térmicas de la Costa?).
- “Uno, es una persona tan radical y enemiga de los combustibles fósiles, porque el país se va a quedar sin recursos, no solo para el desarrollo de la transición energética sino para todo, para la salud, la educación...Es una irresponsabilidad la manera tan radical como ella demostró, mientras fue ministra de Minas y Energía, el manejo del tema ambiental, es demasiado radical. Es una alerta, porque una persona con ese pensamiento tan radical en todo el tema de hidrocarburos va a liderar la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, allí no pasará nada - ningún proyecto-. Sí, nos gusta y hay que cuidar el medio ambiente, pero es es una persona que va a cerrar todos los proyectos por temas medioambientales. La cosa se va a poner muy difícil. Ya tenemos en el país un déficit grande -de hidrocarburos- el país necesita ingresos y no se puede maltratar a los inversionistas de esa manera”.
-”Dos, el tema social. El Gobierno por un lado dice que los proyectos están frenados por temas sociales, además de los ambientales, y que se debe trabajar en solucionar esos problemas. Eso es lo que este gobierno dice a los medios, pero cuando vas a una reunión de los funcionarios, de este Gobierno en especial, hablando con las comunidades, ellos les dicen a las comunidades que: ¡tienen derecho a prácticamente todo! Entoces cómo se llega a un acuerdo con una comunidad que el Gobierno le dice que tiene derecho a todo... con estos mensajes el empresario se va, como vemos en La Guajira. Además, también de manera engañosa la ANLA les dice ya le dimos la licencia ambiental a EDP, Energía de Portugal, para que avance en La Guajira y esa empresa expresa en un comunicado, sí, me dieron la licencia, pero con unos requerimientos que no cumple nadie”.
Martínez estima que en el país hay más de cien proyectos de energías renovables que esperan trámite de licencia ambiental ante la ANLA. De Bolívar no se conoce un solo proyecto en trámite actualmente, pues la UPME en las preselecciones no entrega autorización de conexiones.
En marcha solo hay algunos proyectos (dos) que por su tamaño (hasta 50 megavatios en su momento) no requerían ir a la ANLA, sino con las corporaciones autónomas, a las que el nuevo ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, les pidió colaboración para “destrabar” al menos 58 de ellos.
La carta abierta a la Ministra.
Carta abierta a la Dra. Irene Vélez Torres, directora de la ANLA – Autoridad Nacional de Licencias Ambientales
Estimada Dra. Vélez:
Colombia no tiene por qué asumir de manera autoflagelante la limpieza de un planeta que no contaminó ni contamina.
Somos un país carbono neutro, pues no hemos arrasado con todos nuestros bosques y selvas como sí lo han hecho otros países que hoy se rasgan las vestiduras con el ‘cambio climático’.
Colombia, antes de preocuparse por el cambio climático, debe preocuparse primero por el hambre, la mala educación y las pésimas condiciones de vida de su pueblo.
Quienes lideramos proyectos de energías renovables lo hacemos por sostenibilidad ambiental, pero también por razones financieras. Generar con fósiles es cada vez más costoso, y la generación hidráulica depende del régimen de lluvias. Las nuevas fuentes nos garantizan un suministro económico que nos permite aspirar a una mejor calidad de vida. Gracias a la ciencia, hoy existen alternativas ecoamigables que, además, son económicamente viables.
Manejemos las pasiones ambientales en su debida proporción. No podemos replicar las conductas de países desarrollados que ya han superado muchos de los problemas que nosotros aún enfrentamos. Ellos pueden hablar tranquilamente sobre temas ambientales porque su pueblo tiene alimento, salud y una alta calidad de vida.
Para hacer un símil sencillo: la señora rica está pendiente del salón de belleza; la pobre, de llevar comida a sus hijos. Si la pobre se enfoca en el salón, se verá linda, pero ella y sus hijos se morirán de hambre y nadie disfrutará esa belleza.

En una visita al departamento del Amazonas, me encontré con personas que comercializaban madera de manera abiertamente ilegal. Les dije que esa actividad acabaría con el planeta en pocas décadas. Ellos me respondieron que, si no vendían esa madera mañana, no tendrían cómo llevar comida ni cubrir las necesidades básicas de su familia ese mismo día.
El presidente, en su discurso de posesión, dijo que les exigiría a los países ricos que aportaran. Coincidimos en que quienes deforestan el Amazonas deben convertirse en guardabosques pagados por las naciones contaminantes, que necesitan del Amazonas para que filtre el aire que ellas mismas ensucian. No todo debe ser autoflagelación.
Los bosques que los países desarrollados arrasaron para lograr sus objetivos económicos eran sus bosques; ahora, los de los países en vía de desarrollo se consideran “los bosques del planeta”.
Dra. Vélez, las razones que han guiado esta política parecen ser altruistas, algo que se debe valorar, pero obligar a los colombianos a autoflagelarse no es el camino. Dejar que un pueblo aguante hambre teniendo con qué alimentarse no es justo. Si el mundo desea que dejemos enterrados nuestros combustibles fósiles, que los compren y los dejen ellos enterrados. Pero si vamos a morir tosiendo o inundados, al menos que sea con la barriga llena.
Con respecto a las comunidades, entienda que no se les puede decir que tienen derecho a “todo”.
“Todo” es tanto, que nunca nada será suficiente, y por eso es muy difícil cumplir con esas expectativas. Sin ese cumplimiento, la energía eólica en La Guajira no avanzará, al igual que muchos otros proyectos detenidos por razones sociales y ambientales. (Lea aquí: Naturgas urge infraestructura para importar gas en el corto plazo).
Atentamente,
Iván Martinez Ibarra.
EGAL.