Violaciones, asesinatos, torturas, detenciones forzosas y suicidios; en el Estadio Nacional de Santiago sucedieron todas esas atrocidades. Más de 7.000 personas fueron retenidas allí donde la Selección chilena juega con la ilusión de volver a un Mundial. Claramente la historia de la estructura es mucho más que solo fútbol.
Ayer 11 de septiembre, fue el aniversario del inicio (1973-1990) de la tiranía del general Pinochet en Chile. Un régimen que duró 13 años repartiendo dolor al pueblo chileno y que medio siglo después, sigue sin sanar. Lea aquí: Selección Colombia: la foto de El Universal de la que El Cole se enamoró.
Relacionado a los muchos crímenes de lesa humanidad que rodearon el ascenso al poder y mandato del general, aparece el Nacional de Santiago de Chile, que tiene la mancha de haber sido el mayor centro de retención y torturas de la dictadura.
Los interrogatorios y torturas se hacían en muchas partes del estadio como los pasillos, salones en el segundo piso y el velódromo. Los detenidos dormían en el piso sin nada más que sus ropas.
En sitios como los vestuarios se encontraban las mujeres, que contaban con colchonetas para dormir. Muchas de las retenidas fueron abusadas sexualmente por los “cuidadores”, muchos de ellos miembros de la Armada chilena.
En la actualidad se hacen muchos homenajes cada que se acerca el aniversario del golpe de estado. Jugadores de la Universidad de Chile, club que oficia como local en el Nacional, dejan ofrendas florales en honor a las víctimas. Lea aquí: Vuelta a España: Jonas Vingegaard atacó a su líder y se llevó la etapa.
Pero el homenaje más simbólico es el mismo estadio, el cual detrás de una de sus porterías tiene una grada de tablones viejos y sin usar. Este espacio es uno de los varios que nunca han sido remodelados por respeto a todos los exprisioneros. Pasillos y un vestuario -que también se mantienen intactos- están adornados con fotos de las víctima y frases que representan el clamor de muchos chilenos que repudian los crímenes de la tiranía.