Caminando al trabajo, pasé por una funeraria. Había un grupo de personas congregadas ante su puerta principal, todos vestidos de blanco. Escuché sollozos, tímidos y bajos, pero el silencio prevalecía en medio del bullicio de los vehículos que circulaban frente al lugar. Era una expresión de la vida lo que allí acontecía. Solo espero que quien yace bajo la oscura tierra haya tenido una vida plena, una como la que Carlos Alcaraz Garfia quiere vivir.
Carlos Alcaraz es un joven tenista de El Palmar, Murcia (España), considerado un fenómeno en el campo y quien, a su corta edad, ha conseguido tanto que los expertos lo proyectan como uno de los mejores de la historia. Este lunes, 5 de mayo, cumplirá 22 años, y él solo desea tres cosas para su eternidad en la tierra: ser feliz, no ser “esclavo” del tenis y ser el mejor de la historia. Todo esto... lo quiere lograr a su manera. Lea: El secreto de la mentalidad ganadora de Federer, Nadal y Djokovic
La vida no existe sin la muerte y no hay muerte sin la vida. Las reglas son claras. Todos hacemos lo mismo: vivir -a nuestra manera-. Jugar con lo que existe a nuestro alrededor, compartir y competir con quienes encontramos en el camino e inventar aquello que deseamos y no está.

Carlos, a sus 21 años, le demuestra al mundo, en su documental, los imaginarios y certezas que existen alrededor del tenis profesional y que busca romper o, por lo menos, sacudir. Un completo revolucionario que, ante lo bueno y lo malo, la frustración y la victoria, el dolor y la satisfacción, siempre encuentra la forma de sonreír.
En el documental Carlos Alcaraz: A mi manera, el jugador rompe con la comparación que lo acecha. Al ser español, todos esperan que sea, por lo menos, igual de sobresaliente que el mayor exponente del tenis de su país. Tuvo la suerte de jugar contra Rafael Nadal y Novak Djokovic, de verlos como maestros y sentirlos como rivales. Él solo quiere disfrutar. Lea: Coco Gauff, la campeona afroamericana del US Open que hace historia
“La primera vez que me compararon con Rafa fue con 16 años. Fue un momento chulísimo porque me estaban comparando con mi ídolo (...) El sucesor de Rafa. Vas a quitarle el puesto a Rafa. El heredero del trono. Innecesario. Yo no quiero que me llamen el sucesor de Rafa. Quiero que me llamen Carlos Alcaraz Garfia”.

En este recorrido cinematográfico, sus guías, su apoyo, su equipo, son fieles creyentes de que Carlos tiene todas las capacidades para llegar al Olimpo del tenis, pero que, para alcanzar la gloria eterna, debe entregarse por completo. El Big Three demostró que su sed era insaciable: siempre con ganas de ganar. Siempre con el ímpetu de ser el mejor. Siempre con la fuerza de quien es el número uno y la determinación de que no hay un mañana.
Hay momentos en los que no me apetece tanto jugar, hay momentos en los que no quiero viajar, hay momentos en los que digo ‘quiero estar aquí, quiero ser la persona de 20 años que soy’”.
Carlos Alcaraz.
Lo llaman “ser esclavo del tenis” y esa es una palabra que Alcaraz no desea que prevalezca en su vocabulario. Conoce sus capacidades y, aunque todavía lucha con sus miedos más inocentes, es consciente de que puede ser el mejor de la historia. Pero él no quiere sacrificar su juventud, la espontaneidad y el disfrute. Lea: Las palabras de Djokovic a Alcaraz tras vencerlo en los Juegos Olímpicos

Nos muestran a un Carlos más allá de la raqueta, los puntos y los trofeos. Es familiar, juguetón, amigo y decisivo. Es inmaduro y terco. Sabe ser vulnerable y no le da pena llorar ante las cámaras, ante el mundo.
“Yo soy una persona a la que le gusta pasar tiempo en casa. Las pequeñas cosas son las que me hacen feliz. (...) Ahora mismo mi miedo sería el ver el tenis como una obligación. Hay momentos en los que no me apetece tanto jugar, hay momentos en los que no quiero viajar, hay momentos en los que digo ‘quiero estar aquí, quiero ser la persona de 20 años que soy’”. Lea: Récord: Carlos Alcaraz superó a Djokovic, Federer y Nadal, con 21 años
Para él, no hay un solo camino para llegar y lo va a demostrar. Quiere jugar al tenis siempre y cuando sienta el gozo, la adrenalina y la felicidad de bailar junto a la raqueta. En el juego lo entrega todo, sin perderse, sin sentir que este lo domina. Alcaraz no está solo: su familia es su apoyo incondicional, su lugar seguro, su refugio y su felicidad. Albert Molina (mánager), Juan Carlos Ferrero (entrenador), Juanjo Moreno y Fran Rubio (equipo de fisioterapeutas) conforman su muro de protección. Todos se juegan algo, todos sacrifican tiempo, espacio y compañía; todos buscan lo mismo, el sueño de Carlos, uno donde su felicidad está por encima de todo.

Cuando es deporte es pasión, no esclavitud
Luis Sarmiento, entrenador de tenis en Cartagena, desea cambiar este concepto: para ser grandes, no debes ser esclavo. Un mensaje ambiguo, porque lo que se aprende a amar se convierte en pasión, y esta puede con todo, incluso con las largas horas de entrenamiento, los constantes viajes y el desgaste de los torneos. El cuerpo también juega y, a veces, llega al límite y pide reposo.
“Un buen entrenador cumple un rol muy importante. Es una ayuda constante, un apoyo emocional y físico que siempre busca las maneras de mejorar. El tenis es un deporte individual y muchas veces se está solo dentro y fuera de la cancha”, expone. Lea: Los mejores puntos de Carlos Alcaraz para su pase a la final en Montecarlo
Satisfacción, tristeza, frustración, miedo y alivio son emociones que van de la mano y se pueden sentir al mismo tiempo. “Cuando tomas la decisión de ser profesional sabes que nunca será fácil”, expone y añade que “al ser un deporte costoso, deja de ser asequible para todos. La falta de apoyo por parte de los gobiernos, los costos de la infraestructura, del equipo necesario -entrenador, preparadores físicos, alimentación e indumentaria- hacen que la idea de ser parte del tenis y vivir por él deje de ser apetecible. Esa es una de las razones por las que son pocos los colombianos que llegan a pelear los grandes torneos del mundo”.

Para Alcaraz, tampoco ha sido fácil. Vivir de este amor lo tiene en una gran encrucijada y no tiene respuestas; solo están las ganas de vivirlo en la plenitud de la felicidad que siente con su raqueta en mano, disputándose cada pelota. Lea: El imponente récord que tiene Carlos Alcaraz en lo que va del 2025
Yo no quiero que me llamen el sucesor de Rafa. Quiero que me llamen Carlos Alcaraz Garfia”.
Carlos Alcaraz.
De este amor, heredado de su padre, ha recogido suntuosos reconocimientos: dos ATP World Tour Masters 250, seis ATP World Tour Masters 500, seis ATP World Tour Masters 1000, cuatro Grand Slam y una medalla de plata en los Juegos Olímpicos Tokio 2024. Pero, para ser como el Big Three, hay metas numéricas que no puede perder de vista.
¿Llegará Carlos Alcaraz a la mesa de los mejores de la historia sin vivir 100 por ciento del y para el tenis?
El documental Carlos Alcaraz: A mi manera está disponible en Netflix.