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En San Jacinto, la paz se teje desde el campo

Un puñado de campesinos de la vereda Casa de Piedra (San Jacinto) buscan mejorar sus ingresos a través de la tejeduría ancestral y el turismo sostenible.

En San Jacinto, la paz se teje desde el campo
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Todos son campesinos, muchos de ellos víctimas del conflicto que golpeó a los Montes de María, pero ese fenómeno de violencia, que les dejó tantas secuelas, no ha impedido que un puñado de mujeres, hombres jóvenes y niños de la vereda Casa de Piedra, en la parte alta de San Jacinto (Bolívar), se asociaran para generar nuevas formas de ingresos, mantener las costumbres de la región e integrarse en una iniciativa turística sostenible, a través del proyecto ‘Tejiendo Hilos de Esperanza’. (Lea aquí:Tejeduría será declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de San Jacinto).

Corpofodesco, la Corporación Regional para el Fomento del Desarrollo Económico y Social, la Cultura y los Entornos Comunitarios Sostenibles, es una entidad sin ánimo de lucro, formada por gestores culturales del municipio de San Jacinto, que tiene dos líneas de acción: una, impulsar el turismo comunitario sostenible en ese municipio y la región de los Montes de María; y dos, impulsar la preservación y conservación de las manifestaciones culturales como son la música de gaitas, el tejido ancestral de tejeduría en telar vertical y las danzas.

Para que haya paz, estas comunidades rurales necesitan que se generen oportunidades económicas y sociales; y que tengan apoyo psicosocial”:

Edwar Manuel Guerrero Ortega, director ejecutivo de Corpofodesco.

Corpofodesco está desarrollando en la actualidad el proyecto ‘Tejiendo Hilos de Esperanza’, una oportunidad que tienen mujeres, hombres, jóvenes, niños y niñas de las zonas rurales de San Jacinto, para empoderarse de la tejeduría ancestral.

“A estas comunidades llegamos con las maestras, con el equipo profesional de la Corporación para que se genere una dinámica social de empoderamiento”, explica Edwar Manuel Guerrero Ortega, director ejecutivo de Corpofodesco.

El proyecto vincula a 22 mujeres adultas, 9 niñas, dos hombres y un niño.

Su selección se hizo en medio del desarrollo del programa ‘Hilando vida y esperanzas’, de USAID y OIM.

Corpofodesco, a través del ejercicio de turismo, con la operadora San Jacinto Travel, un negocio verde que le apuesta a la sostenibilidad ambiental, que busca que San Jacinto sea un destino de paz, generó este escenario para que el programa fuera a las comunidades.

Resulta curioso que en este programa hay dos hombres y un niño aprendiendo la tejeduría, actividad tradicional entre las mujeres de San Jacinto. “Se están rompiendo esos estereotipos y clichés que tenemos en la mente que la tejeduría es solamente del sexo femenino. Hoy en San Jacinto y sus veredas se están vinculando a la actividad muchos hombres. Con esto se muestra que es una oportunidad que genera ingresos para hombres y mujeres”, expresó.

El plan de formación de tejeduría es una transmisión de saberes ancestrales, con tres maestras, de las mejores de San Jacinto: Olivia Carmona, Damaris Buelvas y Ana Álvarez. Ellas enseñan dos técnicas: el telar vertical (para las hamacas) y el crochet (para las mochilas). El punto de encuentro es el Taller Comunitario de Tejeduría de la vereda Casa de Piedra.

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miembros de la comunidad campesina de la vereda Casa de Piedra, en San Jacinto, son los participantes del proyecto ‘Tejiendo Hilos de Esperanza’: 22 mujeres adultas, 9 niñas, dos hombres y un niño.

El proyecto tiene unos objetivos: uno, fomentar y mejorar la salud mental de las comunidades, con el acompañamiento de unas trabajadoras sociales que les hacen terapias para superar las secuelas del conflicto armado. Dos, el proceso de formación en tejeduría, que es el énfasis del proyecto. Tres, le apuestan a la conservación de la identidad cultural, a través de los tejidos de las hamacas para preservar la tradición y el cuarto objetivo es la adecuación del salón comunal de la vereda Casa de Piedra como un taller comunitario de tejeduría, para consolidar un producto turístico, integrado con naturaleza, involucrando a las comunidades. La agencia lleva los turistas a la vereda y éstos podrán comprar los productos de las comunidades.

Con el proyecto también se logró organizar y asociar a los campesinos a través de la Asociación Manos Campesinas Tejedoras de Paz. El proyecto es apoyado por el programa ‘Tejiendo hilos de esperanza’ de USAID y de la OIM, el operador. (Lea aquí: La tejeduría de San Jacinto lucha por no desaparecer).

Grupo de campesino de la vereda Casa de Piedra, en San Jacinto, que hace parte del proyecto ‘Tejiendo Hilos de Esperanza’, junto a las maestras y directivos de Corpofodesco. // Fotos Cortesía Corpofodesco.
Grupo de campesino de la vereda Casa de Piedra, en San Jacinto, que hace parte del proyecto ‘Tejiendo Hilos de Esperanza’, junto a las maestras y directivos de Corpofodesco. // Fotos Cortesía Corpofodesco.
Edwar Manuel Guerrero Ortega, director ejecutivo de Corpofodesco. // HFA - EU.
Edwar Manuel Guerrero Ortega, director ejecutivo de Corpofodesco. // HFA - EU.

Para que haya paz, estas comunidades rurales necesitan que se generen oportunidades económicas y sociales; y tengan apoyo psicosocial”.

Edwar Manuel Guerrero Ortega

Director ejecutivo de Corpofodesco

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