Este martes, en el partido entre FC Barcelona y Eintracht Frankfurt por la fase de grupos de la UEFA Champions League, lo deportivo quedó opacado por graves incidentes protagonizados por aficionados del equipo alemán en las gradas del Spotify Camp Nou.
Tras el gol de los visitantes a los 21 minutos, una parte de la hinchada de Frankfurt encendió bengalas, lanzó vasos con bebida y otros objetos hacia la zona ocupada por seguidores del Barcelona, y golpeó las barreras de seguridad. Lea: Champions League: 25 goles se marcaron en la jornada del martes de la sexta fecha
La situación se intensificó con el paso de los minutos y no se calmó ni siquiera después de que Barcelona se pusiera en ventaja.
Las imágenes que circularon en redes muestran a miembros de seguridad intentando contener a los hinchas, mientras desde la tribuna visitante seguían lloviendo bengalas y proyectiles, lo que generó tensión y riesgo real para la integridad de los asistentes.
A pesar del clima hostil, dentro del campo la historia fue distinta: con un doblete de Jules Koundé Barcelona remontó el 0-1 inicial y se impuso 2-1 a Frankfurt. Los goles del defensor llegaron al inicio del segundo tiempo, y con ellos el equipo catalán logró respirar y sumar tres puntos vitales para sus aspiraciones en el torneo.
¿Y la seguridad qué?
Sin embargo, la violencia en las gradas ensombrece el resultado y reabre el debate sobre seguridad, acceso de aficionados rivales y protocolos en partidos de alto riesgo. El club había implementado estrictas normas —entradas nominales, control visual de la vestimenta, compra solo para socios, y vigilancia reforzada— precisamente para evitar este tipo de incidentes. Lea: Real Cartagena, con caras nuevas y mucha juventud en su apuesta 2026
Finalmente, aunque el triunfo deportivo dio a los “blaugranas” una bocanada de aire en la competición, lo ocurrido en las tribunas deja una mancha difícil de limpiar: el fútbol ganó en cancha, pero perdió en el estadio.

