Un cielo despejado, lleno de estrellas y con una luna altiva, invitada a la fiesta brava en la Monumental Plaza de Toros de Cartagena.
Más de media plaza llena y el público ávido de espectáculo, de arte, de temple. Pero los toros de la ganadería Alhama se rajaron, los toreros se estregaron e hicieron el show en la arena.
La tarde-noche fue de toreros, porque el encierro no llenó las expectativas. Y ahí en esa arena histórica triunfaron el diestro francés Sebastián Castella y el rejoneador paisa Andrés Chica.Castella, en el primer astado, de nombre Aquiles, de 470 kilos, puso toda su experiencia y salvó la corrida. Se plantó de rodillas con derechazos, naturales y prendió los tendidos. El oleeee, oleeee premió su entrega. Y con la espada fue magistral, certero. Los pañuelos blancos lo decían todo. La presidencia lo premió con dos orejas. Su segundo, para el olvido, sin casta, peligroso eso sí.
“Tuve la predisposición y el temple, ese fue mi secreto en el primero. Toree como me gusta. El segundo, mucho peso para nada”, dijo Castella.Chica, en el primero se lució con el caballo y su precisión con el rejón y las banderillas, pero falló con el rejón de ‘muerte’. En el segundo salvó la noche. Exquisito. Se ‘robó los aplausos del respetable. Dos orejas.
“Expuse los caballos, tenía mucha fe que podía salir triunfador”, dijo un emocionado Andrés Chica, quien repartía autógrafos y se tomaba fotos con sus seguidores.La reaparición de ‘Espartaco’ como se presagiaba. El maestro lo dio todo y se ganó una oreja. El primero sin codicia, pero al segundo, con 510 kilos, de nombre Salvador, le ganó porque exhibió toda esa pureza de torero fino que enarboló en sus años mozos. Una oreja, que el público aclamó. “En el primer ejemplar no me sentí a gusto, en el segundo estuve muy bien. Gracias por el apoyo”, dijo un emocionado ‘Espartaco’.
Luis Bolívar, sí que no las tuvo todas consigo. Se enfrentó a todos toros sin clase, peligrosos, que nunca embistieron y no dejaron que el diestro caleño se luciera.Fue una corrida de toreros, como ya se sabía porque el cartel era de lujo, pero... los toros dejaron su casta en la ganadería.

