“El proyecto de reforma laboral no es flexible, no se ajusta a las necesidades actuales del mercado laboral, pretende buscar una uniformidad con un mismo tipo contractual para todos”. Ese fue el principal cuestionamiento que de esa iniciativa hizo el profesor universitario y experto de Derecho Laboral, Johan Caldas García. (Lea aquí: “La más ambiciosa del siglo”: Gobierno radicó la reforma laboral).
“El mercado laboral y sus dinámicas han cambiado mucho. Los jóvenes quieren más libertad, más flexibilidad. La economía actual también supone que los colombianos tengamos ingresos adicionales a nuestros hogares y eso lo impide el proyecto, porque es inflexible”, señaló el académico en entrevista con El Universal.
Su análisis se hizo con énfasis en los trabajadores domiciliarios que laboran con plataformas virtuales. Aquí los tres impactos que la reforma tendría en ese segmento de la población:
1- En primer lugar, el flujo de dinero que van a llevar a sus casas los domiciliarios se va a disminuir proporcionalmente porque con la formalización que impone el proyecto de ley van a subir los costos prestacionales .
2- Este proyecto, de ser aprobado, por las cargas que impone va a llevar a que varios modelos de negocios de plataformas de entornos colaborativos no puedan seguir operando, ya que están pensadas en modelos económicos que suponen la mayor flexibilidad posible y libertad de elección de contractual de las partes.
3- Hay afectación directa a la libertad y la flexibilidad de las personas de escoger distintas fuentes de ingreso para sus hogares: en tiempos libres, tiempo completo, los fines de semana, que son muy flexibles y con la reforma ya no será así.
Otras consideraciones
Frente a quienes piensan que entorno a estas plataformas digitales el empleo es precario, sin mayores prestaciones, Caldas García señala: “A mi no me gustan esos argumentos generalistas, donde se asocia todo el mercado digital a algunas situaciones particulares. Lo cierto es que hay muchísimos empleados en entornos digitales que están contentos y que tienen las garantías contractuales que realmente necesitan. Lo primero es no generalizar. Por otro lado, hay personas que tienen expectativas altas, que buscan sacar mayor provecho en distintas circunstancias y creo que hay formas para lograr consensos entre las partes en que todos queden contentos y un ejemplo de ello es el modelo que se dio en Chile, donde se dieron certezas jurídicas que pedían distintos agentes del mercado, pero dejando la puerta abierta para que las personas escogieran libremente el modelo contractual que quisieran, dando flexibilidad horaria. Esto no quiere decir que no se deba hacer una normativa, pero sí se debe actualizar y modernizar el marco normativo actual que tenemos que tiene muchas décadas, pensando en figuras modernas, innovadoras y flexibles; y no pensar que la única solución viable es acogernos a un mismo tipo o modelo contractual creado hace décadas”. (Lea aquí: “La reforma laboral es un duro golpe a las Mipymes”: Acopi).



