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El cartagenero que sueña con ser astronauta y lidera proyecto de Airbus

La compañía aeronáutica Airbus avanza en un proyecto basado en hidrógeno, para lograr 0 emisiones en sus aeronaves. Un cartagenero es protagonista.

El cartagenero que sueña con ser astronauta y lidera proyecto de Airbus

José Alejandro Díaz Vides, ingeniero aeronáutico cartagenero. // Fotos Cortesía.

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Su sueño de ser astronauta está inspirado en la película October Sky (Cielo de octubre), una producción que narra la vida de un chico llamado Homer Hickam, que trabajaba en una mina de carbón en los años 50, cuando apenas arrancaba la carrera espacial, y tenía una gran disyuntiva: se quedaba en su tierra siendo minero, jugaban fútbol americano o salían a estudiar para darle nuevos rumbos a sus vidas. La decisión fue la última y al final fue el director de nacimiento de astronautas en la NASA.

“Me apasionaba mucho la astronomía, la ciencia, el espacio, los planetas, las ciencias naturales, la geología. Éramos muy curiosos con la física y con la ciencia... Viendo la película me sentí muy identificado con ella, encontré una afinidad muy grande con la historia del personaje central, tanto que me vi varias veces la película y tomé una decisión: esto es lo que yo quiero hacer. Ser ingeniero aeronáutico, dedicarme y si es posible alcanzar el sueño de ser astronauta. Ese era mi enfoque”. (Lea aquí: Crece la demanda de aviones en Latinoamérica).

Quien así reflexiona es un joven cartagenero, José Alejandro Díaz Vides, bachiller del Colegio Jorge Washington de Cartagena. Ingeniero aeronáutico en la Universidad Tecnológica de Braunschweig, Alemania, con título de Master en ingeniería aeronáutica.

Pero alcanzar ese sueño no es fácil, Colombia no tenía constituida una agencia de formación para personas que quieran llegar a ese punto. La carrera de ingeniería aeronáutica en el país era muy nueva y solo había dos o tres facultades.

Me propuse que el trabajo tenía que ser con sentido y eso es clave. Buscaba un propósito del cual yo, como ingeniero, dejara huella”:

José Alejandro Díaz Vides, ingeniero aeronáutico cartagenero.

En la construcción de sus sueños como profesional, José Alejandro tuvo curiosidad por un tercer idioma – ya hablaba español e inglés- y se decidió por el alemán y desde los 15 años empezó a formalizar sus estudios en ese idioma, a través de profesores privados, con el Instituto Colombo Alemán. Antes de culminar su bachillerato en Cartagena salió a una visita a Alemania y ya en esas tierras se dijo: “Me veo en este país. No tuve miedo de irme solo y logré defenderme con lo que pude aprender”.

A Alemania llegó a los 18 años, se había graduado de bachiller en mayo de 2009 y el 2 de septiembre del mismo año partió a ese país. “Tenía tres opciones: una, prestar el servicio militar en la Escuela de Cadetes Almirante Padilla, en Cartagena, para hacer la carrera naval como lo hizo mi abuelo. Opción dos, estudio ingeniería mecánica en los Andes o física; o la opción tres, estudio en Alemania Ingeniería Aeronáutica. Y me quedé con la tercera opción. La única condición era que tenía que demostrar que era capaz de irme”.

“Me inscribí en las universidades alemanas y apliqué. Me tocó un año de preparatoria para nivelar los estudios de bachillerato. Cuando llegué a Alemania hablaba medio alemán. Yo lo entendía, me fui con un nivel intermedio. Me sentía en un ambiente internacional. Conocí a gente de Kazajistán, Pakistán, China, Vietnam, Japón... y no todos hablaban inglés. A mí me tocó un grado de estudio más en Alemania. Muchos se rindieron, otros regresaron a sus países de origen, no tuvieron el coraje ni la resiliencia”.

“Era un ambiente muy hostil en el sentido que estás tan lejos de casa, de todo lo que te puede dar cariño y afecto o consolación en esos días difíciles, que, si no está muy clara tu mente y enfocada, el objetivo que querías alcanzar empezaba a debilitarse, sobre todo en invierno. Allá vi por primera vez la nieve y mi familia eran estudiantes de Vietnam, China y Rusia. Conocí a gente latina, a colombianos, tres del Colegio Alemán de Cali. Muchos del este de Europa, asiáticos, y árabes”.

Rechazó tres oportunidades para hacer un doctorado y asegura que: “Mi futuro estaba predeterminado prácticamente en mi carrera aeronáutica, me dediqué al campo de la investigación, en lo que uno conocía como la Aerodinámica. El siguiente paso era hacer un doctorado. Lo rechazo porque tenía un viaje a Turquía y de allí a Egipto. Luego conocí a una ONG en el Perú, que se dedica al acceso de la energía a través de la energía eólica. Termino la estadía en Perú en 2018 y me regreso en Hamburgo, Alemania, donde residía y empieza una búsqueda de trabajo allí”.

Quiero dejar huella”

“Me propuse que el trabajo tenía que ser con sentido y eso es clave. Buscaba un propósito del cual yo, como ingeniero, dejara huella. La vida en Perú me cambió la percepción. Allí aprendí el trabajo en equipo, no conocía a las personas del grupo, pero nos integramos en tres semanas. Era un grupo voluntario, con mucha empatía. Aprendimos a cómo armar y proponer soluciones a los retos, con lo que tienes a la mano, así no sea perfecto. Luego regreso a Alemania y me rechazan en todos los trabajos en los que aspiré en Hamburgo, donde quería trabajar en proyectos de ingeniería eólica, para construir parques eólicos. Todos me decían que no tenía experiencia en el campo energético, en desarrollo de proyectos energéticos y estaba especializado era en aerodinámica y estudios de ingeniería. Logró encontrar un trabajo como asistente investigador en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Hamburgo y prácticamente trabajé 3 meses, pero me di cuenta que ese no era mi lugar. No me sentía motivado, sentía que me podía desarrollar más allá de simplemente ayudar a los profesores a alcanzar sus objetivos con los doctorantes, yo no me veía, pero me dije, aquí seguro aprendo algo... Aprenderé sobre normas eólicas. Hice un proyecto, pero en esa etapa un compañero me dice: Jose, abrieron las aplicaciones de un Programa de Graduados Internacionales en la compañía Airbus, ¿por qué no aplicas?

Empieza un nuevo sueño

La compañía Airbus le era familiar. Allí había escrito dos trabajos de tesis. Logró aplicar y con él aplicaron más de 2 mil personas. Al final solo escogían a 21 personas y en ese selecto grupo estaba este joven cartagenero, “con algo que siempre llevé: siempre ser yo. Nunca perder esa autenticidad, esas raíces y mi personalidad”, señaló. Del grupo escogieron finalmente a 4 y allí estaba José Alejandro.

Empezó a trabajar en 2019 en el Programa Internacional de Graduados, que le ofrecía conocer la compañía desde las líneas de ensamblaje hasta cargos directivos. Entró muy motivado y en 2020 llega el COVID-19. “El COVID me coge preparando la tercera rotación dentro del programa y me coge regresando del Perú y propuse un proyecto justo apenas entré a la empresa. Conocí un grupo de gente a favor de hacer voluntariado y yo estaba terminando de hacer una hélice nueva para la turbina eólica para Perú y el COVID me coge en casa y entro a un proyecto secreto, era el uso de energías alternas en la aviación. Qué podemos explorar dentro de la compañía, para nosotros poder hacer una transición del queroseno a una energía alterna. A principio fue muy aburrido, no conocía el equipo nuevo, estaba en casa. De pronto hubo una reestructuración dentro del equipo y en junio de 2020 llega una cajita que decía: ‘Demostrador experimental a pequeña escala para estelas de condensación’, bajo el uso de combustión de hidrógeno’. Nadie sabía qué era eso. Pero viendo de mis rotaciones anteriores yo había estado en la oficina de diseño de aeronaves, que es donde nacen los conceptos de todos los aviones de la compañía y ese era uno de los criterios, el impacto ambiental de la aeronave, las estelas de condensación eran uno de esos elementos que ya se empezaban a hablar”.

“Una estela de condensación es cuando una aeronave vuela en crucero, a partir de los 30 mil pies de altura, y se observan dos líneas blancas que deja el paso del avión, eso es vapor de agua que se condensa, hay veces que queda esa huella y otras veces no. El equipo de José Alejandro trabajaba en el demostrador de energías alternas dentro de la aviación. Y yo le dije a mi jefe, yo te voy a proponer el demostrador. Iba a de manera intermitente a la empresa en pandemia. Nunca me dio COVID o tal vez fue asintomático. Sobreviví al COVID. Empiezo a trabajar y que necesitaba para armar el demostrador para probar una tecnología nueva, que te permita a ti ganar datos reales en condiciones reales, medibles y analizables con un equipo técnico de apoyo con centros investigativos, en este caso el Centro Investigativo Aeroespacial Alemán y analizar cuál es el impacto de esa estela de condensación si se usa hidrógeno y qué tan negativo puede llegar a ser para el calentamiento global cuando tú haces un análisis de toda una flota”.

“Todos los aviones usan hidrógeno y ya han salido investigaciones que no solamente el CO2 son negativas, también se encontró que las estelas de condensación, cuando se empiezan a juntar, forman una especie de ‘nubes ficticias’, esas nubes, dependiendo la etapa del día no ayudan a que durante la noche la tierra enfríe, porque el calor se retiene, la temperatura incrementa. Había muchas investigaciones que decían que sí, las estelas de condensación por la aviación crean un impacto negativo. ¿Qué tan negativo es?, no lo sabemos aún. Esto era a partir de investigaciones con el queroseno. Pero si cambiamos a hidrógeno, 2,6 veces más la cantidad de agua en emisiones que el queroseno, entonces si emitimos más agua y sabemos que hoy en día la estela de condensación puede llegar a ser negativa, en su impacto climática, qué más daño de pronto vamos a llegar a hacer si se producen o no. Es una ciencia incierta, no existen datos experimentales en vuelos reales y ese fue todo el enfoque de ese demostrador, cómo llegar a tener un demostrador que nos permita investigar, que le permita a la ciencia saber qué va a pasar. Paso uno, ¿qué aeronave hay disponible?: ninguna. ¿Qué motor me puede hacer la combustión de hidrógeno?:, ninguno. ¿Qué equipos de hidrógenos hay disponibles para la aviación?: ninguno. No había nada”, explica José Alejandro.

Un planeador, para ensayar

“Al final se cogió un planeador porque puede volar a esa altura (32 mil pies), pero sin generar alguna otra emisión. No se podía contaminar lo que íbamos a medir. Ese planeador funcionaba a queroseno. Ya la plataforma estaba, había un avión medio adaptado y yo dije: Hay que sacar todo el sistema y reintegrar un sistema nuevo, pero ya el planeador está, y donde vas a introducir las cargas en la aeronave. Contactamos al Grupo Perlan, que se dedica a hacer vuelos de planeo en la estratosfera, y operan desde Nevada, Estados Unidos, y ellos se volvieron en un aliado estratégico para el proyecto, para operar y hacer la adaptación de la aeronave junto con nosotros. El Equipo Aeroespacial Alemán se encarga de hacer las mediciones y nosotros integrar el sistema completo de hidrógeno dentro de la aeronave y de hacer todos los ensayos requeridos en suelo para demostrar que todo es seguro para el vuelo. Adaptamos un planeador que usaba queroseno con un sistema de hidrógeno, con el desarrollo de un motor a combustión de hidrógeno para poder hacer la investigación de las emisiones, más que todo enfocados en las estelas de condensación de este motor a combustión de hidrógeno, esa es la finalidad del proyecto. Es un paso principal de muchos que vienen dentro del Programa ZEROe, de la compañía Airbus”.

Hoy en día soy el líder del sistema de hidrógeno del proyecto”. ¿Qué hago? Me encargo de entablar las comunicaciones con los suministradores, planear los ensayos que se han de hacer, probar y garantizar la seguridad de dichos componentes y prácticamente proponer la arquitectura del sistema. Soy ingeniero líder del sistema de hidrógeno del proyecto Blue Condor”:

José Alejandro Díaz Vides, ingeniero aeronáutico cartagenero

Datos adicionales

La aviación aporta hoy el 2% de las emisiones de CO2 en el mundo y su aporte es similar a la participación que en estas emisiones tiene la industria marítima.

En 2027 se prevé que Airbus haga ensayos de vuelo de su demostrador general y a gran escala a cero emisiones. Entre 2030 y 2035, esta compañía tiene como directiva sacar al mercado el primer avión comercial 0 emisiones.

En 2023, Airbus entregó 735 unidades a la industria de aviación mundial y hoy es considerado el líder mundial en la fabricación de aviones comerciales.

El futuro de José Alejandro

“Trabajo con sentido, a través de este proyecto, la razón por la cual decidí ejecutarlo es el sentido que hay detrás y el sentido de pertenencia y de responsabilidad que tengo hacia el medio ambiente. Soy amante tecnológico, soy determinado en poder resolver los problemas que hoy en día tenemos en el sector energía. Uso de energías renovables y el uso del hidrógeno. La aviación es el camino que escogí, pero no significa que este va a ser el camino de toda la vida. En Europa o Colombia, estaré actuando en ese frente, en el campo energético, y veo al hidrógeno y las energías renovables como posibles actores dentro de los tantos que hay para ayudar. No importa qué tanta tecnología uno desarrolla si los hábitos del ser humano no cambian, sin ello nunca podremos llegar a alcanzar estos objetivos”, asegura José Alejandro Díaz Vides, el cartagenero que, desde Toulouse, Francia, coordina toda la integración del proyecto, en su rol de ingeniero líder del sistema de hidrógeno del proyecto Blue Condor, de Airbus, para lograr que la aviación comercial global sea más amigable con el medio ambiente, con cero emisiones. (Lea aquí: Empresa dará a sus empleados una prima de más de $7 millones por la inflación).

La bandera de Colombia está presente en los hombros de José Alejandro, el único colombiano en ese proyecto de Airbus.
La bandera de Colombia está presente en los hombros de José Alejandro, el único colombiano en ese proyecto de Airbus.

FASES DEL PROYECTO

El proyecto Blue Condor, de Airbus, tiene tres fases: la primera fase de concepto, la segunda de diseño detallado y de ensayos en suelo; y la tercera fase es de ensayos de vuelos.

Ya están en la fase de ensayos de vuelos. Ya se hizo el primero el 8 de noviembre de 2023, de manera exitosa. El proyecto se volvió el primer avión 100% a combustión de hidrógeno de la compañía Airbus. Se han hecho tres vuelos, son vuelos de 30 a 40 minutos en estas etapas de ensayo. Se vuela a alturas muy bajas, son 10 mil pies. Todos los ensayos han sido en Nevada (EE. UU.), en la ciudad de Minden. Como es un avión experimentado, hay que hacer muchos ensayos paso a paso, para mirar el campo de vuelo de la aeronave. Luego se incrementó a 19 mil pies y posteriormente se llegará a los 32 mil pies. Faltan dos o tres ensayos de vuelos hasta llegar a la medición de emisiones.

Todos estos ensayos se hacen con un equipo de 15 personas, José Alejandro Díaz es el único colombiano en el grupo, el resto son europeos, y recientemente entró una argentina y con ella, Latinoamérica está representada por dos integrantes. “Yo fui el trabajador número 1 de este proyecto y mi rol fue evolucionado. Hoy en día soy el líder del sistema de hidrógeno del proyecto”. ¿Qué hago? Me encargo de entablar las comunicaciones con los suministradores, planear los ensayos que se han de hacer, probar y garantizar la seguridad de dichos componentes y prácticamente proponer la arquitectura del sistema. Soy ingeniero líder del sistema de hidrógeno del proyecto Blue Condor. Yo quería saber qué es el hidrógeno, que es el elemento más abundante en el universo, el más ligero, el número uno de la tabla periódica, que tiene una densidad energética tres veces más que el queroseno o el diésel por kilogramo, pero el hidrógeno como tal no es una energía, es un transportador energético y después debes transformar y liberar la energía que se encuentra en la molécula. Lo puedes hacer a través de combustión o a través de una transformación donde prácticamente disocias la molécula de hidrógeno, la mezclas con oxígeno y creas agua como emisión y los electrones en ese proceso se vuelven electricidad que utilizas para mover un motor eléctrico. El hidrógeno es un transportador energético muy seguro, pensábamos que era inseguro, pero no, como todo si lo sabes manejar bien, con las precauciones correctas, es un transportador energético muy seguro”, explica Díaz.

La tercera fase culmina con los últimos vuelos de ensayo y poder hacer la detección, el ensayo para adquirir los datos, con una un avión que va detrás del planeador. La fase debe terminar este año.

“Los datos los provee Airbus y junto con el Centro Aeroespacial Alemán será el encargado de hacer el análisis de estos datos. Esto entra a software de modelación. Con estos datos se predice cómo será las estelas de condensación a distintas alturas y fases del año y te simulan una flota de aviones y su impacto cíclico en un año hacia el calentamiento global, para disminuir la incertidumbre que hay hoy en día del impacto negativo de las estelas de condensación a base de la combustión de hidrógeno. Todo apunta a la busca de cero emisiones, una energía alterna que proponga una solución, donde el impacto hacia el calentamiento global sea nulo. Con esto se alcanza que tanto las emisiones de CO2 y no CO2 sean netas en su impacto 0”, dice este ingeniero cartagenero.

El proyecto arrancó formalmente en enero 2021 y la tercera etapa terminaría a finales de 2024. Allí, en el resultado final, estará la huella de un cartagenero que aún sigue soñando con ser astronauta, pero con los pies en la tierra.

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