


Con sus 2 metros con 7 centímetros, infunde respeto en el montículo. Sus lanzamientos son fuertes, inteligentes y en la zona de strike.
Tayron Guerrero, ahora con los Medias Blancas de Chicago, confía en tener una muy buena temporada en el béisbol de las Grandes Ligas.
Aún no se sabe cuándo se reanudará la Gran Carpa, pero él ha entrenado fuerte en casa para no perder la forma y así estar listo cuando llegue el momento.
Nació en Bocachica, un corregimiento de Cartagena, en donde se levantó a punta de pescado. De ahí radica su fuerza en el brazo.
Guerrero, quien en 2019 estuvo en plan de relevista con Miami Marlins en 53 partidos, ponchando a 43 bateadores y ganando un juego, dialogó en exclusiva con El Universal.
¿Qué significó su paso por los Marlins en las Grandes Ligas?
- Los Marlins significaron mucho para mí porque me dieron la oportunidad de jugar en Grandes Ligas y así crecer, tanto personal como profesionalmente.
¿A qué le apunta ahora con los Medias Blancas de Chicago?
- Mis objetivos siguen siendo los mismos, yo sigo trabajando por mis sueños en lo que más me apasiona.
¿Qué rol cree que tendrá en esta novena?
- Seguir trabajando, Dios y el equipo tendrán la última palabra y los planes para mí.
¿Qué sabe de los Medias Blancas?
- Bueno nuestro compatriota y compañero José Quintana había jugado ahí y ya tenía varios amigos que había jugado con ellos.
¿Cómo ha sido su adaptación con el equipo?
- Ha sido súper buena, este equipo me ha tratado de la mejor manera posible y me siento cómodo aquí.
¿Qué tal han sido los entrenamientos en medio de la cuarentena?
- Desde que todo se paró por el coronavirus yo no he dejado de trabajar para poder estar listo si volvemos a jugar, obviamente con todas las protecciones. Sigo trabando fuerte mis lanzamientos y mi control.
¿Qué ha podido trabajar específicamente en la mecánica de su pitcheo?
- Seguir perfeccionando mi slider y pues agregar un cambio.
¿Qué tanto siente el cambio un lanzador en su paso de la Liga Nacional a la Americana?
- Para mí hasta el momento no ha habido diferencia porque sigue siendo el mismo béisbol y en la temporada es donde unos se da cuenta.
Estar cerca de José Quintana, de Chicago Cubs, en cierta forma le ayuda para sentir más apoyo...
- Pues tener a José cerca es algo bueno, tendría la oportunidad de verlo y pedirle algunos consejos, pues ya él conoce mucho más la ciudad y su experiencia en MLB es mayor que la mía. Mi relación con él es buena, hablamos cuando nos vemos o tenemos la oportunidad y me parece una buena persona.
¿Cuáles son sus principales ídolos en las Grandes Ligas?
- Admiro mucho a Julio Teherán y José Quintana, ellos fueron mis ejemplos cuando estaba en las Ligas Menores.
¿Hay buena semilla en el béisbol de Bolívar para seguir pensando en grande?
- Sí. Creo que hay mucho talento en Bolívar y hay muchos cerca de llegar a la Gran Carpa, con trabajo y sacrificio lo lograrán.
¿Con qué sueña en las Grandes Ligas en estos momentos?
- Sueño con jugar un Juego de Estrellas y poder ser un cerrador.
Tayron es derecho, maneja bien la recta y los cambios de velocidad. Debutó el 16 de mayo de 2016 con los Padres de San Diego. Ese día perdieron 5-1 ante Gigantes de San Francisco.
En el 2009, Marcial Del Valle, quien ha sido como un padre para él, logró la firma del espigado pelotero, quien fue descubierto por Betsatel Jaraba en los Juegos Corregimentales que organiza el Ider.
Él confía plenamente en sus condiciones y dará todo para ser figura con los Medias Blancas. Tiene talento de sobra y un potente brazo para poner a abanicar a sus adversarios.
En las Grandes Ligas ya ha dado qué hablar. Fue noticia el 15 de agosto de 2018 cuando todos los periódicos y portales de Estados Unidos hablaron de la potente recta del colombiano Tayron Guerrero, quien lanzó 104 millas por hora con los Marlins y se convirtió en el tercer pelotero de todos los tiempos en registrar un lanzamiento con esa velocidad, según reportó en ese momento la web oficial de las Grandes Ligas.
Según el portal web de la MLB, Guerrero igualó la velocidad fantasmagórica de los lanzadores Jordan Hicks, de los Cardenales, y del cerrador cubano Aroldis Chapman, de los Yanquis de Nueva York.