El último día de competencias de surf en los Juegos Olímpicos en Tahití tuvo un invitado sorpresa: una ballena.

Juegos Olímpicos y Paralímpicos alcanzan cifra récord en París
EL UNIVERSAL Y EFEA una distancia segura de la brasileña Tatiana Weston-Webb y la costarricense Brisa Hennessy, quienes competían en su semifinal, la ballena saltó sobre el agua, regalando a los espectadores y fotógrafos un momento inolvidable. Lea aquí: Luis Felipe Uribe logra clasificación a semis en clavados de trampolín
No es raro que animales silvestres como aves, focas e incluso tiburones hagan apariciones durante competencias de surf en todo el mundo.
En Tahití, donde se lleva a cabo la competencia de surf de este año, a casi 16.000 kilómetros de la ciudad anfitriona, París, las ballenas se congregan en las cercanías del archipiélago durante las temporadas de apareamiento, nacimiento y migración.
Tahití también cuenta con varias zonas marítimas protegidas. En abril pasado, los líderes indígenas del Pacífico sur, incluidos algunos de Tahití, firmaron un tratado que reconoce a las ballenas como “personas legales”. Sin embargo, esta declaratoria aún no se ha reflejado en las leyes de las naciones participantes.
La competencia
Kauli Vaast, de la Polinesia Francesa, se coronó con la medalla de oro en surf masculino, mientras que la estadounidense Caroline Marks ganó la medalla de oro en surf femenino en los Juegos Olímpicos de París en Tahití.

Los vítores y las lágrimas inundaron los barcos cercanos a la ola y a las multitudes de espectadores a lo largo de la orilla cuando el partido final masculino concluyó la tarde del lunes. Vaast levantó los brazos en señal de victoria tras superar al australiano Jack Robinson, quien se llevó la medalla de plata. Lea aquí: Juegos Olímpicos: Natalia Linares, promesa del atletismo, se despide de París
El cotejo por la medalla dorada femenina se lo llevo la estadounidense Caroline Marks tras unos intensos treinta minutos en donde derrotó a la brasileña Tatiana Weston-Webb, que se alzó con la medalla de plata.

Los medallistas — algunos con los pies descalzos — subieron al podio olímpico cerca del océano, mientras las multitudes se reunían para animar y tomar fotografías.