En las plazas de mercado de Cartagena y en los principales supermercados de la ciudad se observa un buen abastecimiento de alimentos, sin embargo la demanda de productos de la canasta familiar, por parte de los consumidores, luce desaforada, algo desesperada como si se tratara de la última oportunidad de compra, como si se acercara el ‘apocalipsis’...
Las recientes medidas restrictivas, con toque de queda incluido, que en algunos casos coincidieron con el pago de quincena, incentivaron a miles de cartageneros a volcase a los centros de abastecimiento y muchos compraron lo que más pudieron, hasta agotar el último centavo.
Agua, arroz, papel higiénico, pañales desechables, alcohol antiséptico, verduras, leche, granos, frutas, especialmente cítricos, y algunos enlatados eran los preferidos para los compradores.
En la zona de cajas de los supermercados la fila de carritos de mercados repletos parecían un ‘reality’ del que más comprara; mientras en las afueras de algunas tiendas de cadena los siguientes compradores hacían fila para llenar sus ‘carritos’, ya que juiciosos acogieron la disposición de ingresar a las zonas de compra en pequeños grupos, para atenuar el riesgo de un eventual contagio.
En ese afán por llevar de todo a casa, algunos productos empezaron a desaparecer en los anaqueles. No es que haya escasez, solo que la demanda repentina acabó con los inventarios de los supermercados.
‘Volaban’ como pan caliente las botellas de alcohol antiséptico, de cualquier grado, en un supermercado de un reconocido centro comercial del Pie de La Popa, un operario apareció con varias cajas de ese producto para ordenarlos en los mostradores y ni siquiera los pudo ubicar. Literalmente se los arrebataron de las manos... algunos clientes acaparaban más de tres unidades. Igual pasa con los antibacteriales. Las compras están desbordadas, al borde del pánico.
