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Cultural

Máximo Jiménez: 50 años del inolvidable éxito ‘El Indio Sinuano’

Una mirada investigativa al universo musical de Máximo Jiménez será compartida por Eduardo López Vergara en Unibac, este lunes, a las 4 p. m.

Máximo Jiménez: 50 años del inolvidable éxito ‘El Indio Sinuano’

Máximo Jiménez (1949-2021), el autor de la música de la célebre canción “El Indio Sinuano”, que cumple 50 años. //Fotos: Cortesía.

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Máximo José Jiménez (Montería, 1949-2021) vuelve a resonar por estos días al cumplirse medio siglo de su inolvidable canción “El Indio Sinuano”, compuesta por el escritor David Sánchez Juliao y musicalizada por el propio Jiménez. Su voz y su obra marcaron una época: el cantautor salió del país exiliado en Viena tras recibir amenazas de muerte por grabar canciones de protesta en las que reivindicaba la dignidad de los campesinos e indígenas del Sinú. Años después regresó a su tierra natal, donde falleció dejando un valioso legado musical.

En Cartagena, el profesor e investigador Eduardo López Vergara ha dedicado buena parte de su trabajo académico a estudiar las canciones de Máximo Jiménez. López Vergara es magíster en Filosofía de la Universidad del Atlántico (2021) y autor de la tesis “La ética como resistencia: la alteridad levinasiana en Máximo Jiménez Hernández”, en la que explora la dimensión ética del “otro” como fundamento de la acción humana. Es filósofo de la Universidad de Cartagena (1999). Lea también: Rafael Ithier: recuerdos de sus amigos cuando visitaba Cartagena

Desde el año 2000 es docente de la Universidad de Cartagena y de otras instituciones de educación superior de la ciudad. Investiga en los campos de la ética, la filosofía política y la estética, y es coordinador del programa radial Música del Patio en UDC Radio, espacio desde el cual, desde 2009, se difunde la música de acordeón del Caribe.

¿Cómo fue su primer encuentro e impacto con la música de Máximo Jiménez?

-La primera vez que escuché la música de Máximo fue a después de mediados de los 70, cuando “El Indio Sinuano” y “El Burro leñero” estaban de moda en el departamento de Córdoba, y al mismo tiempo era una especie de delito escuchar esas canciones, pero siempre había gente en el pueblo que tenía esos álbumes de Máximo.

Cuéntenos cómo fue la tarea de reivindicar la vida y obra de este excepcional músico del Sinú.

-Cuando comencé la maestría en filosofía en la Universidad del Atlántico, el profesor francés Stéphane Douailler nos pidió un trabajo para evaluar el módulo y yo usé la historia narrada en “El Indio Sinuano” para ese trabajo y me sugirió que se convirtiera en mi tesis de maestría. Así empezó la aventura por el reconocimiento y exaltación del músico de Santa Isabel, un corregimiento de Montería. Todo lo que se ha escrito o los documentales que se han hecho sobre Máximo es poco para lo que realmente se merece. Desafortunadamente, esos casi veinte años de exilio le pasaron factura en la sociedad cordobesa y a la sociedad colombiana. He hablado bastante con Máximo, su hijo, para hacer pequeñas cosas que al final sumadas serán grandes cosas. Lea también: El Pinturero, el torero que iba a saltar en paracaídas en La Serrezuela y murió

¿Cómo fue la relación de Máximo Jiménez con Orlando Fals Borda y David Sánchez Juliao?

-En relación con esos dos grandes cultores sabaneros, uno desde el arte y el otro desde la academia; hay que decir que Máximo llegó a la Fundación la Rosca (Fundación creada por Víctor Negrete y Orlando Fals Borda, entre otros), a través de David Sánchez Juliao. Sánchez le pidió a Máximo que le musicalizara una canción que escribió para un documental llamado “El Indio del Sinú”, pero tenía que ser una canción lamento. Luego vino la contratación por parte de la Fundación para grabar cinco trabajos discográficos de corte social o protesta para que sirviera de enlace para el proyecto de investigación de Fals Borda, en la reivindicación del pueblo sinuano.

¿Qué otras composiciones realizó Máximo Jiménez?

-Máximo grabó 10 trabajos discográficos, en los cuales hay 124 canciones, y se puede decir que todas tienen un mensaje social, hasta las que se narran situaciones románticas o cotidianas. Lo que hizo que Máximo se convirtiera en el mayor cultor de la canción protesta fue su compromiso por la reivindicación de los pueblos. Todo se inició con el trabajo discográfico “El Indio del Sinú”, hace 50 años y hasta su muerte el 27 de noviembre de 2021, tuvo siempre la convicción de un mejor país posible. Pero también se encuentran canciones como: “El Burro Leñero”, “Las Escrituras”, “La Campana Descompuesta”, “Confesiones de un terrateniente”, “Me dijo un terrateniente”, “El Boche”, “El Estado colombiano”, “Los algodoneros”, “Usted, señor presidente” y muchas otras. Lea también: La historia de Ismael Rivera, el Sonero Mayor, que dejó huella

¿Cuál cree que es el gran aporte de Máximo Jiménez a la música regional y nacional?

-Su trabajo discográfico marca un hito en la historia de Colombia, antes de que Fals Borda llegara al departamento de Córdoba y Sucre con las dos fundaciones de trabajo investigativo: Fundación de Caribe y Fundación La Rosca, los pueblos de esos departamentos no sabían en su mayoría que vivían alienados al capricho de un hacendado explotador, que los tenía convencidos que esa era la vida que les había tocado y que debían vivirla con resignación. Al salir la canción: “El Indio Sinuano”, se inició una especie de reconocimiento y autoreconocimiento social que llevó a que los campesinos empezaran a tomar la tierra para exigir los derechos sobre las mismas, que como dice en una de sus canciones: “La tierra tiene que ser del hombre que la trabaja, esa consigna hay que defender porque las tierras fueron robadas”.

¿En qué contexto social y político, el músico huyó de Colombia hacia Austria?

-Él tenía el compromiso de grabar cinco trabajos discográficos a la Fundación La Rosca. Desde su primer trabajo, se volvió un problema para el establecimiento que lo persiguió desde la salida del “El Indio del Sinú”, fue encarcelado muchas veces, acusado de pertenecer a grupos guerrilleros, pero nunca se pudo probar nada. Cuando salió el trabajo “Le Quitaron su Chocó”, en 1980, la institucionalidad, le hizo prometer que durante cinco años no podía grabar una sola canción protesta, y así lo hizo, en 1986 grabó “La Herramienta del Pobre” cuando ya los paramilitares estaban en proceso de consolidación, llegaron los atentados, de los cuales salió ileso, y le tocó salir del país, cuando el resto de la familia estaba en el mismo proceso de salida, asesinaron a su hermano José Jiménez, que era el cajero del grupo.

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