Con 48 años, 15 de los cuales lo ha dedicado a la siembra de maíz y patilla, don Luis Alfredo muestra orgulloso su cultivo de una de las dos hectáreas de patilla que recogerá en las semanas próximas, en una vereda del norte de Marialabaja.
“En cada hectárea hay cerca de 5 mil plantas de patilla. Las semillas que se utilizan son un híbrido que se llama Santamelia. La sembramos el 23 de diciembre de 2012 y en 80 ó 90 días después esteremos culminando la cosecha”, asegura este campesino, mientras observa esperanzado su cultivo.
La hectárea de patilla le puede generar a este campesino entre 3.000 y 4.000 frutos, suficientes para sacar los costos del cultivo y obtener una ganancia razonable.
Pese a su experiencia en las labores del campo, Don Luis Alfredo no es propietario de la tierra que cultiva y en cada siembra debe pagar por el arrendamiento de una hectárea la suma de 200 mil pesos.
Y por el arrendamiento de la tierra empiezan los costos para este labriego. A ello se suman los 250 mil pesos que vale alistar la tierra para el cultivo (el arado), más los 700 mil pesos que cuesta la semilla que requiere para tener un cultivo exitoso. En total, son un millón 150 mil pesos los costos mínimos por hectárea que asume este cultivador y si la producción es normal, por su cosecha podría tener ingresos por 2,5 millones de pesos y unas ganancias que rondan el millón 350 mil pesos.
Mientras nuestra fuente nos relataba su experiencia en el cultivo de patilla, sus vecinos – unos cultivadores de melón- alistaban su cosecha para comercializarla en el mismo sitio. Un camión rompía el silencio de la zona para irse cargado con los frutos de las fértiles tierras de Marialabaja.
Ya cuando el cultivo está a punto de completar dos meses, Luis Alfredo prácticamente debe mudarse a la pequeña parcela que arrendó. “Nos toca mudarnos para acá y cuidar en las noches, pues de ‘Marica el último’ (un barrio de Marialabaja) llegan algunos delincuentes a llevarse nuestra cosecha y no podemos permitir que estos se lleven las ganancias, mientras que su compañera y uno de sus nietos asisten con la cabeza, debajo de la fronda de un enorme árbol de “abraza palo”.
En marzo habrá terminado la cosecha de patilla para Luis Alfredo y ojalá con jugosas ganancias, pero de inmediato empezará a sembrar maíz con las primeras lluvias de 2013.
Por experiencias como esta, es que Marialabaja es la gran despensa agrícola del norte de Bolívar.
Las cifras
En el 2012, Bolívar registró un área sembrada de patilla de 160 hectáreas, de las cuales se cosecharon 159. En los dos semestres del año, la producción de esta fruta alcanzó las 1.562 toneladas.
El rendimiento promedio por hectáreas de esta fruta en Bolívar es de 9,9 toneladas, según datos de la Secretaría de Agricultura.
Los municipios que lideran la producción de patilla en el Departamento son los del llamado Zodes del Dique.
Las cifras oficiales señalan que en el 2007 la producción de patilla en Bolívar fue de 1.148 toneladas. En el 2008, 1.372; en el 2010, año en que los cambios climáticos con fenómeno de la Niña incluido afectaron la producción, solo se reportaron 94 toneladas y en 2011, se lograron recoger 992 toneladas de la fruta.
