Después de tantos años de esfuerzo y trabajo, Harold Ramírez recibió una gran recompensa. Hoy está feliz disfrutando junto a su familia la oportunidad que la vida le brindó.
Hace exactamente un año estaba metiendo mano fuerte para tratar de debutar en las Grandes Ligas, algo que finalmente fue posible el 11 de mayo de 2019 en la derrota 4-1 de su equipo los Marlins de Miami ante los Mets de Nueva York.
Y ese mismo día, en el estadio Citi Field de Nueva York, Ramírez despachó su primer hit en cuatro turnos ante la presencia de 32 mil 501 espectadores. El sencillo se lo conectó al puertorriqueño Edwin Díaz en la novena entrada. Nunca olvidará ese momento.
Harold, quien ofició como jardinero izquierdo, comenzaría así un año muy bueno en el que lograría brillar con el guante y el bate aún y cuando los Marlins hicieran una pobre campaña.
Él pasó el examen con buenos números en el año de su debut, con 116 hits, 20 dobles, 3 triples, 11 jonrones, 50 carreras impulsadas y 54 anotadas. Su average fue de .276.
En temporada de vacaciones, Harold se mantuvo en forma, pues entiende que las oportunidades hay que saberlas aprovechar. Inició en febrero trabajos en los campos de entrenamiento en las Grandes Ligas en buen nivel, pero siempre pensando en dar más para llegar fino al inicio de la temporada.
“Gracias a Dios me estaba yendo muy bien en los entrenamientos, venía trabajando varias cositas que me van a permitir mejorar apenas empiece la pelota”, dice Harold, quien tiene 25 años y batea y lanza a la derecha.
Pero el coronavirus, como es sabido, aplazó el inicio de las Grandes Ligas, que estaba previsto para el pasado 26 de marzo. La fecha de inicio aún no se sabe, se dice que podría recortarse o cancelarse la temporada.
El cartagenero, nacido en el populoso barrio de Canapote, está que se juega. Se ha manejado como todo un profesional esperando que Dios, en el tiempo perfecto, le permita seguir disfrutando de lo que más le gusta.
“En épocas de vacaciones me mantuve haciendo gimnasio, con muchos ejercicios y me alimenté mejor y más sano que en los años anteriores”, agrega.
Apenas se escuche la voz de play-ball, Harold va en busca de los sueños trazados para su segunda temporada en la Gran Carpa.
“Mi objetivo personal es mantenerme saludable para obtener mejores números que el año pasado”, sostiene.
En el béisbol, como en cualquier deporte de alto rendimiento, hay que mejorar día a día y eso se hace con un planificación y trabajando de manera ardua.
“Debo ser más consistente con mi juego, eso es lo que he venido trabajando para mantenerme muy bien con el bate, la manilla y haciendo los lanzamientos”, comenta.
Lo que pudo observar de su equipo en los campos de entrenamientos lo dejó tranquilo y lleno de esperanza.
“Ahora nos vemos más competitivos, saldremos a darla toda al ciento por ciento en su momento, confiando en que los buenos resultados van a aparecer. El equipo firmó más lanzadores, infielders y outfielders. Ahora podemos decir que hay más velocidad y potencia en cada una de las posiciones”, concluyó.
Harold Ramírez jugó en Playa Blanca, Academia de Tampa y luego Cararín hasta que logró la firma al Béisbol Organizado con los Piratas de Pittsburgh. Ha representado a Colombia tres veces y a Bolívar en seis ocasiones.
Tiene claro quién fue el entrenador que más lo ayudó en su etapa de formación. “Carlos Ramírez siempre estuvo ahí enseñándome y aconsejándome”, dijo.
