El paso lento de un Jeep Wily gris plata, repleto de racimos de plátano, por las calles de San Juan Nepomuceno, se convierte en un ritual diario que cautiva a los comerciantes y abre el apetito de los consumidores de esa localidad de los Montes de María, en tiempos de cosecha.
Es tal la atracción de ese producto que antes que el Jeep se detiene en su destino final, los pedidos colapsan el WhatsApp de Ramiro Sarabia Barrios, quien va al frente del volante de ese vehículo. (Lea aquí: ¡Te sorprenderás! El precio de la yuca y el plátano en Venezuela).
Cautivar a sus clientes no fue fácil. Cuando empezó la cosecha que lo veían pasar con esos racimos, varios de esos comerciantes le pidieron a Ramiro que les llevara una muestra, para probar. La táctica fue efectiva y los segundos pedidos ya se contaban por centenares, hasta 500 unidades separaban.
Pero Ramiro es solo uno de los 40 asociados que en el programa de Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura siembra plátano en San Juan y que tienen como aliado comercial a la Comercializadora Internacional Agrososa, de Santa Marta, quien asegura buena parte de su comercialización.
Su pasión por el campo lo heredó de sus padres y aunque es un profesional en Administración Pública y especialista en Gerencia Social, Ramiro José Sarabia Barrios jamás olvidó las enseñanzas de sus progenitores (José Antonio Sarabia Coronel y Mercedes Barrios Lora, Q.E.P.D.) y orgullosamente se declara un productor agropecuario.
Su más reciente proyecto agrícola, en la finca familiar Las Bahamas, a escasos metros del casco urbano de San Juan Nepomuceno, fue un cultivo de plátano, apoyado por el Programa de Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura, con el acompañamiento de Asohofrucol, que ayudó a formular el proyecto y lo cofinancia.
Sarabia es uno de los 40 pequeños productores de la Asociación de Productores de Frutas, Hortalizas y Productos Pecuarios, Aprofphor, una de las Alianzas Productivas de la región, cuyo representante legal es Erlin Meeusbuger Marmolejo. A esa asociación pertenecen 100 productores de San Juan Nepomuceno, pero solo 40 participan en el proyecto de plátano.
Este proyecto se inició hace 3 años y su ejecución desde el 2022. Su vinculación al programa de Alianzas Productivas fue a través de un amigo que trabaja en la Umata de San Juan, quien le aviso del proyecto.
Como miembro de Aprofphor, le correspondió cultivar una hectárea de plátano, un cruce de hartón con dominico. En esa área sembró mil colinos de plátano y hasta el pasado viernes ya había cosechado 4 toneladas, unos 13 mil plátanos. De esas mil matas de plátano, Ramiro aspira cortar unos 800 racimos, de 15 kilos cada uno y advierte que ha tenido plátanos de 700 gramos. “Este plátano puede ser de exportación, no tienen nada que envidiar a los del Urabá o del Magdalena”, asegura.
Del manejo del cultivo señala que “es casi autosostenible, porque se aplican buenas prácticas agropecuarias, amigables con el medio ambiente, evitando asperjar químicos sintéticos que son los que degradan la tierra y el ambiente”.
Entre sus clientes locales, sin intermediarios, están propietarios de negocios de comidas rápidas, tiendas y restaurantes de San Juan, que no compraban plátano en la zona porque aseguraban que “eran pura concha”, ahora le compran por cientos.
Ramiro es la primera vez que cultiva plátano. Confiesa que antes solo cultivaba maíz, yuca y ñame, en los que tiene muchos años de experiencia.
Su cultivo de plátano, que es alternado con su profesión, lo asiste personalmente, en compañía de Fredy Buelvas Vergara y Tomas Luna Carmona, ambos técnicos agropecuarios del Sena, quienes le brindaron apoyo en los primeros 5 meses. La asesoría técnica la ha obtenido de Yesid Cárdenas, ingeniero agrónomo, de El Carmen de Bolívar, quien le asesoró en el manejo fitosanitario y el abono radicular, abono al pie de la planta. (Lea aquí: Conozca los principales proyectos para el agro de Bolívar en 2023).
Adicionalmente, su cultivo requiere de dos o tres personas, obreros, para las labores de raspe. El deshoje lo hace el propio Ramiro, “para evitar podas excesivas y para que no se estresen mucho las plantas. Esta labor la hace de 5:30 de la mañana hasta las 9:00 a.m. “Este es mi proyecto piloto y ha sido excelente y quiero continuar”, señala.
“El llamado al campesinado montemariano es que por favor cambiemos el chip del monocultivo. La tierra no es solo para yuca y ñame. Esta platanera es 10 veces más productiva que la yuca, que el ñame y da muchos dividendos y que tiene quizá menos faenas que el ñame espina. Quisiera que el campesinado de la región replique este piloto, para que puedan romper el paradigma aplicando el paquete tecnológico que usamos en el proyecto”, explica Ramiro.
Reitera que “la producción de acá no tiene nada que envidiarle a ninguna de las bananeras que exportan. Aquí la producción es excelente porque tenemos racimos en promedio entre 35 y más de 40 plátanos, de un tamaño de más de 30 centímetros y un diámetro de entre 13 y 15 centímetros. Es un plátano exageradamente grande, de excelente calidad, sano, de poca concha. Es una pulpa”.
“Yo vengo de padres campesinos, José Antonio Sarabia Coronel y Mercedes Barrios Lora, que en paz descansen. Ellos nos enseñaron - a mi a mis hermanos- a labrar la tierra. Desde que tenía 8 o 10 años yo entraba al colegio a las 7 de la mañana y a las 4:00 a.m. papá nos tenía acá para que viéramos el ordeño y eso hizo que se despertara en nosotros el amor por el campo. Todo esto que usted ve aquí, y lo que será la granja integral que pienso hacer acá, en asocio con mis hermanos, por que tenemos ganado, agricultura, cerdos, pollos y le vamos a meter conejos y carneros, porque pienso hacer una granja, todo es en honor a quienes me enseñaron a labrar la tierra, mis padres”, dice con un dejo de nostalgia Sarabia, recordando a sus padres.
“Quiero que esto les sirva a las autoridades locales, departamentales, nacionales y a los jóvenes, porque noto que los campesinos de los Montes de María estamos arriba de los 50 años. De 100 campesinos usted solo puede encontrar 4 o 5 menores de 30 años y en tres décadas cuando los campesinos de hoy estemos envejecidos , ¿quién siembra? ¿Qué vamos a comer?, porque el joven no mira al campo, mira a las ciudades porque busca mejores oportunidades. El llamado es a los mandatarios, porque los jóvenes no tienen opción, falta más ayuda para que el joven se incentive y vaya a producir en el campo. Sin ser vidente, puedo asegurar que habrá un riesgo alimentario por el cambio climático y por el desinterés de los jóvenes en el campo y no están aprendiendo a cultivar la tierra”, agrega.
También hizo un llamado a los beneficiarios, de quienes dijo “a veces llegan las ayudas y las mal venden, no aprovechan la oportunidad”.
Ramiro Sarabia espera ampliar el área de siembra, pero advierte que “mis amigos quieren replicar este piloto y vendrán a Las Bahamas -la finca de los Sarabia - a buscar colinos para sembrar en sus tierras, porque el plátano también es una opción en los Montes de María.
Yesid Cárdenas, ingeniero agrónomo, encargado de brindar la asistencia técnica a los 40 productores de Aprofphon que están en el proyecto de plátano, recomienda a quienes desean incursionar en el cultivo de plátano en la región hacer primero que todo el estudio de suelos, para conocer las deficiencias y en general la salud del suelo y con base a ese resultado se monta un paquete tecnológico, para el establecimiento, desarrollo, producción, cosecha y poscosecha del cultivo.
Señala que la mayoría de los suelos de los Montes de María son franco-arcillosos o franco-arenosos, pero el más completo es el franco- arcillo-arenoso.
Del cultivo de Ramiro Sarabia destaca que allí se sembró un cruce de plátano dominico y hartón. El dominico da la cantidad de plátano y el hartón da el grosor y el tamaño del producto, por eso es apto para exportar. Se siembra de 3 x 3 y una densidad de 1.120 plantas por hectárea.
“La diferencia de este cultivo, frente a la forma de cultivo tradicional, es que este cultivo es tecnificado. El campesino tradicionalmente siembra y lo deja a lo que Dios quiera, cuando llueva, a sol y agua, no hace las labores de deshoje , control de sigatoka, entre otras labores”, explica el agrónomo.
Añade que el piloto de Ramiro Sarabia es único. “Le dije que serían 30 frutos por racimos, eso es 33.300 plátanos, unas 9 toneladas y se superaron las expectativas. La finca está en proceso de certificación con el ICA”, reveló.
Álvaro Quintana Arroyo, coordinador departamental de Asohofrucol, recordó que los productores de plátano de San Juan hacen parte de las Alianzas Productivas del Ministerio de Agricultura.
Asohofrucol, la Asociación Hortifrutícola de Colombia, en las Alianzas Productivas juego un rol de identificador de oportunidades de proyectos, ayuda a su formulación y además es cofinanciador de los mismos, como también ayuda a buscar a otros cofinanciadores.
Quintana explicó que estos productores han participado en la Escuela de Conocimiento de Asohofrucol, que
tiene un paquete tecnológico para cada cultivo. Allí se les da el paquete mensualmente. Asistencia técnica integral que maneja la parte técnica y empresarial para que comercialicen sus productos.
Asohofrucol tiene hoy 5 proyectos. Uno en El Carmen de Bolívar, de ají picante; otra en San Jacinto, de plátano; en San Cayetano, de ahuyama; en Santa Rosa, de berenjena y en Villanueva, con plátano.
En 2023 también hubo convocatoria en la que esta asociación se ayudó a formular 6 proyectos del sector hortifrutícola. Son ellos de mango Keitt, ají picante, mango Keitt y ají, mango Keitt y yuca; y mango Keitt y maracuyá.

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