Desde el 1 de noviembre, el mecato sufrirá un encarecimiento notorio debido a los “impuestos saludables”, una medida instaurada en la reforma tributaria de 2022. Esta acción está destinada a gravar productos que poseen un alto contenido de azúcar y sodio, y su principal objetivo es reducir el consumo de estos productos por razones de salud pública.
Los consumidores, sin embargo, sentirán directamente el impacto de esta medida en su bolsillo. Las meriendas favoritas, independientemente de las preferencias de cada quien, serán más costosas. Productos comunes y populares, como salchichas, papas chips, galletas y ponqués, experimentarán un alza de precios significativa. Lee también: MinVivienda anunció preasignación para subsidios del programa Mi Casa Ya en 2024.
Este incremento no será súbito, sino que se aplicará de forma progresiva en los próximos años: habrá un aumento del 10% en 2023, 15% en 2024 y finalmente, un 20% en 2025. Para contextualizar, un paquete de salchichas que hoy día tiene un costo de $10.300, para el 2025, alcanzará los $12.360.
Más allá del mecato, otras categorías de productos también se verán afectadas. Las bebidas, especialmente aquellas con alto contenido de azúcar, sufrirán incrementos en sus precios. Dependiendo de su contenido de azúcar por cada 100 ml, los gravámenes se ajustarán, llegando incluso hasta $38 en 2025.
Pero el alcance de esta medida no termina ahí. Productos de consumo diario en muchos hogares, como mermeladas y salsas, enfrentarán una escalada en sus precios. Joseph Dacarett, gerente de Frigorífico de la Costa, comentó sobre este fenómeno, señalando que, aunque el impuesto se origina en el fabricante, eventualmente se trasladará al consumidor final.
Esta cadena de incrementos es preocupante para muchos. Sara Valbuena, directora legal de Ventus Consultores, indicó que, si bien el consumidor no es el objetivo directo del incremento, podría sufrir impactos de hasta el 3% en los precios finales de productos.
El panorama, según los expertos, es que el productor, vendedor o importador, al verse afectado por estos impuestos, buscará equilibrar sus finanzas, lo que resultará en un traslado de estos costos adicionales al consumidor final. Lee también: Andi y Naturgas le apuestan al transporte de carga con hidrógeno.
Esta decisión gubernamental no ha estado exenta de críticas. Diversos sectores han mostrado su descontento, señalando que las condiciones macroeconómicas actuales no favorecen este tipo de medidas. La inflación, aunque ha mostrado signos de reducción, todavía se mantiene por encima del 10%.
A pesar de las críticas, el Gobierno sostiene que esta es una medida necesaria. De hecho, sus proyecciones indican que, con este nuevo impuesto, se espera un recaudo que podría alcanzar los $3 billones para el 2025.
Sin duda, esta es una situación que genera debate y polarización. Por un lado, están las intenciones de promover una alimentación más saludable, y por otro, las repercusiones económicas que trae consigo para los consumidores y la industria en general. La evolución de esta medida y sus impactos reales están por verse en los próximos años.