Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, dos de los grandes favoritos al título en Wimbledon 2025, se encargaron de estrenar este jueves la cancha central del All England Club, en una sesión de entrenamiento que dejó un set empatado 5-5 y varias postales memorables entre risas y respeto mutuo. Lea aquí: Así le fue a Camila Osorio en su partido previo al inicio de Wimbledon
El primero en pisar el césped fue Djokovic, siete veces campeón en Londres, seguido por Alcaraz —campeón defensor y ganador de las últimas dos ediciones— y su entrenador Juan Carlos Ferrero, quien no ocultó su sorpresa al ver el impecable estado de la cancha: “¿De estreno total, eh?”, le comentó entre sonrisas a Jamie Delgado, exentrenador de Andy Murray y actual parte del equipo organizador.
El entrenamiento, realizado bajo techo debido a la ligera lluvia que caía en Londres, duró 45 minutos, como estipula el reglamento del torneo para las sesiones de aclimatación, con el objetivo de evitar accidentes en una superficie aún resbaladiza.
Durante el set, ambos tenistas intercambiaron golpes de alta calidad, pero también se permitieron momentos distendidos. En una jugada particular, Alcaraz logró un espectacular passing de revés a una mano que desató los aplausos del público y una disculpa al serbio: “He cerrado los ojos y ha salido así”, le comentó divertido al de Belgrado. Le puede interesar: Didier Fuentes, por su primer triunfo en las Grandes Ligas
El All England Club ha cambiado su protocolo desde hace un par de años, permitiendo que los mejores del mundo inauguren la cancha central en lugar del tradicional partido de dobles mixto con miembros del club, en busca de proteger la superficie y reducir el riesgo de lesiones.
Ambiente amistoso previo a Wimbledon
Después del choque amistoso entre Alcaraz y Djokovic, fue el turno para Jannik Sinner y Daniil Medvedev, quienes también realizaron una sesión de adaptación. Alcaraz y Sinner, precisamente, se reencontraron por primera vez desde su final en Roland Garros y se saludaron con un cálido abrazo.
El ambiente de camaradería y respeto entre los principales contendientes es el preámbulo ideal para lo que promete ser una edición vibrante de Wimbledon.