Si hay algo que le preocupa a Mercedes Pérez, del registro de Bolívar y cuarta en los Juegos Olímpicos de Tokyo, es no haber podido regalarle una casa a sus padres. Si hubiera ganado medalla seguro que su sueño lo hubiera realizado este mismo año.
“Desde pequeña siempre he soñado con ayudarlos, con esfuerzo, dedicación y mucha responsabilidad. Mi madre (Cecilia Tigrero) ha sido una mujer luchadora, siempre trabajó en casas de familia día y noche para poder darle a sus hijos lo mejor en medio de las circunstancias. Mi papá (Edil Pérez) ha sido vendedor ambulante y pescador, le ha tocado duro”, contó a El Universal Mercedes con un dejo de tristeza por no haber logrado la meta trazada,
Y es que la medalla se le escapó por muy poco. “Hubiera sido muy lindo ganar esa medalla para retribuir todo lo que hicieron y siguen haciendo por mi. Era alcanzar la gloria y ayudarle a ellos para que tuvieran un espacio propio donde vivir. Somos seis hermanos y nos hemos levantado con dificultad y mucho amor”, agrega Mercedes, toda una luchadora de la vida que ha hecho una gran carrera en el deporte de las pesas.
El amor de hija es gigante, cuidar a sus viejos y brindarles lo mejor siempre ha sido su prioridad.
“Ya ninguno de mis dos papás trabaja, mi mamá ya tiene 62 años, está conmigo en Palmira (Valle) hace ocho meses, quiero cuidarla muchísimo. Mi papá tiene 75, está con mi hermana en Santa Marta. Mi gran sueño es darle estabilidad mental y económica a quienes me dieron la vida”, recalca.
Su amor por Bolívar es demasiado fuerte, ella así mismo lo reconoce.
“Soy samaria, pero mi corazón es de Bolívar, de Cartagena, ya son más de ocho años participando por el departamento, siendo campeona en dos Juegos Nacionales. Me siento muy feliz de pertenecer al departamento de Bolívar, he sentido el cariño, el apoyo de todos. Desde que llegué Dumek Turbay siendo gerente de Iderbol me brindó su respaldo, Bolívar me acogió y su gente se metió en mi corazón, sé la buena vibra de la gente hacia a mí, este departamento me ha hecho grande y quiero seguir ganando para Bolívar que sigue apoyándome a través de la Gobernación de Bolívar”, recalca.
Ella dio todo para estar en el podio, pero la historia fue otra.
“En Tokio había una gran responsabilidad, mi competencia fue bastante dura, tal vez una de las difíciles sentimentalmente para mí, pero creo que cumplí porque di mi corazón y mi alma, como siempre”, afirmó la pesista de 33 años.
Lo que más la tiene tranquila es que se entrenó bien y que en la competencia dejó todo.
“No estuve en el podio no porque no quise sino porque los designios de Dios y la vida son así, algunas veces las cosas difíciles de entender, pero hoy me siento muy orgullosa de mí y lo que hice, demostrarle al mundo que las mujeres no se quebrantan ante las adversidades es algo muy bonito”, comenta.
No todo el mundo va a unos Olímpicos ni se gana fácilmente diploma en la justa deportiva más importante del planeta.
“Son mis terceros Juegos Olímpicos. En el 2008 quedé de octava en Pekín, en Brasil en 2016 me situé cuarta y ahora otra vez fui cuarta. Los tres diplomas olímpicas, que se le dan a los mejores del mundo en esta justa, tiene un sentimiento especial, diferente y muy profundo”, sostiene llena de emoción y de mucho orgullo.
La historia de Mercedes con las pesas aún no termina.
“Quiero seguir luchando para poder darle esa casita a mi mamá, para que esté tranquila y pueda tener un techo junto a mi papá para poder descansar. He trabajado durante muchos años para conseguirle esa casa a mis padres y sé que con la bendición de Dios se hará realidad”, sostiene.
Detrás de esta pesista hay un hogar en el que solo se habla de este deporte.
“Tengo mucho por agradecerle a mi esposo Edinson Angulo, quien fue pesista de la Selección Colombia y representó a Bolívar, en los 77 kilogramos. Fue sexto a nivel mundial, campeón nacional y tuvo otros logros. Ahora también me ayuda mucho en los entrenamiento, la idea es disfrutar de estos años que nos quedan en el deporte para luego tener nuestros hijos y levantar un bonito hogar.
Regresa hoy a Colombia, después de muchos meses podrá volver a tener contacto con su familia.
“Mi mamá está ansiosa por darme un abrazo y recibirme con mi comida preferida: arroz de fideo, pollo sudado con papas. Ahora tomaré un descanso después de todo el esfuerzo que se hizo, estuve mucho tiempo fuera de casa, quiero darle un respiro a mi cuerpo, oxigenar mi mente y esperar haber qué tiene mi Dios para mí. En septiembre hay un Mundial de Mayores, esperemos estar ahí representando a Colombia”, puntualiza.
