El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, reconoció ayer en Cartagena que “pese a que la tendencia alcista de la inflación empezó a frenarse en abril y apenas en mayo se vio una caída importante en esa variable, la misma se encuentra aún en niveles inaceptablemente altos”. (Lea aquí: Leve disminución de la inflación en Colombia: según el Dane se ubicó en 12,82%).
Al intervenir en las sesiones de apertura del Congreso de Andesco y de la Convención Bancaria, Villar reconoció que ese indicador está muy alejado de la meta del 3% que ha establecido el Banco. “Estamos apenas iniciando el retorno hacia esa meta. Esperamos que tendrá lugar de manera gradual, pero firme, a lo largo del próximo año y medio, a finales de 2024”.
Dijo, además que “la tasa de interés de política del Banco Emisor ha sido aumentada de forma drástica durante los últimos 19 meses, completando un aumento de 11.5 puntos porcentuales desde que comenzó el presente ciclo de alzas en septiembre de 2021. Es el proceso de ajuste más fuerte de política monetaria que ha tenido lugar en el presente siglo y desde que el banco adoptó la estrategia de inflación objetivo que hoy guía nuestras decisiones. Los efectos son dolorosos y ciertamente impopulares y lo que hace las cosas más complejas, los impactos sobre la inflación se producen con un rezago mayor”, dijo el gerente de Banrepública.
Sobre la economía colombiana, el gerente del Banco de la República señaló: “No hay duda que el crecimiento tan alto de la economía colombiana en el 2022 fue algo positivo, el problema fue que se trató de un ritmo de crecimiento insostenible, jalonado por un exceso de demanda, que ese año creció a un ritmo superior al 10% en términos reales y generó fuertes desequilibrios en diferentes frentes. El exceso de demanda se convirtió en caldo de cultivo de presiones inflacionarias”.
Añadió que el crecimiento de la demanda no pudo ser atendido con producción nacional y se reflejó en aumento de las importaciones y en un déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos que para que para el año completo de 2022 fue del 6,2% del PIB. Ese desequilibrio es cercano al máximo histórico observado en Colombia, solo en el 2015 tuvimos uno similar, explicado por una caída fuerte en los precios de las exportaciones, en particular del petróleo.
En 2022 en cambio los niveles tan altos de déficit coincidieron con un muy buen desempeño de los precios internacionales del petróleo, carbón, café, poniendo de presente una vulnerabilidad, particularmente grande de la economía, que estaba gastando mucho más que sus ingresos en un año en que los ingresos eran atipicamente altos. Igualmente el aumento de la demanda se manifestó en el crecimiento del crédito de consumo que para el tercer trimestre de 2022 llegaron a superar el 23%, muy superior al crecimiento de los hogares.
El crédito de consumo, que llegó a crecer a tasas del 23% en el tercer trimestre de 2022, ha reducido su tasa de crecimiento a niveles superiores al 10%, la desaceleración ha sido menor en crédito de vivienda y crédito comercial y el microcrédito mantiene tasas de crecimiento cercanas al 15%. Estas tendencias hacen parte del proceso de ajuste de la demanda hacia niveles sostenibles. El proceso, aunque doloroso, a él contribuyó la política monetaria restrictiva adoptada por el Banco y también el ajuste en las finanzas públicas del Gobierno nacional en línea con la regla fiscal, que va a conducir que el déficit del Gobierno, que alcanzó el 5,5% del PIB el año pasado, se reduzca este año en más de un punto porcentual, a pesar de los menores precios del petróleo y el impacto negativo de la desaceleración económica sobre los recaudos tributarios y los mayores pagos de intereses que tiene que hacer el Gobierno en un contexto de mayor endeudamiento, dijo Villar.
La tasa de cambio ha tenido un fuerte ajuste a la baja en las últimas semanas que contribuirá a ser más fluido el proceso de reducción de la inflación, sin embargo, aún con ese ajuste, la comparación con otros países de la región deja a la moneda colombiana más depreciada en los dos últimos años. Cifras del 9 de junio indican que la depreciación del peso en lo corrido del año era de más del 13%.
Proyecciones
Para el año 2023 las proyecciones del equipo técnico del Banco estiman que el crecimiento sería bastante bajo, cercano al 1%. El nivel de ingreso de Colombia será este año mayor de lo que habría sido si a partir de 2019 se hubiera mantenido la tasa de crecimiento que traíamos, del orden del 3% anual y no hubiésemos afrontado la crisis asociada a la pandemia. (Lea aquí: Cartagena, con la tercera inflación más alta del país).

