Con emociones encontradas se despidió de las canchas tras defender los colores del Junior de Barranquilla, y como fue imposible desligarse de su pasión profesionalmente, la cartagenera nacida en Estados Unidos, con raíces dominicanas, hoy en día es una de las periodistas deportivas de CBS Sports, y ahí, también es feliz.
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Agencia APChelsea Cabarcas heredó de su padre el amor por el fútbol y lo vive con tanta intensidad que no se percató del revuelo que ocasionó al revelar su secreto, su promesa más íntima, el deseo de su corazón. Lea aquí: La historia de la familia antioqueña que le dice “sí” a Cartagena
“...También le prometí a mi papá que cuando esté más estable en mi carrera de presentadora: algún día compraré nuestro equipo y los llevaré a la División A”, escribió en su publicación de Instagram.
Con la camiseta del Real Cartagena apareció en una emisión del programa donde trabaja, su padre no cabía de la felicidad cuando la vio. El amor de su vida estaba en televisión representando su tierra, sus orígenes y los colores de su equipo. Para ser hincha solo necesitas corazón y su padre tiene uno muy grande pintado de auriverde.
Ella no aguanta más, el deseo que tiene por ver al conjunto heroico en primera división no se compara con el de su padre, así que como no quiere verlo sufrir por su equipo, le prometió que iba a trabajar por verlo en la A. Las redes sociales se revolucionaron, al igual que el padre, y el hincha empezó a creer en nuevos aires de esperanza. Lea aquí: ¡Que viva la cumbia de Adriana Lucía!
Pero el interrogante fue el mismo para todo el mundo, ¿será verdad?, ¿será capaz de comprar el equipo?, quién es Chelsea Cabarcas, la exfutbolista y periodista que ama al Real Cartagena con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas?
La niña detrás del balón
De padre cartagenero y madre dominicana, nacida y criada en Nueva York (Estados Unidos), periodista por elección y futbolista por convicción.
“Me recuerdo con una pelota. Desde niña aprendí el amor y la pasión que profesa mi padre por este deporte, en especial, por el Real Cartagena, así que mi sueño era ser futbolista profesional y lo logré. A él lo recuerdo con su radio escuchando las narraciones, o frente al televisor viendo y viviendo los partidos, siendo feliz y sufriendo bastante”, cuenta y añade: “Hay muchos momentos felices en su vida y uno de esos fue la primera vez que me llevó al Jaime Morón”. Lea aquí: La metamorfosis de Daniela Ledesma, una cartagenera que trabaja por las mujeres
Detalla que la industria del fútbol en Estados Unidos es tan organizada que ser profesional no es fácil, pero se transita por un camino construido que lo hace posible. “Se está en academias y siempre se está jugando. Los equipos profesionales te están viendo y eso te permite pensar en la posibilidad de hacer carrera profesional. Yo tenía 17 años cuando viajé a Colombia con unas amigas colombianas. Yo no sabía que las iban a probar en un equipo pero al viajar con ellas terminé realizando pruebas y me escogieron. Por eso y por mi amor por Colombia, terminé en la Selección Sub 17″.
Los nuevos retos traen aprendizajes, momentos inolvidables y situaciones negativas que preferimos olvidar. Aun cuando la felicidad por vestir la tricolor era inmensa, la tristeza de “no ser lo suficientemente colombiana ni lo suficientemente gringa” para pertenecer nubló un poco la experiencia. Se permitió sufrir y aprender, llorar y levantarse, hasta que tuvo la oportunidad de pisar el terreno de juego y ante Venezuela sumar los primeros minutos con el combinado nacional. Ese momento no tiene precio y perdurará por siempre en su memoria, porque no hay nada más grande para un futbolista que defender los colores de su país, y es que la conexión entre la historia, la cultura y el fútbol trascienden los limites geográficos y le permiten a personas como Chelsea ser más colombianas que el sombrero vueltiao y más cartageneras que la champeta.
La mujer que sueña y trabaja
“Viví en Barú durante la pandemia y aprendí demasiado sobre la comunidad. Yo era una más y eso me permitió conocer de primera mano el talento que hay en nuestra ciudad y la falta de disciplina con la que crecen nuestros niños, porque para muchos el fútbol todavía no es una opción de vida. Para ser profesionales debemos ser dedicados, responsables y muy disciplinados. Antes que jugadores somos atletas y cuidar nuestro cuerpo es prioridad”, asegura. Lea aquí: Daniel Lema, la voz detrás del éxito musical de Rigo
Aunque ya no se pone los guayos todos los días para saltar al campo, jugar 90 minutos y sentir la adrenalina del encuentro, sueña con regresar a las canchas como profesional, para un último baile, con altura, jerarquía y con el respeto y admiración que merece el fútbol femenino: “Si me llaman, yo regreso. Y si es un equipo en Colombia, me gustaría que sea Millonarios, conozco el cuerpo técnico y me siento identificada con su filosofía. Pero estoy soñando con otras cosas y trabajando duro por conseguirlas”.
Chelsea Cabarcas quiere ser directora de un equipo de fútbol, estar ahí, en primera fila, para las decisiones importantes, por eso no ve tan descabellada la idea de comprar al Real Cartagena, pero en un futuro lejano, porque para un proyecto tan ambicioso se necesitan buenos recursos económicos. Lea aquí: TONADA: la agrupación que sueña con vivir del bullerengue
Aquel juego que tenía con su padre se puede convertir en una meta a largo plazo. Por ahora, se concentrará en ser una embajadora del Real Cartagena, llevando los colores del equipo a todas partes del mundo, mostrando que en la ciudad hay un equipo que merece estar en la A.