Ichiro Suzuki, el legendario jardinero japonés, se ha convertido en el primer jugador de su país en ser elegido para el Salón de la Fama del Béisbol.
El martes, Suzuki rozó un resultado unánime en la votación de los escritores, quedándose a tan solo un voto de ser elegido de forma unánime. Este hito marca un momento histórico para el béisbol y para el deporte japonés, al reconocer la enorme influencia y éxito de Suzuki a lo largo de su carrera en las Grandes Ligas.
Junto a él, CC Sabathia y Billy Wagner también fueron seleccionados, alcanzando el 75% mínimo de los votos requeridos para ingresar al Salón de la Fama. Lea: Miguel Teherán dice: “yo me llamo Eugenio Baena”; tremenda imitación
Suzuki, quien ha sido una de las figuras más destacadas en la historia del béisbol moderno, ingresará al pabellón de los inmortales el 27 de julio, en una ceremonia que se celebrará en Cooperstown.
Él será parte de un grupo que también incluirá a Dave Parker y Dick Allen, quienes fueron seleccionados el mes pasado por el Comité de la Era Clásica. Estos logros de Suzuki no solo lo convierten en una leyenda dentro de las Grandes Ligas, sino también en un ícono internacional que traspasó fronteras y dejó una huella imborrable en la historia del deporte.
La carrera de Ichiro Suzuki en las Grandes Ligas comenzó en 2001 cuando llegó a los Marineros de Seattle, a la edad de 27 años. En su primera temporada, hizo historia al ser el único jugador junto a Fred Lynn en ganar el premio al Novato del Año y el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en la misma campaña.
A lo largo de su carrera, Suzuki demostró ser uno de los mejores bateadores de contacto de todos los tiempos, acumulando 3,089 hits en MLB, lo que le permitió sumar un total combinado de 4,367 hits entre su tiempo en Japón y las Grandes Ligas, superando el récord de las Grandes Ligas establecido por Pete Rose.
Suzuki también destacó por su consistencia y habilidades defensivas, logrando 10 selecciones al Juego de Estrellas y 10 Guantes de Oro. Con Seattle, los Yankees de Nueva York y Miami, acumuló un impresionante promedio de .311, 117 jonrones, 780 carreras impulsadas y 509 bases robadas. Su temporada de 2004, en la que conectó 262 hits, sigue siendo el récord para una sola campaña, un logro que resalta aún más su excepcional capacidad para poner la bola en juego. Considerado como uno de los mejores bateadores de la historia, Suzuki sigue siendo un referente del béisbol a nivel mundial.
Además de Suzuki, los otros dos jugadores elegidos para ingresar al Salón de la Fama fueron CC Sabathia, con el 86.8% de los votos, y Billy Wagner, con el 82.5%. Sabathia, un zurdo que brilló durante 19 temporadas, fue seis veces All-Star y ganó el Premio Cy Young en 2007, además de consagrarse campeón de la Serie Mundial en 2009. Por su parte, Wagner, un relevista de élite, fue reconocido por su impresionante carrera como cerrador, alcanzando 284 votos y convirtiéndose en uno de los pocos lanzadores en ingresar al Salón de la Fama principalmente por su rol como relevista.
Por otro lado, algunos jugadores quedaron cerca de la selección este año. Carlos Beltrán, uno de los más destacados de la era moderna, obtuvo el 70.3% de los votos, mientras que Andruw Jones alcanzó el 66.2%. Ambos jugadores continúan siendo fuertes contendientes para futuras elecciones.
La votación también reflejó la tendencia de los votantes de reconocer a los jugadores que dejaron un legado duradero en el béisbol, como lo demuestran las selecciones de Sabathia y Wagner. Lea: Caimanes, un título que sabe a Bolívar; ¡celébralo, curramba!
La inducción de Suzuki al Salón de la Fama representa un reconocimiento merecido a su excepcional carrera, que no solo impactó en las Grandes Ligas, sino que también contribuyó al crecimiento del béisbol a nivel global. Su éxito ha servido como inspiración para generaciones de jugadores japoneses que aspiran a seguir sus pasos en las Grandes Ligas. Con su entrada al Salón de la Fama, Ichiro Suzuki deja una marca indeleble en la historia del béisbol, asegurándose un lugar entre los más grandes de todos los tiempos.