Los Dodgers de Los Ángeles vivieron una jornada de celebración inolvidable tras conquistar su segundo título consecutivo de la Serie Mundial, un logro que ningún equipo había alcanzado en los últimos 25 años.
El festejo se tomó las calles del centro angelino con un desfile multitudinario que culminó en el Dodger Stadium, donde miles de aficionados vestidos de azul rindieron homenaje a sus ídolos.
Shohei Ohtani, una de las grandes figuras del equipo, fue recibido entre ovaciones. Acompañado por su esposa, Mamiko Tanaka, el astro japonés agradeció el apoyo de la afición con un mensaje en inglés. Lea: La curiosa anécdota de Clayton Kershaw en la Serie Mundial
“Hola, hola. Quiero decir que estoy muy orgulloso de este equipo. Quiero decir que ustedes son los mejores fanáticos del mundo. Estoy listo para conseguir otro anillo el próximo año. Vamos”. Durante el recorrido en autobús, Ohtani añadió que “es realmente agradable poder ganar y estar rodeado de todos estos increíbles fanáticos. Realmente lo estoy disfrutando y aprovechando al máximo”.
Ohtani, Yamamoto y Kershaw, protagonistas del festejo
El lanzador Yoshinobu Yamamoto, elegido como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, también se dirigió al público con un mensaje en inglés: “Perder no es una opción. A mis compañeros de equipo, mis entrenadores, el increíble personal y todos los fanáticos, lo hicimos juntos. Amo a los Dodgers. Amo Los Ángeles”.
Otro de los momentos destacados fue la presencia de Roki Sasaki, el lanzador novato que celebró su cumpleaños número 24 en medio del desfile. En el estadio, los jugadores caminaron por una alfombra azul hasta un escenario donde se unieron a celebridades como el rapero Ice Cube y el actor Anthony Anderson, quienes animaron a la multitud.
Mookie Betts, emocionado, dejó claro su ambición de seguir sumando títulos: “Tengo cuatro. Tengo que completar la mano, bebé. El tricampeonato nunca ha sonado tan dulce. Alguien haga una camiseta con eso”.
El boricua Kiké Hernández, fiel a su estilo, encendió el ambiente al afirmar: “Todos han estado haciendo preguntas sobre una dinastía. ¿Qué tal tres en seis años? Somos una maldita dinastía, bebé”.
Desde uno de los autobuses, el mánager Dave Roberts levantó el Trofeo del Comisionado ante una multitud que coreaba su nombre, mientras confeti azul y blanco cubría el cielo.
El veterano Clayton Kershaw, quien anunció su retiro tras 18 temporadas con los Dodgers, resumió el sentimiento del equipo: “Es la manera perfecta de terminar. Sé que los Dodgers siempre han significado mucho para esta ciudad durante generaciones. Para nosotros, poder hacer esto frente a ellos significa el mundo para mí y para todos los demás”.
Con el trofeo en alto, los Dodgers celebraron un bicampeonato que los consolida como una de las franquicias más dominantes de la era moderna del béisbol.