La Selección Colombia Femenina Sub-17 debutó este miércoles en el Sudamericano de la categoría con un empate 2-2 ante Argentina en el estadio Palogrande de Manizales. Aunque el resultado evita iniciar con derrota, dejó más dudas que certezas.
El equipo dirigido por Carlos Paniagua mostró imprecisiones, falta de ritmo y escasa rebeldía durante buena parte del compromiso. Apenas en el inicio del segundo tiempo hubo un atisbo de mejoría, pero fue insuficiente para marcar una diferencia sostenida en el juego. Lea: Boyacá Chicó y los amaños: amenazas y redes extranjeras en la mira
El partido comenzó cuesta arriba para la Tricolor. A los 18 minutos, Annika Paz marcó el 1-0 para la Albiceleste en una de las pocas jugadas de real peligro.
Desde entonces, el encuentro cayó en un bache de imprecisiones, con escaso brillo ofensivo y mucha confusión en ambos bandos. Colombia, sin claridad ni ideas, parecía extraviada en la cancha. Recién al minuto 85, un penal a favor cambió la historia: Ella Martínez ejecutó con firmeza y empató el duelo, encendiendo un impulso anímico que culminó con el 2-1, obra de un certero cabezazo de María Baldovino.
Pero la ventaja fue tan breve como dolorosa. En un descuido defensivo tras el segundo gol, Argentina encontró rápidamente el empate gracias a Dafne Cardozo. La Tricolor no supo sostener la remontada y terminó pagando con un resultado que pudo ser victoria, pero que se transformó en advertencia.
El 2-2 dejó un sabor agridulce. Si bien no se cayó en el estreno, el rendimiento colectivo sigue en deuda y la falta de concentración en momentos clave pasó factura. El equipo nacional deberá ajustar piezas y elevar su nivel si quiere aspirar a los cupos al Mundial de la categoría. El reto no es menor y el tiempo apremia. Lea: Así van los Playoffs de la NBA con el triunfo del Rockets
Este viernes ante Venezuela (7:00 p.m.), Colombia tendrá una nueva oportunidad para redimirse, corregir errores y mostrar una versión más sólida. El margen de error es escaso y la exigencia es máxima. La Tricolor está llamada no solo a competir, sino a crecer partido a partido.