El final del partido de ida entre el Deportes Tolima y Atlético Nacional estuvo picante, pues hubo conato de bronca, sin embargo, todo pudo terminar con normalidad. Una de las escenas que quedó grabada fue el cruce que tuvieron el técnico del Tolima, David González, con Alfredo Morelos, delantero del cuadro verde. No se sabe qué le dijo el entrenador al jugador, pero este último reaccionó dentro y después fuera de la cancha en la zona mixta.
“No, yo no voy a decir nada, ojalá Dios permita y me de la oportunidad de celebrar allá en Medellín y ahí sí voy a decir lo que me dijo para que la gente sepa la clase de persona que es David González”, indicó Morelos, quien solo jugó algunos minutos en el empate de ayer en el estadio Manuel Murillo Toro. Te invito a leer: En tablas terminó el juego de ida de la final entre Tolima y Nacional
“Supuestamente es un profesional, un técnico que tiene recorrido. Él hizo su carrera, yo he hecho la mía, fue mi compañero, pero tiene que respetar. Me quiso pedir disculpas, pero esas cosas conmigo no. Obviamente uno como ser humano se equivoca, pero decirle cosas a uno ofensivas y en un partido de una final, no tiene nada que ver con el fútbol, que es una alegría y que hay que disfrutarlo, porque es una ofensa demasiado grande. No voy a decir lo que dijo, él lo sabe. Díganle que allá nos vemos a ver si tiene las huevas de decirlo otra vez”, agregó el oriundo de Cereté, Córdoba.
Ante esta situación, González también se pronunció en la rueda de prensa posterior a este partido.
“Sobre el final del partido estaban las emociones demasiado altas. Me vi incluido en un alegato. Perdí un poco el temperamento y la cabeza. Es algo que no me había pasado desde que soy técnico. Fue un momento como de volver a ser el jugador que era. La verdad es que me siento apenado. No lo debí haber hecho, pero no tuve control”, expresó. Te invito a leer: Deportes Tolima y Nacional no se sacan ventajas en Ibagué
Nacional y Tolima definirán el título en Medellín en el duelo de vuelta que será este domingo. Se prevé un partido con los ánimos caldeados.