6 de julio 2025.
El sol pega fuerte. El polvo de los carros acecha pero prevalecen la prudencia y el cuidado. Sabe que debe llegar a su destinado esa tarde para seguir con su sueño. Lía Gabriela Luna Polo es una niña de 11 años que todos los días se va en bicicleta para sus entrenamientos de gimnasia. El caballo de acero es manejado por su cómplice, o mejor, por su padre, Luis Gabriel Luna.
Las tardes de Lía están rodeadas de pitos y ruidos de carros en plena carretera, obstáculos que debe pasar para llegar al Coliseo de Combates, en donde exhibe su talento en la gimnasia rítmica. El trayecto en bici desde el barrio La María no la agota, a su padre tampoco, a pesar de que él es el que pedalea. Es que manejar por plena Avenida La Perimetral, esquivar motos y taxis, no es nada fácil, eso súmale, los pitos de las busetas.
“Ella es el motor silencioso de mis días, la luz que da sentido a todo lo que hago. Ella representa mis motivos nobles”, dice el papá, quien también la lleva al colegio en su medio de transporte. Te invito a leer: La colombiana Angélica Bernal logró hito histórico en Wimbledon
“Como no tenemos plata para el transporte, toca en la bicicleta”, exclama Evelsi Polo, madre de la deportista.
Lía, gracias a ese apoyo y esfuerzo de sus padres, se concentra en lo suyo, no solo en mantener el equilibrio en el trayecto, también en pisar firme y estar coordinada en sus movimientos.
“Mi hermana me enseñó la gimnasia, pues era muy flexible. Mi sueño es ir a una Selección Colombia y a unos Juegos Olímpicos”, afirma la niña. Su madre no podía tener más hijos debido a una hiperprolactinemia, pero quedó embarazada contra todo pronóstico. A los ocho meses de embarazo nació Lía, la gimnasta de la familia.
“Es un ángel que le cae bien a todo el mundo, es muy disciplinada, una niña feliz “, dice la madre, que atiende una pequeña droguería para comprarle lo necesario a su retoño. Su padre, por su lado, es chef, pero sin empleo.

Su camino al éxito
Todo empezó en una academia de modelaje, pero por su flexibilidad, Lía fue invitada a una clase de gimnasia. Aquí empezó lo bueno. Su talento la llevó a las Escuelas de Formación del Ider, en el núcleo del barrio Daniel Lemaitre. El profesor Harold Coronell la potenció, pero en gimnasia artística.
“Ella era buena en gimnasia artística, pero no le gustaba. Ella quería la gimnasia rítmica y fue cuando el mismo profesor Coronell se lo propuso”, recuerda doña Evelsi. Te invito a leer: Sin Luis Díaz, Liverpool disputó un emotivo primer amistoso de pretemporada
Ya en esta modalidad, Lía Gabriela viene dando pasos agigantados. Allí quería estar. Hoy, a pesar de su corta edad, es pionera de la gimnasia rítmica en Bolívar. El éxito va agarrado de su mano y la bicicleta direccionándola.
“Es una niña entregada, apasionada, inteligente. Es la única gimnasta de la región Caribe que está programada para las altas competencias y sigue en el proceso de convertirse en una deportista de alto nivel”, dice el entrenador Harold Coronell, fundamental en la carrera de la menor y quien la ha guiado desde sus primeros pasos en este deporte.

Los días pasan y la exigencia aumenta. Lía fue convocada a la Selección Bolívar juvenil y ya ha participado en varios torneos nacionales e internacionales obteniendo buenos puntajes. En los Juegos Intercolegiados fue la reina en su modalidad y categoría. Su talento la llevó ahora al club Iron Boys, el mejor de la ciudad de Cartagena. Aquí está becada.
“La gimnasia es un deporte costoso, nos toca hacer rifas para los uniformes. Queremos que siga avanzando. Estamos buscando patrocinios”, dice la madre, que agrega que el “piloto” de la bici de su hija está sin trabajo. “Mi esposo es chef, pero ahora no tiene trabajo, nos toca duro”, añade. Te invito a leer: El desgarrador llanto de Amanda Anisimova tras perder la final en Wimbledon
Los padres de Lía ahora tendrán que hacer acrobacias para buscar el dinero que le permita a su hija ir a un torneo en Pereira, en donde Lía Gabriela espera figurar. No será fácil asistir y luego competir, pero sí se tendrá la certeza que un orgullo del barrio La María seguirá persiguiendo sus sueños en una bicicleta de color azul, esa que irradia esperanza y también supera obstáculos en las peligrosas carreteras de La Heroica.
