Si se menciona a Boca Juniors en tu mente puede que aparezca el recuerdo de las finales de Copa Libertadores; el Once Caldas campeón de 2004, la serie de semifinales con Cúcuta Deportivo en 2007; o nombres como el de Guillermo Barros Schelotto, Carlos Tévez. Carlos Bianchi, Jorge Bermúdez o Martin Palermo.
Sin embargo, hay un párrafo a parte para dos individuos que se postran en la cúspide de lo que cualquier futbolista sueña ser pero que, aunque llegaran, no serian ellos pues otro Diego Armando Maradona u otro Juan Román Riquelme no nacerá. Otro año del Real Cartagena siendo poco equipo para tan buena hinchada.
“Tu puedes hacerlo mejor o peor, pero no lo vas a reemplazar”, dijo Rubén Blades cuando se le pregunto por lo que fue sustituir a Hector Lavoe en la dupla con Willie Colón. Dicha frase retrata bien cuál es el legado que dejaron Roman y “el Diego”. A los dos más grandes que han vestido la camiseta del ‘Xeneize’ los unen muchas cosas; como ser canteranos de Argentinos Juniors, haber pasado a jugar en Boca Juniors y dar el salto a Europa con el Barcelona.
Dentro de tantas coincidencias que acarrea el universo, uno de los vínculos más representativos con los se puede relacionar a Roman y “el Diego” es el número 10.
Fue un 10 de noviembre de 2001 cuando se realizó la despedida del fútbol de Diego Armando Maradona en la Воmbonera. En el evento, la Selección
Argentina dirigida por Marcelo Bielsa, contando con a presencia del Diez, se enfrentó al equipo del Resto del Mundo, integrado por leyendas como Enzo Francescoli, René Higuita, Cantoná y como no, RiqueIme.
Maradona anotó dos goles y al concluir el partido expresó una frase que quedó grabada en la memoria para siempre: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. Juegos Nacionales: Bolívar buscará repetir Oro en Voleibol Playa Masculino.

Ese mismo día un 10 de noviembre, pero de 1996, en el triunfo de Boca ante Unión de Santa Fe por 2 a 0 con goles de Hugo Romeo Guerra y Fernando Cáceres se produjo el debut en la Primera División de Juan Román Riquelme, considerado por muchos como el máximo ídolo en la historia del club de la Ribera y que, desde su primer encuentro en La Bombonera, fue aclamado con ovaciones por “La 12”.
El número 10 cae por casualidad en el prologo de la carrera deportiva de uno y en el epilogo del otro. Claramente, la 10 en las espalda de ambos nunca fue una coincidencia, sino una prueba de su talento, y por azares del destino, un número que los une de cierta manera.